La Biodiversidad es la riqueza de especies de seres vivos que puebla un pedazo de suelo. Por tanto, la variedad de la vida que habita el planeta constituye la Biodiversidad de la Tierra.
Los seres vivos están organizados en ecosistemas que son los responsables de la existencia de la vida en el mundo, ya que producen los recursos básicos, el aire y agua limpios, los productos que consumimos…
En nuestras manos está el hacer resurgir especies como nuestra autóctona perdiz roja.
Mantienen y regulan los procesos de reciclaje y depuración de los elementos y además controlan los fenómenos meteorológicos extremos. Para el cazador la Biodiversidad lo es todo: su anhelado escenario, su regla ética, su diana de actividad…
La defaunación del planeta, la pérdida de Biodiversiad como consecuencia de la crisis ambiental que vivimos, ha dejado al cazador sin legitimidad para su actividad. Como a la vida silvestre, la actividad económica global empuja al cazador a su extinción.
La pérdida de Biodiversidad es también la eliminación del cazador, de la naturaleza, de la caza natural. El drama de nuestro tiempo que no queremos ver. ¿Qué expectativas tenemos?
Si examinamos con atención los datos cuantitativos, la realidad es aplastante. Sin embargo, nadie lo quiere oír. El problema radica en que el paso del tiempo es un proceso continuo y progresivo que nos empuja a creer que nada ha cambiado.
Pregunte por la historia de la caza en su coto: ¿cuántos cazadores había antes y cuántos hay ahora? Si extiende esta cuestión a una superficie mayor, ¿la contestación es la misma?
Tenemos que considerar que muchos de los cazadores actuales sólo conocen las piezas producidas en cautividad. En consecuencia, su caza no se trata de animales silvestres generados por el campo.
Los más optimistas nos van a hablar de que ahora hay más abundancia de animales de caza que hace 25 años. Es cierto para las especies de caza mayor, sobre todo para jabalíes y corzos, también para predadores como los zorros y urracas, además puntualmente en alguna localidad donde los conejos o palomas son plaga.
La diversidad de animales cinegéticos silvestres comprende bastante más fauna. La mayoría de estas especies desaparece o se encuentra en un marcado declive, salvo algunas excepciones.
LA LUCHA POR LA CONSERVACIÓN
La ética en la caza natural está asociada a la conservación de la Biodiversidad. Al público nadie le ha explicado que los precios que los cazadores abonan por los trofeos de caza mayor sustentan los ecosistemas, la Biodiversidad, paisajes y población rural donde viven esos animales.
Es importante certificar esta actividad y el soporte que permite para salvar a los espacios protegidos y reservas naturales. Todo esto debe cuantificarse objetivamente y explicarse de forma transparente. Lo mismo debe hacerse con las reservas de aves acuáticas y su caza natural. En el caso de las especies comunes que viven en espacios profundamente transformados y se encuentran en declive, la situación es distinta.
Sin una aplicación de la PAC comprometida con la preservación de la vida silvestre, la recuperación de nuestra fauna seguirá siendo una utopía.
Los cazadores tienen que explicar su lucha por la conservación de la caza menor y la naturaleza en los agrosistemas. Este asunto es complejo y difícil de exponer por la gran cantidad de controversias que implica.
Pero precisamente es el más ejemplar para mostrar a los ciudadanos: la labor de los cazadores por la conservación de la Biodiversidad. En los paisajes hay distintos elementos que permiten la subsistencia de la vida silvestre.
Si estuviésemos en un espacio poco alterado por la actividad humana, encontraríamos en los ecotonos puntos calientes de Biodiversidad, lugares donde la abundancia de especies es mayor.
Los ecotonos son superficies de transición entre las unidades homogéneas de hábitats. El hombre ha hecho desaparecer los ecotonos para tener más superficie de cultivo, pasto o forestal.
Sin embargo, en los paisajes podemos encontrar multitud de restos de los antiguos ecotonos, que es imprescindible conservar si queremos salvar a la vida silvestre. Las márgenes entre las parcelas de cultivo, las islas con vegetación natural, las laderas, los montículos, los tozales, los arroyos, las veredas… son algunos de ellos. La PAC, las concentraciones parcelarias y las transformaciones agrarias los hacen desaparecer.
A diferencia de la aplicación de la PAC en España, en nuestros vecinos europeos existen pagos compensatorios para estas superficies.
Por ejemplo, en Inglaterra por hectárea dedicada a: mezcla de flores para producir néctar (690,7 euros), márgenes (774,5 euros), parcela para nidificación de avefría y alcaraván (708,3 euros), conservación de rastrojos en invierno (589,3 euros), enriquecimiento de márgenes con flores (728,6 euros), siembras para alimento invernal de aves (915,1 euros), cultivo de plantas anuales (719,1 euros), leguminosas con dos años de rastrojo (705,6 euros), mezcla de semillas para alimentación otoñal de las aves (743,4 euros), mezcla de semillas para aves (1.044,8 euros), bandas de protección para la fauna de cuatro a seis metros de ancho (477,1 euros), tiras sembradas para la fauna en pastizales (779,9 euros), franjas de 12-14 metros de ancho de protección en cursos de agua (692,1 euros), cultivos para cobertura invernal (154,1 euros), dejar inundada la parcela (873,2 euros), márgenes forestales de la parcela cultivada (436,6 euros), perímetro de zonas húmedas (677,2 euros)… Y hay más de 90 unidades similares de pagos disponibles para mejorar la naturaleza mediante la PAC.
La legislación exige medidas de compensación por la pérdida de naturaleza, a la vez que crea vericuetos para que nunca se cumpla la necesaria restitución natural.
Las sociedades de cazadores luchan por conservar estos espacios naturales con muy diversas actuaciones. La Biodiversidad de los agrosistemas depende de ellos.
Precisamente, la Biodiversidad de las zonas agrarias es la más amenazada del planeta. Allí son muchas las agresiones que sufre la vida silvestre y, por tanto, tienen que ser cuantiosas las actuaciones de los cazadores para conservar las poblaciones cinegéticas.
Es importante revelar a los ciudadanos esta lucha oculta para conservar nuestra naturaleza.
La supervivencia de un sinfín de especies está en juego. Debemos ser conscientes de ello.
¿QUÉ ES LA CAZA NATURAL?
Por su parte, la caza natural es el aprovechamiento sostenible de las poblaciones de fauna silvestre.
Dentro de esta actividad hay diferentes casos. El que históricamente ha dado más beneficios y tiene más reconocimiento social es la caza que se practica sobre los animales que se han convertido en una plaga y producen daños a los bienes del hombre.
En este escenario el cazador está bien visto y se le considera un agente controlador de las lacras. Tradicionalmente, los cazadores se vuelcan hacia estas oportunidades, ya que ofrecen innumerables ventajas: facilidad de acceso a los permisos, trato afable desde la propiedad del terreno, pequeño gasto económico, abundancia de lances, protección legal…
Ser cazador oportunista no siempre es posible, sólo es factible cuando de alguna especie existe abundancia excesiva y genera problemas. En esas condiciones, la caza pierde todo el interés que generan la dificultad y la incertidumbre.
El cazador especialista es aquel que asume los retos de mayor obstáculo. Y gracias a su tenacidad y habilidad, alguna vez consigue el éxito. La caza natural en un medio rico en Biodiversidad ofrece este tipo de aventuras.
Cuando la población de animales no es sostenible, se suprime su caza. La contrariedad surge porque en la actualidad desaparece la Biodiversidad. Las poblaciones de animales cinegéticos se extinguen.
En ese punto, cuando la población no es sostenible, la caza natural se anula, ya que no es aceptable que la actividad contribuya a la desaparición de la especie.
La ética de la caza natural está íntimamente asociada a la Biodiversidad, a los espacios rurales cuidados, a los paisajes sanos, al aire y al agua limpios… Son estos los ambientes que el cazador demanda y ama.
Los cazadores luchan por proteger los hábitats de la fauna silvestre en su coto de caza. Nada de todo esto lo conoce la sociedad. La gente no es sensible a la defaunación del medio rural, a la pérdida de su naturaleza.
A las personas sólo les importa el dinero. No se preguntan por las implicaciones que ese dinero tiene sobre la vida silvestre que habita el medio rural.
Para comer “jamoncito” asequible hace falta criar cerdos industriales, que consumen mucho pienso y producen abundantes deshechos, y el purín es el estiércol líquido que se origina en las granjas de cerdos, el “chapapote” del medio rural.
Su aplicación no sólo satura de olor fétido durante días el ambiente, sino que también cubre el suelo con un manto negro fecal. La legislación obliga al volteado inmediato del suelo en las parcelas después de la aplicación del purín.
Contrariamente a esto, generalmente las parcelas agrícolas permanecen varios días cubiertas por el manto de purín antes de proceder a su enterrado. Esta contaminación fecal por purín termina con la vida silvestre, igual que la pulverización de pesticidas desde avioneta y helicóptero, también prohibidas por la legislación.
Si un manto de purín cubre el suelo, todas las semillas, raíces, tallos, hojas y flores quedan impregnadas y contaminadas.
La persistencia del cazador cuidando la naturaleza y sus poblaciones silvestres son un ejemplo envidiable.
Cualquier animal que coma estas semillas, raíces, hojas… también ingiere una gran cantidad de bacterias fecales, con alta probabilidad de que algunas sean patógenas, por lo que seguramente para este animal silvestre terminarán pronto sus días.
El purín es un abono barato que permite a los agricultores mejorar su economía. Sin embargo, cuando no lo entierran (o inyectan) inmediatamente después de su distribución en la parcela, pierden el 70% de su nitrógeno y contaminan a la vida silvestre.
Todo el mundo se niega a ver que el purín, como todos los desechos que produce la actividad humana, son un grave problema para la naturaleza y la vida silvestre. Actualmente, está de moda prestar atención a las emisiones de CO2 que producimos usando los combustibles fósiles.
Este residuo está modificando totalmente la Bioesfera (conjunto de ecosistemas del planeta). Las previsiones más optimistas proyectan que sólo él en los próximos años va a ser responsable de la desaparición del 6% de las especies de fauna que pueblan la tierra.
Sin embargo, los hombres no son capaces de afrontar este problema y ponerle remedio, prefieren coger dinero. Espacio con caza natural y Biodiversidad
¿Qué podemos esperar de la caza natural? El conjunto de las poblaciones de fauna silvestre constituyen la Biodiversidad, clave para los servicios y productos que crean los ecosistemas.
De estos servicios y productos depende el bienestar humano. La salud de las personas necesita aire y agua limpios… y los hombres consumimos alimentos, madera y muchos otros elementos que producen los ecosistemas.
La seguridad frente las catástrofes naturales depende de la regulación de los ecosistemas de la meteorología (avenidas, inundaciones, precipitaciones agresivas…). La caza natural exige la conservación de la Biodiversidad y de la naturaleza, y los cazadores deben crear la sensibilidad y conciencia social para conservar la naturaleza.
En los últimos años, los cazadores han escondido su condición en la sociedad acomplejados por el “síndrome Bambi”. La mentalidad de la gente urbanita ha dado mucho juego para confundir a los cazadores y al mundo rural sobre sus principios y valores.
La crisis ambiental subyace en la demanda de recursos naturales a bajo coste, sin pagar los daños que esa explotación ocasiona en la naturaleza. Para avanzar en la conservación de la naturaleza en el mundo rural, es imprescindible mostrar el origen del problema a la gente y los núcleos urbanos, en el debate de la economía de los recursos naturales, de los precios del mercado, de la responsabilidad de este sistema en la destrucción de la Biodiversidad…
Los cazadores deben convertirse en una figura incómoda para la vida moderna que se sustenta en la destrucción de la naturaleza. La gente no quiere oír nada de su responsabilidad sobre la muerte de los ecosistemas y de la vida silvestre.
Ellos prefieren refugiarse bajo el paraguas de la “mentalidad Bambi”, coger la mayor cantidad de dinero posible y echar la culpa de la extinción de la fauna a los cazadores, quienes tienen la responsabilidad de hacer llegar a la sociedad que se necesita mayor educación sobre la naturaleza, el mundo rural, la biodiversidad y los recursos naturales para concebir las consecuencias del sistema productivo actual.
A pesar de tener a toda la realidad en su contra, el cazador no debe desanimarse por las dificultades. Su persistencia cuidando la naturaleza y sus poblaciones silvestres son un ejemplo envidiable.
En cada caso hay que ajustarse a las posibilidades reales. Es imprescindible sentirse a gusto con los logros en el coto, transmitirlos y difundirlos, disfrutar de la caza natural por su calidad, respetarla y defenderla y perseguir las metas para conservar la caza natural y la Biodiversidad, de forma que sean coherentes con la capacidad y los recursos.
¿QUÉ ES EL “PRESTIGIO DEL CAZADOR”?
Tiene que desempeñar una figura clave en la resolución de la actual crisis ambiental, arrimar el hombro con código ético para criticar y revelar la responsabilidad del hombre en la crisis de la Biodiversidad.
Tenemos que contribuir aportando soluciones acertadas y mostrando ejemplos de conservación y producción de Biodiversidad. Sólo con resultados probados, con criterios de excelencia, con un método científico, podemos demostrar a la sociedad la dirección acertada .
Los cazadores tienen que explicar su lucha por la conservación de la caza menor y la naturaleza en los agrosistemas. Este asunto es complejo y difícil de exponer por la gran cantidad de controversias que implica.
¿CUÁNTO DURARÁ LA CAZA NATURAL?
La caza se mantendrá todo lo que seamos capaces de mantener el deseo de naturaleza y Biodiversidad. Posiblemente, la caza natural va a convertirse en un bien escaso, sólo accesible a unos pocos privilegiados.
Los animales silvestres necesitan un espacio rural sano que estará fuera de la realidad para la mayoría de los hombres. ¿Cómo vas a cazar si no queda nada? Antes de llegar a esta situación en la que las cargas, la ausencia de animales silvestres y su hábitats sea una verdad incontestable, podemos modificar la gestión del coto de caza.
Hay que conocer y controlar los recursos actuales y la capacidad para generar normas dentro de la sociedad de cazadores. Nuestras expectativas de caza natural en el futuro dependen de la realidad actual del coto, de la ideología y la integridad de los cazadores.
Creer que la naturaleza tiene capacidad de regenerar a las poblaciones de animales por si misma, sin tener en cuenta los efectos de la pérdida de Biodiversidad y de la destrucción de los hábitats como consecuencia de las actividades económicas del hombre es un error.
Creer esto cuando sabemos que no es cierto porque en la mayoría de lugares se demuestra lo contario, saber que estábamos equivocados y empeñarnos en presentar la realidad retorcida para hacer ver que teníamos razón, acelera la defaunación.
Hay que replantearse las opiniones que no reflejan la realidad y ser conscientes de los propios errores. ¿Cómo vamos a reaccionar ante el problema de la crisis ambiental?
Con una actitud abierta, capaz de afrontar la realidad de los hechos, de analizar datos objetivos, de considerar los riesgos, de reconocer la tendencia de las poblaciones de animales silvestres, de valorar los impredecibles (que son muchos). Sólo con una experimentación audaz y persistente podremos salvar la caza natural.
Sin una aplicación de la PAC comprometida con la preservación de la vida silvestre, la recuperación de nuestra fauna seguirá siendo una utopía.
¿PODEMOS SALVAR LA CAZA NATURAL Y LA BIODIVERSIDAD?
La unidad de acción es nuestro coto, las dificultades a las que nos enfrentamos para salvar la caza natural y la Biodiversidad son comunes al conjunto de cotos vecinos que ocupan una comarca (unidad biogeográfica).
Debido a la interdependencia de los animales que pueblan los cotos de la comarca, necesitamos una referencia común en entre todos ellos para llegar a compromisos. La inclusión responsable en un plan de acción global para preservar la caza natural y la Biodiversidad es indispensable.
Cada coto es autónomo y toma sus propias decisiones de gestión a la vez que acepta las decisiones comunes (de los otros) para proteger la naturaleza. Necesitamos el control colectivo del grupo de cotos asociados para disminuir los impactos negativos sobre la naturaleza. Intervenimos sobre las decisiones de los cotos de la comarca y los cotos de la comarca intervienen sobre nuestras decisiones de gestión.
En la inclusión del coto dentro de un plan comarcal de gestión se deben redefinir los intereses de nuestro coto y de los vecinos, se pueden compartir servicios (vigilancia, guardería, control de predadores…), se deben definir estrategias para orientar los usos agrícolas, ganaderos y forestales, se tienen que identificar los problemas más graves para producir Biodiversidad y fauna silvestre con el fin de buscar remedios conjuntos…
Se trata de armonizar la gestión cinegética comarcal para esclarecer los problemas y enfrentarnos conjuntamente. La gestión comarcal tiene que mantener la producción de Biodiversidad y fauna silvestre, evitando su caída y desaparición. Debemos sanear los hábitats de la fauna silvestre y enfrentarnos a los factores que los destruyen y hacen desaparecer. El conjunto comarcal de cotos tiene que conseguir una interacción positiva entre ellos para favorecer a las poblaciones de fauna silvestre y erradicar el furtivismo.
Dr. Jesús Nadal (UdL)