Un buen amigo valenciano y grandísimo cazador dice que “si no estoy cazando, estoy pensando en ello”, y otro de Aragón, que “solo entiende mi locura quien comparte mi pasión”. Voy a hacerme eco de estas dos reflexiones, que creo comparto de manera conjunta e incluso más fuerte si cabe aún, y trataré de a ampliarlas.

Perro sosteniendo una perdiz
Cazar es sentir, es un reto ancestral que solo compartimos y entendemos los que quizás estemos anclados en nuestras más profundas raíces humanas. El resto de las personas que critican la caza con una filosofía pseudo-ecológica hace ya millones de años que habrían desaparecido porque la propia Naturaleza hubiera hecho su selección y, al no ser cazadores, no habrían podido sobrevivir, sucumbiendo ante las “fauces” de la que tanto defienden.
Pero vayamos a ejemplos claros sobre qué es sentir la caza y defenderla de todo lo que agresivamente la rodea. Ejemplos que, paradójicamente, los escribe un cazador que llega a dar muerte a las piezas, que es, según opinan muchas personas no cazadoras, lo más agresivo que puede sucederle a un animal. Estoy de acuerdo en ese punto… y lo comparto, pero lamentablemente la muerte del animal es la consecuencia de la acción de cazar: perseguir y dar muerte a un animal. Lo sé, como también sé que hablan con el corazón los cazadores que afirman que le devolverían, si pudieran, la vida al animal que han cazado.
Antes, la caza era un reto y un trabajo para conseguir comida. Hoy en día sigue siendo un reto porque, afortunadamente, podemos “defendernos” de otro modo para subsistir, pero lo cierto es que la caza sigue presente después de millones de años.
¿Qué tendrá que engancha tanto? ¿Por qué las personas queremos adentrarnos en ese ritual, a veces colectivo, a veces individual, que nos lleva a viajar en el tiempo con el mismo fin?
LA CAZA TAMBIÉN ES VIDA
Formuladas estas preguntas, voy a darle la vuelta a la tortilla para mostrar la caza desde el punto de vista de la vida y no solo de la muerte. Me voy a ceñir concretamente como ejemplo a una especie cinegética, la perdiz roja, que conozco un poco y que defenderé hasta el día que llegue mi hora. Pero bien podría ser cualquier otra especie de caza, porque todas tienen dentro del colectivo de cazadores españoles su APEGA particular. Podría nombrar tantas y tantas, que aplaudirían hasta los animales.

Entre los socios de APEGA se encuentran grandes “espadas” de la caza, como Ismael Tragacete o Mikel Torne, entre otros.
He nombrado APEGA, siglas que significan Asociación de Perdigueros de Gata, situada en Alicante. Nació un gran día de la incertidumbre de unos cazadores preocupados por la situación de la perdiz roja y que estaban en contra de las “perdices de goma”, las cuales están desplazando a las autóctonas.
Querían luchar por defender a nuestra “reina”, que se merece un tratamiento especial que no se le da desde ningún otro estamento, pero por la que los verdaderos cazadores sacrificamos nuestras vidas con trabajo, dinero y dedicación para asegurar para un futuro mejor.
En concreto, estos cazadores crean escuela en los jóvenes y realizan jornadas de aprendizaje y concienciación para y por la caza. Pero además de APEGA, me viene a la mente también Juventud Venatoria Extremeña (JUVENEX), que realiza una labor encomiable por aquellos lares con un mismo fin.
APEGA PROTEGE LA PERDIZ RIJA
Los socios que representamos a esta asociación perdicera somos una gran familia de amantes de la naturaleza, de la caza y de la perdiz. Realizamos gestiones en nuestros cotos y nos ayudamos unos a otros para que nuestros acotados vayan mejor, con acciones y consejos, control de predación, instalación de bebederos y comederos, realización de siembras exclusivas… con la mirada siempre puesta en conseguir un futuro mejor para la perdiz roja.

Perdiz roja
Somos muchos y cada vez queremos ser más. Cada uno de una parte del país y con grandísimos “espadas” de la caza nacional, guardas, gestores de caza, grandes comunicadores y, en definitiva, cazadores. Para pertener a APEGA solo hay que querer a la perdiz y hacerse socio (15 euros es la cuota anual). De esta manera, esta gran familia continuará creciendo. Este año, aparte del encuentro anual de verano, organizará una jornada cinegética en La Mancha a primeros de octubre, que será el inicio de la verdadera expansión y empujón definitivo que merece esta asociación, ya que a buen seguro tendrá una gran repercusión mediática y muchos cazadores decidirán unirse a la causa.
Creo, pienso y realmente espero que APEGA sea algún día condecorada por su labor a favor de la perdiz, realmente altruista. Que sea reconocida por esos sectores que están en contra de la caza y también por los que están a favor. Sería un gran premio.
APEGA es un ejemplo de que la caza no es solo muerte, porque los cazadores de esta asociación, trabajando con cariño y dedicación por la caza, dan vida a una especie que esta pasando por muy malos momentos, la perdiz roja, que cuando se puede se caza… y cuando no, se gestiona para salvarla.
¡Larga vida a la caza y a las perdices!
Más información:
Puede contactar con APEGA a través de la dirección electrónica:
Texto y fotos: Mikel Torne Rodríguez