Si hay algo que caracteriza a esta modalidad cinegética es la perfecta simbiosis entre halconero, perro y ave para lograr su objetivo: dar caza a la escurridiza patirroja.
Una bella “sintonía” que conoce a la perfección Fran Bolinches, un distinguido cetrero y criador de rapaces con quien hemos tenido el privilegio de cazar.
Una de las modalidades más seguidas y practicadas por los aficionados a la cetrería en nuestro país es la caza de la perdiz roja por altanería. Sin duda, el territorio español ofrece una cantidad inigualable de zonas acotadas donde podemos practicar la caza con halcones en su máxima expresión.
Las dos Castillas, Andalucía, Murcia, Cataluña o Extremadura ofrecen al cetrero diversas posibilidades, entornos y opciones para practicar esta emocionante modalidad de caza. En esta ocasión, para acercarnos a esta modalidad y conocer los entresijos de este arte, contamos con la experiencia de uno de los halconeros de referencia en el panorama internacional.
Fran posando junto a dos de sus halcones estrella.
Fran Bolinches, miembro del Real Gremio de Halconeros de España, es un especialista y un apasionado de esta modalidad. Al margen de buen cetrero, Fran combina esta actividad con su centro de cría, donde reproduce especies como los shaheen, minor, scotish, gerifaltes, híbridos, etc.
Su pasión hacia este tipo de caza, combinada con su carácter innovador, le han llevado incluso a desarrollar y comercializar material para la cetrería, como son sus muñequeras y lonjas de seguridad o las pihuelas de kevlar usadas ya por un gran número de cetreros de todo el mundo.
Con él disfrutamos de unas clases magistrales en una jornada llena de lances y emoción viendo volar a sus halcones.
La importancia del entrenamiento
La caza de la perdiz por altanería requiere de unas condiciones y un entrenamiento muy particular de los halcones. Como en casi cualquier modalidad de caza, uno de los principales factores es el terreno donde se va a practicar. Los llanos acompañados de zonas con matorral bajo, los campos de siembra y las grandes extensiones con quebradizos, márgenes sucios y perdederos son el terreno ideal para la práctica de esta modalidad. “De todas la zonas donde he cazado, sin lugar a duda la mejor para mí es la zona de Albacete.
Dispone de llanos interminables, terrenos de secano, extensos, sin heridas y con una densidad de perdiz justa, ideales para la caza con halcones”, nos comenta Fran. El entrenamiento requiere de una constancia, y solo cuando han transcurrido varias sesiones de adiestramiento es cuando el halcón empieza a dar más de sí.
La frecuencia de los vuelos diarios proporcionará al ave la musculación necesaria para sentirse fuerte a la hora de tomar altura y realizar los lances. Obviamente, una buena alimentación, unos correctos cuidados y un peso acertado permitirán que el halcón salga a cazar con plenas garantías de éxito.
Respecto a este entrenamiento, Fran nos explica: “Alternar vuelos de entrenamiento y caza es, desde mi punto de vista, la opción ideal. Con los vuelos de entrenamiento, donde tú tienes el control de la presa, consigues mantener las alturas que deseas, pues eres más estricto y disciplinado a la hora de servir.
Solo practicando la caza puedes caer en la tentación de levantar las presas aun no estando el halcón en la altura deseada, pues la emoción del momento te puede”. La técnica, aunque a priori sencilla, requiere de destreza y mucha práctica. Podríamos decir que existen tres etapas claramente diferenciadas: la búsqueda de la presa, el vuelo del halcón y, por último, el lance.
Sin duda alguna, la búsqueda del bando es la parte más “romántica” de esta modalidad. Batir el terreno, observar con prismáticos y detectar el bando idóneo es probablemente la parte más complicada.
Una vez localizado, el halcón es soltado. Mediante su vuelo inicial y mientras comienza la ascensión, fijará las presas, haciendo que éstas permanezcan inmóviles por miedo a ser detectadas por el ave de presa.
Con un buen perro de muestra se comienza a batir campo, mientras el halcón toma altura y acompaña al cetrero en otro de los momentos más bellos. Cetrero, perro y halcón en sintonía. Esta tarea concluye en el momento en el que nuestro perro hace muestra o la perdiz se levanta ante la presencia del cetrero.
Es entonces cuando llega el colofón a esta obra maestra de la caza: el halcón, situado en las alturas y centrado sobre perro y cetrero, realiza un vertiginoso picado sobre la perdiz que acabamos de levantar.
¿Peregrinos o híbridos?
Como si se tratara de religiones, para esta modalidad de caza encontramos a los “creyentes” en los halcones peregrinos y a los “creyentes” en las hibridaciones, sobre todo en los gerifaltes hibridados con peregrinos.
Halconero, perro y rapaz: una “sintonía” perfecta. En la instantánea, Fran Bolinches cazando perdices junto a su perro y su halcón.
Como casi en cualquier cosa de la vida, todos tienen sus pros y sus contras. Los más puristas, amantes del arte milenario y de las escenas de caza que nos enseñó Félix Rodríguez de la Fuente y su escuela, no sucumben al poderío que muestran los híbridos en su potencia de vuelo y en su capacidad de aprendizaje, sino que prefieren la nobleza, la pureza y la nostalgia que los halcones peregrinos nos enseñan cada vez que despliegan sus alas y rompen el cielo con sus vertiginosos picados.
Con el auge de la cría en cautividad, otras especies, como los barbary o los red napped shaheen (shaheen de nuca roja) son también usados con mucho éxito. Estos últimos, en los que Fran es un experto criador, proporcionan otro tipo de cualidades muy apreciadas, destacando su vuelo eléctrico, su alegría en el batir de alas y su agresividad en el ataque.
“En mi opinión, todas las especies tienen sus cosas positivas. Los híbridos presentan un vuelo más potente y mayor envergadura, mientras que, por ejemplo, las hembras de peregrino, además de unos picados normalmente más vistosos, poseen unas manos más grandes, mejor armadas, que les permiten trabar a las presas con mayor facilidad.
Aun así, para mí lo ideal son las hembras de shaheen con pesos rondando los 700 gramos y con un vuelo más ágil, acrobático y quizás con mayor agresividad en el ataque. El hecho de ser aves originarias de zonas desérticas hace que lleven grabado a fuego que las oportunidades de caza son justas y contadas.
Aunque, en realidad, cualquiera de ellas es válida para esta modalidad de caza”, afirma Fran. Y no le falta razón. Si observamos los diversos campeonatos que se celebran durante la temporada en España, podremos observar cómo los híbridos han ido ganando terreno a los peregrinos, barbary y shaheen.
No obstante, en la actualidad hay un equilibrio en cuanto al número de altaneros que utiliza cada una de estas aves, siendo minoritarios los que ya se han adentrado en la caza de la perdiz con los barbary o red napped shaheen.
Un triángulo equilátero
Sobre esta sintonía, Fran nos explica que “el perro es importante para la localización de la presa. La belleza de ver trabajar a los dos animales en completa sincronización es espectacular. Hay veces que puedes observar cómo el halcón va siguiendo al perro o incluso cómo el perro está pendiente de la posición del halcón.
Se produce una verdadera simbiosis”. Aunque hay muchas leyendas e historias sobre los halcones y la cetrería, la realidad es que un buen halcón en forma y muy bien entrenado podría capturar no más de dos o tres presas en una jornada de caza.
“No importa la percha, lo realmente emocionante es disfrutar del lance, y yo soy de la opinión de cebar bien al halcón en un único lance si éste ha merecido la pena”, concluye Fran.
El desconocimiento acerca de este arte milenario provoca que la cetrería esté vista de una forma injusta en muchos de los círculos cinegéticos.
Basta con disfrutar de una jornada de caza al lado de un buen cetrero para darnos cuenta de que estamos ante una de las modalidades de caza más apasionantes, emocionantes y bellas que hoy por hoy se pueden practicar.
Texto: Vicente Aragó
Fotos: Fran Bolinches