El lobo ibérico no suele dejar a nadie indiferente; gusta mucho o eso parece, levantando auténticas pasiones; o te puede llevar a la ruina, despertando un odio visceral.
Bajo mi punto de vista, y aunque pueda parecer un recurso fácil, en ambos casos la culpa claramente es de la Administración. Vivimos en una sociedad que padece una profunda incultura sobre el medio ambiente y, aunque parece que está de moda, es todo puro teatro. Las nuevas generaciones afectadas por las sucesivas reformas educativas (LOGSE, LOE, LOMCE) cada vez ven menos Ciencias Naturales en el cole, o en su defecto Sciences, que ahora somos bilingües.
UN PROBLEMA EDUCACIONAL
La mayoría de la población en España reside en los grandes núcleos urbanos y solo sale al campo, que según muchos es de todos, en fines de semana, vacaciones o ni eso.
Así, aunque a muchos nos pueda parecer exagerado, hay niños de 12, 13 o 14 años que desconocen por completo lo que es una oveja, una vaca, un corzo o un azor, y que piensan que los filetes aparecen así por ciencia infusa en el mostrador del supermercado de turno.
Estos chicos, influenciados por la humanización bestial del mundo animal y por las corrientes cada vez más radicales de conservación, crecen pensando conceptos tan peligrosos como los siguientes: “el campo es de todos”; “el hombre es enemigo de la naturaleza”; “para conservar la naturaleza hay que prohibir cualquier uso, menos el de visitante”, etc.
Esto, le pese a quien le pese, es fruto de una educación inadecuada, insuficiente, muy posicionada en contra del cazador y humanizadora de todas las especies, y es culpa de nuestras Administraciones. Considero de una gran irresponsabilidad política y social el dejar que proliferen estas teorías, a sabiendas erróneas por los técnicos competentes, y no haberlo corregido a tiempo.
Fruto de esto, hoy podemos encontrar que incluso esos técnicos, que deberían saber del tema de manera objetiva, ya piensan adoctrinados bajo estas teorías. Todo por tener una aparente buena imagen, por un puñado de votos, pero se les ha ido de las manos. Hemos llegado a un punto en el que el cazador es acosado como asesino en el ámbito urbano, pero no se dan cuenta de que cazadores hay muchos, y de que si sumamos ganaderos y gente de campo, quizás acaben perdiendo más votos de los ganados a corto plazo con aquellas pésimas políticas.
Así, hoy en día encontramos auténticos sinvergüenzas realizando actos vandálicos que se convierten en héroes en las redes sociales porque supuestamente salvan al lobo, destruyendo infraestructuras públicas o privadas que se utilizan, entre otras muchas cosas, supuestamente para cazar al lobo.
Nada extraño hay en la demagogia barata y el populismo, pues hoy en día es habitual incluso en las más altas esferas del panorama político; pero señores, cuando llegamos al fondo de los asuntos, no se puede vender humo. No vale con palabrería, hay que tener datos y argumentos técnicos sólidos y, en este sentido, muchas veces fallan.
Hace falta una dosis de realidad en las escuelas, realidad sobre lo que es la naturaleza, sus leyes y el papel indispensable del hombre en ella como elemento activo. Deben saber de qué es la agricultura y la ganadería, y valorar los usos y costumbres tradicionales. Esto es urgente, pues ya vamos tarde.
Ahora se supone que el lobo está en peligro de extinción. Que los malvados cazadores lo asesinan sin piedad mermando sus desvalidas poblaciones y alentados por los ganaderos, también perversos, pues ocupan los hábitats del lobo y quieren que desaparezca de los mismos. Y la gente se lo cree. ¿Y cómo se pueden creer esta serie de estupideces?
Pues por su manifiesta ignorancia. Es igual que cuando se desborda un río y la gente dice que le comemos el sitio a la naturaleza…; pues no señores, suele ser una mala gestión del cauce la causa del desbordamiento, evitable en la mayoría de casos. Precisamente el lobo se conserva en España desde que se le dio un valor como especie cinegética de la mano de Félix Rodríguez de la Fuente, y desde 1970 las poblaciones viables han crecido.
Voy a intentar explicar una serie de conceptos básicos que, bajo mi punto de vista, se deberían dar en las clases de la ESO, y que no solo espero se queden en nuestro entorno, pues la mayoría de los cazadores las conocen de sobra.
El hombre no es un invasor del medio ambiente, es parte de él desde que existe como tal. El hombre no invade el territorio del lobo, comparten el mismo desde el origen de ambas especies, ambos como grandes carnívoros (el hombre, omnívoro), y compiten en ocasiones por los mismos recursos.
Por poner un ejemplo, la expansión del lobo en Salamanca a nivel ambiental es perfectamente sostenible. A nivel económico puede ser insostenible, pues no es compatible con la explotación del cerdo ibérico en las dehesas y ocasionará una serie de gastos difíciles de soportar, siendo inviable económicamente.
Esta serie de afecciones a las empresas locales y a los ganaderos de la zona provoca un rechazo social hacia la especie y su conservación. ¿Cuál es la solución en estos casos? Podemos hacer desaparecer la industria del cerdo ibérico en Extremadura y Salamanca, lo que llevará al éxodo rural en aquellas zonas y al aumento de lobo, sin duda, pero esto ¿es sostenible? Los hay que prefieren matar al hombre antes que al lobo…, pero con un poco de sentido común lo que hay que buscar es un equilibrio racional.