Corzo negro: el duende de los duendes

No sería nada nuevo decir que la caza del corzo mezcla ciertas circunstancias que la envuelven en un halo de misterio, incertidumbre y romanticismo.

Su caza, normalmente en solitario, por paisajes habitualmente de primavera, la misteriosa y a veces abominable caza de bosque, buscar animales concretos, con trofeos singulares a poder ser… Y es que tanto el corzo como su febril cazador son siempre peculiares y parecidos a ninguna otra modalidad o animal.

Dicho lo anterior, añadamos ahora a la ecuación que existe una población consolidada de corzos totalmente negros que suponen la cuadratura del círculo de la incertidumbre, el romanticismo y la fiebre del cazador corcero, veamos.

Dónde

Históricamente, en Alemania, concretamente en la región de Baja Sajonia, existe una población totalmente consolidada de corzos negros. Esta región del noroeste alemán cuya capitalidad ejerce Hannover, con la industrial y ‘puenteada’ Hamburgo, al norte, y Bremen, la de los hermanos Grimm, al oeste. Ya empieza siendo peculiar la Baja Sajonia por combinar mar y montaña, poseyendo frondosos bosques a la vez que grandes pueblos e industrias.

La desembocadura del río Rin ha sido siempre la referencia cuando de los corzos negros de la Baja Sajonia se habla.

Y, cómo no, ya sea por ser fieles a la verdad o por sacar pecho, en España, como siempre que hay que hablar de extensa oferta cinegética, podemos presumir de ser el único país, aparte del germano, donde existe una población también fija –aunque muy reducida– de corzo negro. Estos corzos españoles fueron introducidos (de Baja Sajonia) entre el sur salmantino y el norte cacereño y, a día de hoy hay constancia de haberse cazado algunos, entre el dificilísimo monte y los espesos pinares de esa preciosa zona charro-mangurrina. Según dice quien lo sabe, ni siquiera los corzos introducidos eran negros, pero sí poseían genes.

¿Por qué negros?

El melanismo, esa es la clave. Como en otros muchos animales, en el corzo también se produce el melanismo, que no es otra cosa que una presencia mayor de melanina, la sustancia que oscurece, pigmentando, el pelo y la piel. Un claro y conocido ejemplo de melanismo es el de la pantera y el jaguar que, a pesar de parecer distintos, son el mismo animal.

Uno de los motivos del melanismo es la escasa variabilidad genética, lo que puede dar sentido a por qué los corzos negros tienen una cuerna y un cuerpo más bien escasos, aunque esto no sea algo totalmente confirmado.

Por suerte para los amantes del corzo, siempre amantes de las rarezas, el gen del melanismo es dominante, con lo que, con una gestión cabal y controlada, la población está asegurada.

Su caza

Antes de nada, para aquellos pseudoconservacionistas, hemos de decir que su caza, a pesar de ser una caza muy concreta y puntual –pocos cazadores repiten–, se practica cada año sin ningún tipo de problema, gracias a la gestión excelente que los cazadores alemanes hacen.

Nada mejor ha podido sucederle al corzo negro que haber aparecido en territorio germano, donde las normas de caza son estrictas y, más que las propias normas, la mentalidad de los propios cazadores.

Para que tengamos una idea, la zona donde quien escribe caza corzos negros, que es la más tradicional e histórica de Alemania, donde la población está más que sana, consta de 50.000 hectáreas y se cazan solo 15 corzos cada temporada. Prueba de la buena gestión es que, cada año, y sobre todo en los últimos, es más frecuente conseguir buenos trofeos y de pelaje negro.

El método de caza, como es lógico deducir, no difiere en nada de la del corzo común. Quizá sí en que nos dedicamos normalmente a encontrar un ejemplar concreto: especial por buscar el de color negro y un animal cumplido y apto para abatirlo dentro de los de color negro. Por lo demás, el corzo negro socializa y se relaciona de igual manera que el resto de corzos.

La espera se practica un tanto más, debido a la mencionada circunstancia de que se trata de animales determinados y ‘marcados’, pero no por otra circunstancia.

Bien es cierto que cuando el corzo –negro– que buscamos se encuentra dentro del bosque, su caza multiplica la emoción, el misterio y la dificultad, pues cada sombra del oscuro y extenso arbolado parece ser nuestro corzo. Cada ladrido sumergiéndose en el verdor, mientras las hojas secas nos muestran el camino de huida en nuestra mente, parecen una oportunidad perdida, y esa fiebre y ese romanticismo se multiplican debido al color de nuestro objetivo y al paisaje donde se encuentra.

El paisaje típico del corzo alemán coincide con muchas zonas de siembra, alternadas con pequeños claros de matorral, que poseen espesos yerbazales. Los bosques, normalmente caducifolios, unas veces muy extensos y otras de menor tamaño, siempre están presentes en los alrededores.

¡A cazar!

Como es de imaginar, la demanda de caza de corzos negros es mayor cada año. A pesar de que no es una cacería barata, los cazadores de corzos, que siempre buscan ese plus de variantes y rarezas al que la especie tanto se presta, llenan los calendarios de organizadores y guías. A ello hemos de sumarle que, como hemos dicho, los permisos son escasos.

Normalmente, es esta una cacería que en dos o tres salidas logramos el trofeo y la tasa de éxito de abate es prácticamente del cien por cien.

El aeropuerto de Hannover o el de Hamburgo suelen ser la opción más lógica, por tener, además, conexiones directas con España.

Una vez allí, las áreas de caza, a una hora o poco más, poseen en las cercanías hoteles de nivel y otros alojamientos más modestos para quienes prefieren otra oferta. En uno u otro tipo de alojamiento, prima la tranquilidad. No obstante, y esto se lo digo por la experiencia de organizador, hay algo muy curioso a tener en cuenta. Estos hoteles de nivel, prácticamente en el campo, son los elegidos para celebrar bodas en verano –nuestra principal época de caza– y hay que tener en cuenta este hecho porque puede llegar el caso en que tengamos que elegir entre intentar dormir o tirar la toalla y bajarnos al jardín a tomar un gin-tonic con los recién casados.

Como hemos apuntado anteriormente, la principal época de caza es en verano, debido a que el pelo de invierno, al ser más espeso, difumina el color negro con algún matiz gris o pardo. El pelo de verano, corto y brillante, es mucho más espectacular y en consonancia con una cacería de colección como la que nos ocupa.

Definitivamente, si el corzo, por su tamaño, su vida de bosque, su suspicacia, su timidez, su territorialidad, su sigilo… es el duende, no cabe duda de que el corzo negro, que suma a todo lo anterior ese halo de misterio y sombras por su enigmático color, que nos hace difícil incluso el tocarlo cuando lo acabamos de abatir, es el duende entre los duendes.

Algunos apuntes

  • Solo existen en Baja Sajonia (parte en Holanda) y España.
  • Los corzos negros tienen más protección ultravioleta y resistencia a ciertos virus y algunas enfermedades.
  • Su caza se practica en verano debido al color del pelo.
  • Hay una buena población de corzo común en los alrededores a buen precio.
  • La población de corzo negro y su caza están totalmente garantizadas.
  • Es posible su caza en España, aunque es una caza difícil y sin garantías.

 

Juan Salvador Calzas Prados

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