Comenzaremos por los tipos de puestos y cómo colocarlos. Así, los puestos pueden ser artificiales (tree stand, blind, torretas) o naturales (ramas de los árboles, depresiones del terreno, rocas, etc.) y pueden estar a nivel de suelo o elevados en árboles y torretas, todo dependerá de donde se vaya a realizar la espera y la orografía del terreno, siendo los puestos elevados los que mejor resultado dan, ya que es más fácil pasar desapercibido –ruido y olores–, se tiene un mayor campo de visión y con los tree stands es muy sencillo modificar su posición o cambiarlo de ubicación.
Los puestos se pueden colocar en zonas predeterminadas –en el argot llamada “la plaza”–, comederos/cebaderos, piedras de sal, rascaderos con brea, etcétera o en zonas que el animal tiene como querencias naturales: bañas, zonas de pasto y los pasos de entrada o salida de las misma.
El puesto se deberá colocar a una distancia entre los 15 y 35 metros, y en el caso de los elevados, a no más de 5 metros de altura (siempre hay excepciones). Tenemos que tener en cuenta por dónde entra el animal, la orientación, dependiendo si somos diestros o zurdos, cómo va el aire, la luz, el fondo que tengamos detrás y que, al abrir el arco, el mismo o nuestra ropa no roce con nada que pueda dar al traste el lance.
En el caso de los elevados, ya sean ramas de árbol, plataforma o tree stand es imprescindible llevar un arnés de seguridad, montar un line de vida para subir y bajar del puesto y, una vez en él, un punto de anclaje donde asegurarnos con un mosquetón, evitando así cualquier accidente.
En los cebaderos, utilizar bidones con dispensadores de maíz o comederos ayudará a dosificar y aprovechar bien la comida para que animal tome con asiduidad el puesto, mientras que, en los naturales, conocer bien sus querencias será imprescindible para colocar el puesto en el lugar adecuado.
Las cámaras de fototrampeo (trail cam) son un elemento que nos dará mucha información antes de realizar una espera, ya que sabremos a la perfección qué animales entran, si son machos o hembras, su trofeo y sus horarios.
Aunque todos los arcos de poleas con potencias superiores a las 55 libras nos valdrían, los arcos con menos de 30” entre ejes son los más aconsejados, ya que será más cómodo y sencillo manejarlos en el puesto.
La potencia del arco será aquella que el arquero pueda manejar con soltura, como mínimo 55 libras y cuanta más, mejor, teniendo en cuenta que la secuencia de apertura se hará después de estar bastante tiempo inmóvil y con los músculos en frío.
Como los tiros no suelen sobrepasar los 35 metros, la velocidad del arco no será un factor clave, siendo aconsejable arcos con buen fismel entre 6” y 7” con ciclos cómodos y progresivos, con un buen let off, permisivos y que nos permitan abrirlo sin hacer gestos raros.
Todos los visores provistos de pines iluminados nos pueden servir, pero los monopín, tanto holográficos/punto rojo, como de fibra, son los más aconsejables, ya que una vez fijada la distancia a la que se va tirar no hay ningún elemento que nos pueda distraer y causarnos confusión a la hora de apuntar.
Dentro de estos últimos, el monopín de fibra es el más fiable, siempre funciona, nunca se empaña y, en caso de fallar, con la luz del pin siempre tenemos una referencia con la que apuntar.
Como elemento de puntería también se pueden utilizar punteros láser, pero hay que entrenar mucho el anclaje, ya que una pequeña variación del mismo puede hacer variar la zona de impacto y, con lluvia, nieve o niebla, el animal puede llegar a detectar el haz del láser.
Es importante utilizar peeps con el tamaño acorde a la esfera de nuestro visor, una buena colimación peep/scope en condiciones de poca luz es importantísima. Hay algún que otro sistema de puntería más sofisticado, pero en nuestro país son de dudosa legalidad.
Aquí necesitaremos toda la revista para poder hablar del tema, pero cualquier tubo de carbono o carbono/aluminio con el calibre adecuado a la potencia y apertura del arco que nos dé un peso total de flecha entre 450 y 550 gramos será adecuado (este factor dependerá de la potencia del arco y los componentes de la flecha).
El emplumado es muy personal, pero, como los tiros son a poca distancia, es aconsejable una pluma que estabilice pronto y sea lo más silenciosa posible, de colores claros (amarillas o blancas) para poder leer en ellas los restos dejados tras el impacto, ya que en pocas ocasiones podremos ver dónde impactó nuestra flecha. Utilizar arrowrpas también de colores claros nos ayudará en esta tarea.
Utilizar arrowrpas reflectantes y culatines luminosos o tracers, no solo nos ayudarán a hacernos una idea de cómo fue el tiro, sino que también facilitarán la recuperación de la flecha tras el disparo.
Está claro que cualquier punta colocada en la caja del animal será capaz de colapso y abatirlo, pero, dentro de la gran oferta que tenemos en el mercado tenemos que tener claro lo siguiente:
1.- Fijas: de dos, tres o cuatro cuchillas; suelen ser más resistentes si impactamos sobre hueso; tienen más penetración con arcos de poca potencia y el abanico de modelos y pesos es muy amplio. Por el contrario, suelen ser difíciles de ajustar para que impacten igual que las de entreno, son algo ruidosas en vuelo y tiene un diámetro de corte más reducido.
2.- Mecánicas: de dos, tres cuchillas (algún modelo de cuatro); hay gran cantidad de modelos; son muy silenciosas, muy precisas y con diámetros de corte mayores. Pero, dependiendo de dónde impactemos, se doblan/rompen con más facilidad; es necesario arcos con más potencia para conseguir buenas penetraciones; debemos asegurarnos que el sistema de retención de las cuchillas está bien antes de tirar (sobre todo, a oscuras) y los pesos más comunes son 100 y 125 gramos.
Así que, teniendo en cuenta que la potencia más utilizada es de 60 a 70 libras y que el jabalí es un animal muy duro, una punta fija de tres cuchillas con un peso de 125 gramos será la más adecuada.
Es un elemento indispensable, no solo para subir o bajar del puesto, sino que, acopladas al arco con un pulsador, nos ayudarán a identificar nuestro objetivo y apuntar con claridad a la hora de realizar disparos de noche cerrada.
Es aconsejable usar filtros de color verde, rojo y azul que atenúen la luz y no asusten al animal cuando lo enfoquemos.
En las esperas estivales no suele hacer mucho frío; pero, como la temperatura puede cambiar drásticamente, es aconsejable llevar algo de abrigo, que nos permita movernos con comodidad y en silencio, si rozásemos con alguna parte del puesto.
El camuflaje ya dependerá un poco de cada uno y de la hora a la que entre el animal, siendo aconsejable si entra con luz e indiferente si lo hace de noche. Pulverizarla con algún tipo de pócima cubreolores nos puede ayudar cuando el aire es cambiante.
Por último, un factor muy importante es conocer perfectamente la anatomía del jabalí, ubicar sus órganos vitales, y conocer los restos dejados en nuestra flecha según la zona de impacto.
El jabalí, por constitución, tiene una gran zona ‘de vacío’ en la parte delantera, justo encima del corazón y pulmón, área donde el impacto de nuestra flecha no será letal. Hay que tener muy presente esa zona, sobre todo, en los tiros inclinados y desde puestos elevados.
Joan España