Tarro canelo y ganso del Nilo, dos especies en expansión poblacional

 

En cuanto a sus distribuciones geográficas, decir que el tarro canelo nidifica en el noroeste de África, desde el extremo sureste de Europa y Turquía, a través del Asia meridional y central, hasta la China occidental y Mongolia.

Al norte, alcanza el lago Baikal y al sur ocupa las planicies tibetanas, el norte de Irán e Irak, invernando en las llanuras desde el sur y este de China y Afganistán hasta al oeste de Irán, en Turquía, en el sur de la Federación Rusa y en el valle del Nilo hasta Sudán y Etiopía. Por su parte, el ganso del Nilo ocupa toda el África tropical hasta el sur del Sahara.

En consecuencia, mientras que la presencia de estas especies en España se considera normal en el caso del tarro canelo, pues puede localizarse en nuestro continente, por el contrario con el ganso del Nilo esto no ocurre así, ya que su distribución geográfica se extiende sólo por el continente africano. Pasaría a tratarse como especie alóctona o exótica, es decir, la introducida en una zona fuera de su área de distribución natural pasada o presente.

 

Dos anátidas muy desconocidas.

Escasos han sido los datos que pude encontrar en la bibliografía española sobre el tarro canelo. Interesantes son los que figuran en el libro de José Arévalo y Baca, Aves de España, editado en 1887: “en Sevilla es algo abundante, y según el Sr. H. Saunders, cría en Sanlúcar. En Málaga suele verse alguna vez durante el verano, y hace años habitaba en la laguna de Fuente-Piedra. En Valencia es muy raro y sólo de paso accidental.

El Sr. Vayreda asegura que es de paso accidental en Gerona los inviernos rigurosos”. Abel Chapman y Walter J. Buck en su libro La España Inexplorada, de 1989, lo mencionan así: “son vistos aquí (se refieren al sur de España), durante todo el verano, pero no hemos conseguido descubrir sus lugares de cría. Son comunes, los adultos y las crías, en la Laguna de Medina en agosto y en septiembre”.

El Atlas de las Aves de España (1975- 1995) de la SEO/BirdLife, publicado en 1997, lo considera especie adicional, apuntando que, aunque no existen pruebas, posiblemente en tiempos nidificara en el centro y sur de nuestro país, y que las marismas andaluzas constituyeron en su momento su cuartel de invernada regular, con cientos de ejemplares entre agosto y marzo, procedentes, quizás, de Berbería.

 

Tarro canelo

Tarro canelo

 

Añade que, entre 1982 y 1994, hay 25 citas homologadas en la península, una en las Baleares y otra en Canarias, con un total de 56 individuos. Indica que es común en cautividad, que cuenta con una población asilvestrada en Holanda y que, por ello, se hace muy difícil aventurar el origen de las citas. Finaliza apuntando que en Fuerteventura (Islas Canarias), de 1994 a 1996, se observaron pollos y jóvenes volantones.

El Atlas de las Aves en Invierno en España (2007-2010), también de la SEO/ BirdLife, publicado en 2013, lo considera como especie invernante integrándolo en dos grupos: el constituido por una población nidificante y supuestamente sedentaria, establecida en Fuerteventura, y el constituido por ejemplares de llegada más o menos regular al resto del territorio nacional, así como avistamientos dudosos que podrían corresponder a escapes o liberaciones de cautividad.

Como se aprecia, si los datos encontrados sobre el tarro canelo fueron escasos, más aún los del ganso del Nilo. Únicamente hay tres citas en España, la de un ejemplar cazado en Valencia en 1968 y la de otros dos ejemplares cazados en Toledo en 1979, todos ellos probablemente escapados de cautividad.

 

El avance de las dos especies.

Personalmente, en mis numerosas correrías de caza tras los gansos y patos extendidas a través de una buena cantidad de años, nunca me topé con estas dos aves en el campo.

Sólo un ejemplar de tarro canelo tuve entre las manos, allá por la década de los 80 del siglo pasado, donado por un cazador que lo había abatido en el río Alberche, pasando a engrosar la colección de aves naturalizadas del Laboratorio de Zoología de la Escuela de Montes de Madrid.

Es a principios del siglo XXI cuando estas dos especies empiezan a ser familiares en mi entorno. Observo al tarro canelo primero en el lago del parque del pueblo madrileño en el que resido, Tres Cantos, y más tarde en los embalses, también madrileños, de Pedrezuela (Guadalix de la Sierra) y de Santillana (Manzanares el Real), siempre en pareja o en grupos de varios ejemplares, como aquel que me encontré el 8 de agosto de 2018 en el primer embalse citado, formado por más de una treintena. En cuanto al ganso del Nilo, los encuentros casi se limitaron al lago de Tres Cantos.

 

Tarro canelo en agua

Tarro canelo

 

En marzo de 2016 observé por vez primera a seis ejemplares que permanecieron en el lugar aproximadamente 15 días. A partir de entonces es asiduo visitante, hasta tal punto que en marzo de 2020 una pareja nidificó y crió sin problema alguno a cuatro pollos, uno de ellos blanco. Fuera del lago tuve la oportunidad, en septiembre de 2019, de ver cinco ejemplares volando por encima de las graveras de Soto Gutiérrez de Ciempozuelos.

No cabe la menor duda de que las dos especies, al menos en la Comunidad de Madrid, prosperan significativamente. Seguro que a mis datos personales sería posible añadir otros, unos basados en estudios científicos y otros en observaciones de aficionados.

Desconozco los primeros y no sé si existirán, supongo que sí. En cuanto a los segundos, y en lo que se refiere al ganso del Nilo, los hay interesantes, un ejemplar detectado en julio de 1996 en las graveras de Velilla del Monte, dos en enero de 1997 en San Lorenzo de El Escorial, dos en agosto, octubre y noviembre de 1998 en el embalse de Santillana, otros dos en abril y diciembre de 2000 en la Presa del Rey de Rivas Vaciamadrid, una pareja con pollos en abril de 2019 en Madrid Río y otras dos, también con pollos, en el río Jarama y en un parque de Boadilla del Monte.

 

Los peculiares gansos del Nilo blancos

Mención especial merecen los individuos con plumaje blanco de este ganso del Nilo. En un principio tuve la intuición de que el pollo blanco de mi ciudad era adoptado, descendiente de uno de los domésticos que habitan el lago.

Me basaba en que, claramente, no se trataba de un caso de albinismo, y en la desconfianza de que fuera un caso de albinismo total. Indagué en la bibliografía encontrando una única referencia al respecto en la obra de uno de los más reputados especialistas en anseriformes, el norteamericano Frank S. Todd, el cual comenta que, de este ganso, se ha conseguido una cepa albinística, conocida como el ganso blanco de Egipto.

 

Ganso del Nilo albino

 

Aparte de esta nota no he logrado más referencias al particular, salvo la constancia de la existencia de otros tres pollos blancos observados en Madrid, el primero en Madrid Río (abril 2019), el segundo en Boadilla del Monte (julio 2020) y el tercero en Alcobendas (agosto 2020) y, salvo la presencia de una fotografía en las páginas de internet con un ejemplar blanco junto a otro de color normal, sin nota adicional. Pienso que este fenómeno, si así se le puede llamar, tendrá fácil explicación para los especialistas en genética. Supongo que ya lo habrán hecho o lo harán, si es que vale la pena, por lo que mi intención ha sido el de comentarlo por su singularidad.

 

Un futuro incierto.

¿Qué futuro les espera al tarro canelo y al ganso del Nilo en nuestro país? Obviamente es imposible asegurarlo. Soy consciente de que los modernos modelos poblacionales pueden llegar a conclusiones muy cercanas a la realidad en base al estudio y uso de las variables correspondientes, si bien existen ciertos condicionantes, sobre todo para el ganso del Nilo, que simplifican las previsiones de su futuro.

Y es que, como ya he dicho con anterioridad, esta especie está catalogada como exótica invasora en el Catálogo Español de Especies Exóticas (R.D. 630/2013), y exótica preocupante por la Unión Europea, debido a lo cual, en teoría, debería ser controlada hasta su total eliminación en la región zoogeográfica invadida, en este caso Europa. No obstante, entre 2004 y 2007, la población inglesa fluctuaba entre 2520 y 3160 ejemplares y algunas decenas de parejas distribuidas por Francia, Dinamarca y Suiza.

Y en el 2010 la población reproductora ascendía, en los Países Bajos, donde se había introducido en 1967, a 10.000 parejas, y entre Bélgica y Alemania a 16.000. Por consiguiente, me pregunto, ¿Qué medidas adoptarán estos países para cumplir las reglas establecidas por la Unión Europea?

A este respecto, sólo nos quedaría una última pregunta, ¿en qué lugares se permite la caza de estas dos especies? Según los datos que dispongo, el tarro canelo puede cazarse en Asia (Federación Rusa, Azerbaiyán y Kazajistán) y en Europa solamente en Ucrania. Por su parte, el ganso del Nilo puede abatirse en África (Burkina Faso, Chad, Mauritania, Níger, Senegal y Sudáfrica). Según mi opinión, el tarro canelo debería estar protegido, por ahora, en todo el mundo, pues sus poblaciones no tienen los ejemplares suficientes como para poder mantener el equilibrio biológico.

Lo demuestran los censos. Una de sus poblaciones, fragmentada entre Túnez, Argelia, Marruecos y Mauritania, tiene unos 3000 ejemplares; otra, en este caso de invernantes, distribuida por Grecia, mar Negro, oeste de Turquía y Anatolia, aproximadamente 20.000; otra más, en Asia menor y Asia central (principalmente Irak e Irán), 35.000; y en la última, extendida por Asia del sur, del sudeste y del este, de 50.000 a 100.000.

Por el contrario, el ganso del Nilo no se encuentra en la tesitura del tarro canelo, ya que sus poblaciones africanas pasan del medio millón de ejemplares. Pero recordemos, en Europa, y por ende en España, es especie no autorizada. Entiendo, no obstante, que debería ser analizada su situación, la de especie exótica, pues si resulta que puede llegar a ser nociva para el equilibrio de los ecosistemas y, potencialmente, para los cultivos agrícolas, ¿sería lógico sancionar a un cazador que lo abata?

 

Antonio Notario Gómez

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