Caza mayor nacional
Los ciervos modulan el tama帽o de sus cuernas en funci贸n del entorno social.
Las cuernas de los ciervos suponen una enorme inversi贸n cada a帽o. Basta comparar, por ejemplo, lo que un macho mont茅s ha producido en 10 a帽os y lo que en ese mismo tiempo un ciervo ha ido produciendo en las cuernas que ha tirado y vuelto a desarrollar a lo largo de esos a帽os.
Esa inversi贸n conlleva costes para el animal en t茅rminos de longevidad, cuanto m谩s grandes las cuernas menos vida, por lo que el ahorro en cuernas podr铆a hacerle disponer de algunos a帽os m谩s de vida. Veamos ahora un poco m谩s despacio estas afirmaciones.
Los dientes y la longevidad.
La vida en los ciervos, como en rumiantes en general, est谩 muy condicionada por la duraci贸n de los dientes. Los incisivos se van desgastando por el uso al cortar la hierba, a veces incluso rozando el suelo. Los molares se desgastan por la masticaci贸n, principalmente por la rumia.
En los machos los dientes se desgastan m谩s r谩pido que en las hembras, esto ocurre por dos razones, una de ellas es que comen m谩s, pero otra es que los machos tienen los molares m谩s peque帽os que las hembras en proporci贸n a su cuerpo (Carranza et al. 2004).

Relaci贸n entre el espesor de dentina restante en el molar y la edad en a帽os.
Dicho de otro modo, la selecci贸n los ha preparado para vivir menos que las hembras. Esto es as铆 porque la estrategia de los machos consiste en intentar tener muchas cr铆as en pocos a帽os (consiguiendo harenes mientras son dominantes), mientras que la estrategia de la hembra consiste en reproducirse muchos a帽os produciendo una cr铆a al a帽o.
En nuestros ciervos ib茅ricos las hembras viven hasta 20 a帽os mientras que los machos dif铆cilmente pasan de 12 y sus a帽os m谩s exitosos se sit煤an normalmente entre los 6 y los 10. Si miramos c贸mo va disminuyendo la altura de los molares con la edad, vemos que llega a cero en los machos hacia los 12 a帽os mientras que en las hembras puede pasar de los 20 (Figura 1).
Las cuernas y los dientes.
Para los machos, producir cuernas significa tener que procesar mucho alimento porque necesitan grandes cantidades de minerales y prote铆nas para una cuerna que crece hasta varios kilos de peso en pocos meses. Eso les hace tambi茅n ser menos selectivos que las hembras, necesitan m谩s en corto tiempo.
Cuando analizamos una muestra de machos cazados, midiendo sus cuernas y el desgaste de sus molares, adem谩s de mirar la edad mediante cortes en los dientes, nos dimos cuenta que, dentro de cada edad, los ejemplares con cuernas m谩s grandes ten铆an los dientes m谩s desgastados (Carranza et al. 2008).聽 Es evidente por tanto que existe un compromiso (trade-off) entre tener cuernas grandes o vivir m谩s.
M谩s a帽os de vida, 驴para qu茅?
A nosotros puede parecernos evidente que vivir m谩s es mejor, que es un beneficio en s铆 mismo. Sin embargo, esto no es exactamente as铆 en el funcionamiento de la vida.
La selecci贸n natural hace que los organismos sean campeones en dejar copias de sus genes, es decir, en reproducirse. Los que lo hacen, transmiten esas habilidades a sus descendientes y sus genes se perpet煤an a trav茅s de las generaciones.
Normalmente, m谩s a帽os de vida pueden permitirles reproducirse m谩s, pero no siempre es as铆. De hecho, si el reproducirse y el vivir m谩s se enfrentan, la selecci贸n escoge reproducci贸n a costa de la supervivencia. Lo contrario significar铆a individuos m谩s longevos, pero a trav茅s de las generaciones sus linajes desaparecer铆an, as铆 que despu茅s de millones de a帽os s贸lo quedan los seres vivos que mejor pasan sus genes a las siguientes generaciones.
Por eso los machos de mantis religiosa se aparean aunque exista alta probabilidad de que la hembra los devore, y por eso los animales arriesgan la vida por la reproducci贸n.
En el caso de los ciervos, para conseguir reproducirse m谩s, las hembras deben vivir muchos a帽os, pero los machos lo que tienen que hacer es aprovechar su buen momento para conseguir grandes harenes. Esta vida competitiva de los machos, como la de un deportista de 茅lite, no puede durar mucho.
Un macho que consigue grandes harenes, aunque sea en pocos a帽os, tiene al final m谩s cr铆as que viviendo mucho pero con escaso 茅xito cada a帽o. Para tener un gran har茅n tiene que imponerse a los otros machos rivales. Producir cuernas grandes suele ser necesario para ese objetivo.
El entorno social y las cuernas.
Si los rivales son muchos y con cuernas grandes, es evidente que un macho necesitar谩 esforzarse mucho para conseguir un har茅n de hembras. Ese esfuerzo, incluido un crecimiento extra de las cuernas, le har谩 vivir menos. Pero no hay alternativa, lo contrario ser铆a vivir m谩s a帽os pero sin har茅n.
Es verdad que los machos sin har茅n pueden tener algunas opciones de copular con hembras mediante el acoso o porque a veces las hembras podr铆an preferir ciertas caracter铆sticas de los machos que no las tienen los de los harenes (Carranza et al. 2009), pero ese 茅xito reproductivo es menor que consiguiendo un buen har茅n (P茅rez-Gonz谩lez & Carranza 2020).
Ahora bien, lo ideal ser铆a conseguir reproducirse sin gastar tanto en cuernas y disponer, por tanto, de m谩s a帽os para intentarlo. Las fincas abiertas, sin malla cineg茅tica, han dado lugar a poblaciones de ciervos donde existen pocos machos rivales y adem谩s no son muy grandes (Torres-Porras et al. 2014).
Esto ha ocurrido porque en esas fincas ning煤n titular de coto suele esperar a que los venados alcancen la madurez, ya que existe el riesgo de que sean abatidos en cotos colindantes. El resultado es que se cazan casi todos los machos posibles a partir de dos a帽os. Con pocos rivales y muchas hembras, la competencia entre los machos es baja, y pr谩cticamente cualquiera puede conseguir hembras (P茅rez-Gonz谩lez & Carranza 2011). Es el escenario ideal para ahorrar en cuernas.

Desgaste en fincas abiertas VS cerradas entre machos y hembras.
Durante m谩s de 20 a帽os hemos analizado miles de datos de venados de fincas abiertas y cerradas y los hemos utilizado para diversos estudios. En esos datos se ve claramente que las cuernas son m谩s peque帽as en las fincas abiertas, pero hasta aqu铆 lo sabe todo el mundo.
Miramos las edades, y vimos que incluso dentro de cada edad, las cuernas siguen siendo m谩s peque帽as en las fincas abiertas. Bueno, quiz谩s podr铆an ser los h谩bitats, la alimentaci贸n suplementaria, etc.
Miramos todo eso en la medida en que ten铆amos datos y la diferencia se manten铆a: las cuernas m谩s peque帽as en fincas abiertas. Pero a煤n as铆, yo no estaba todav铆a convencido de que no hubiese algo que no est谩bamos controlando, por lo que decidimos hacer un experimento. Gracias a la colaboraci贸n de la finca Lagunes, pudimos colocar a machos con otros machos y sin hembras o s贸lo con hembras y sin machos rivales durante el per铆odo de crecimiento de la cuerna (aprox. de marzo a julio).
Todas las dem谩s condiciones las controlamos, especialmente la comida que fuese igual para todos, e incluso medimos el cortisol en heces, con el fin de estar seguros que no hubiera diferencias en estr茅s que pudieran estar afectando al resultado. Este experimento lo hicimos dos a帽os, y en ambos los resultados fueron consistentes: cuernas m谩s peque帽as en los venados que estaban con hembras y sin rivales.
La conclusi贸n ya parece clara y por eso la hemos publicado este a帽o (Carranza et al. 2020), el ambiente social, m谩s competitivo o menos, hace que los ciervos inviertan m谩s o menos en la producci贸n de cuernas. La diferencia no es muy grande, en torno a un 5-10% del tama帽o, pero ese ahorro puede ser crucial para aumentar la vida.
Nuestro modelo predice que para los ciervos de fincas abiertas que hacen ese ahorro cada a帽o, los dientes les podr铆an durar para una vida incluso m谩s larga que la de las hembras.
Obviamente esto no ocurre porque en las fincas abiertas son cazados muy j贸venes, pero su estrategia flexible para modular lo que invierten en cuernas debe haber estado impulsada evolutivamente por esa posibilidad de mayor longevidad.
Sostenibilidad: la importancia de la selecci贸n sexual.
Este descubrimiento aporta claves para hacer que los venados produzcan m谩s cuernas: la presencia de otros machos rivales y pocas hembras. Es importante resaltar que lo que hemos encontrado, y demostrado especialmente con el experimento, es que no se trata de competencia por el alimento, agotamiento por copular con m谩s hembras o cosas as铆, sino simplemente la percepci贸n sensorial de la existencia de m谩s o menos rivales, como ver y oler a los dem谩s.
Las granjas de ciervos y las fincas de caza podr铆an utilizar estas ideas en la gesti贸n. Esto puede tener implicaciones positivas y negativas. Las positivas son tratar de mantener poblaciones con los sexos y las edades m谩s equilibradas, m谩s naturales, de modo que se favorezca la competencia entre los machos y que sean los que realmente ganan en la competencia los que fecunden a las hembras.
Es decir, que se mantenga la selecci贸n sexual m谩s de lo que en este momento se est谩 manteniendo en las fincas abiertas. Pero, por otro lado, la tentaci贸n de una intervenci贸n excesiva, dejando solo machos sin hembras, no es compatible con la conservaci贸n de los procesos naturales.
Nosotros desde aqu铆 abogamos por una gesti贸n lo m谩s natural posible, y este trabajo lo que viene a decirnos es que la competencia entre los machos por conseguir hembras vuelve a demostrarse como algo imprescindible, no s贸lo para que se mantenga la diversidad gen茅tica (P茅rez-Gonz谩lez et al. 2009) y exista berrea, con sus beneficios tanto biol贸gicos como tur铆sticos, sino ahora adem谩s para que se obtengan los trofeos que se pretenden.
El ciervo ib茅rico es un tesoro de la fauna (Carranza et al. 2016) que no deja de sorprendernos, pero debemos aprender a cuidarlo y no transformarlo en un animal dom茅stico ni mezclarlo con otras subespecies no ib茅ricas.
Acceso al art铆culo original: https://www.nature.com/articles/s41598-020-65578-w
Juan Carranza Almansa
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