Iniciación a la recarga de cartuchería metálica (V). La colocación del proyectil

Casi en la recta final de esta serie de artículos sobre recarga, abordamos en esta ocasión la introducción del proyectil en la vaina, operación que, como todas las demás manipulaciones de la recarga, también requiere mucha regularidad y atención porque si se realiza mal puede ocasionar fallos de alimentación, sobrepresiones y falta de precisión, entre otros problemas.

Las balas semiblindadas y blindadas que disparan la mayoría de los cartuchos de rifle se introducen a presión dentro de la vaina, por lo que simplemente es preciso regular el die o matriz que coloca el proyectil para que, al accionar la palanca de la prensa, entre la bala dentro de la vaina el valor deseado.

Pero también existen algunos cartuchos, generalmente de rifles de palanca o de trombón, provistos de cargadores tubulares, en los que además de introducir el proyectil a presión es necesario engarzarlo, esto es, sujetarlo con los labios de la boca de la vaina al plegarlos sobre una zona que se denomina banda de engarce.

El engarce (crimp en inglés) sirve para evitar que los proyectiles se hundan dentro de la vaina cuando se apoya la bala, bajo presión, en el culote del cartucho que está alojado delante, dentro del cargador.

El engarzado también evita que, con el retroceso, el proyectil se desplace hacia delante, por lo que también es necesario hacerlo en los cartuchos que disparan ciertas armas, como por ejemplo los revólveres, porque, si por falta de engarzado, una bala se desplaza hacia delante, el tambor se traba y no gira.

Sobre el engarzado es importante tener en cuenta que:

1. Para poder engarzar bien los proyectiles, éstos deben tener banda de engarce (canelure grove o grove), que es un rebaje en el caso de los de plomo o una ranura moleteada que tiene la bala en su cuerpo, en el caso de los semiblindados y blindados.

2. Que la presencia de una banda de engarce en una bala no significa, necesariamente, que tengamos que engarzarlo. De hecho, muchas balas para rifles (incluso comerciales) llevan estas bandas que, en estos casos, solo sirven para señalar hasta dónde hay que introducir el proyectil, caso del proyectil del .25-06 que se aprecia sobre estas notas.

No lo olviden porque si engarzamos una bala en un calibre que no lleva engarce, se producirá una sobrepresión que puede ser muy peligrosa si la carga de pólvora es máxima o cercana a ésta.

En los manuales de recarga se indica si es necesario realizar el engarce o no, e incluso si éste debe ser fuerte, medio o débil.

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Cargando un proyectil: se sujeta con los dedos, se coloca sobre la boca de la vaina y se acciona a la palanca teniendo cuidado para que no entre inclinado. Para que quede bien alineado, tras introducir un poco la bala, conviene girar media vuelta el cartucho en el amarravainas antes de terminar de introducirlo.

 

INTRODUCCIÓN SIN ENGARCE DEL PROYECTIL

Así como regular el die que recalibra (*) es relativamente fácil, pues basta conseguir que la vaina, previamente engrasada, entre dentro de éste para que quede recalibrada, regular el die que introduce la bala en la vaina no es tan fácil, por lo que conviene explicar cómo se hace:

(*) Para regular el die de recalibrado, se gira primero el vástago de regulación de la aguja de desempistonar hasta que sobresalga ésta unos 6-7 mm. Luego se coloca el amarravainas en la prensa; se baja la palanca a tope y se enrosca el die en la prensa hasta que toque el amarravainas. Por último, se sube un poco la palanca y se fija el die con su contratuerca tras roscarlo un cuarto de vuelta más. Si no se produjera el desempistonado, solo hay que sacar un poco más la aguja.

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Un proyectil del .44 antes y después de ser engarzado.

En primer lugar, colocamos en el amarravainas (shell holder) una vaina recalibrada, cebada y cargada con pólvora y bajamos totalmente la palanca.

Luego roscamos poco a poco el die que introduce el proyectil y lo vamos bajando hasta que notemos una ligera resistencia (al entrar en contacto con el cuello de la vaina). A continuación, daremos al die una vuelta hacia atrás y lo fijaremos apretando el tornillo de su contratuerca.

Luego, desenroscaremos varias vueltas el tope superior de introducción del proyectil del die; subimos la palanca y colocamos una bala en la boca de la vaina al tiempo que accionamos la palanca para introducir todo el conjunto en el die: en este momento, si lo hemos hecho bien, la bala quedará sujeta dentro de la vaina pero más alta de lo conveniente, por lo que ya solo tendremos que ir bajando (enroscando) poco a poco el tope de introducción para conseguir, cada vez que actuemos sobre la palanca de la prensa, que la bala vaya introduciéndose en la vaina paulatinamente hasta que quede a la altura que deseamos.

Por último, cuando ya sea satisfactorio el valor de introducción del proyectil, fijamos el tope para que todos los cartuchos que hagamos tengan la misma longitud.

INTRODUCCIÓN CON ENGARCE

Se procede como se ha indicado en el punto anterior hasta conseguir que el proyectil quede introducido en la vaina hasta la banda de engarce.

A continuación, desenroscamos el tope del empujador varias vueltas; luego, con la palanca accionada al máximo, desbloqueamos la contratuerca del cuerpo del die y la atornillamos hasta que tropiece con los labios del cuello de la vaina, levantamos ligeramente la palanca y la atornillamos otro cuarto de vuelta (**).

(**) En caso de que el engarce no se produzca o sea muy poco pronunciado, podemos realizar el proceso girando la matriz (die) un poco más del cuarto de vuelta que le habíamos dado hasta alcanzar el engarce.

Por último, volvemos a poner el tope en contacto con la bala y lo bloqueamos. Si hemos realizado bien el proceso, al cargar un proyectil éste se introducirá y quedará engarzado al mismo tiempo.

LONGITUD DEL CARTUCHO

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Si se sobrepasa la longitud máxima del cartucho, la bala queda muy cerca o encajada en las estrías y se produce una sobrepresión

 

El valor de introducción del proyectil (seating depth), es decir, la parte del cuerpo de la bala que se introduce dentro de la vaina, determina, por un lado, la longitud total del cartucho y, por otro, el volumen interno de la cámara de combustión de la pólvora.

Ambos valores son muy importantes y deben tenerse en cuenta porque si la longitud total es mayor la bala se queda encajada o muy cerca de las estrías (sin vuelo libre) y se produce una sobrepresión, efecto peligroso que también se origina con seguridad si la bala se hunde dentro de la vaina más de lo aconsejable, debido a que disminuye el volumen interno de la cámara de combustión.

Curiosamente, en general, en las tablas de recarga se indica cuál es la longitud máxima que debe tener el cartucho (con las iniciales C.O.L o C.O.A.L.), pero no siempre se indica el valor de introducción, lo que crea dudas a quien recarga.

Y es que si se indica este valor de introducción en el manual o bien la bala posee banda de engarce, no hay problema, pues es cuestión de regular el die de modo que respetemos este valor o, si tiene banda de engarce, que lo introduzcamos hasta esta señal.

Pero en los demás casos hay que hacer pruebas hasta conseguir un valor de introducción adecuado con el que se consiga una buena precisión.

Se puede regular inicialmente el die con la ayuda de un cartucho comercial que monte una bala del mismo peso y tipo (con cola de bote y punta de plástico, semiblindada de base plana, etc.) y luego hacer pruebas con el proyectil un poco más o menos introducido hasta que nos satisfagan los resultados.

IMPORTANTE

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No olvide comprobar la longitud total de los cartuchos que recargue ni la de las vainas después de recalibrarlas. Por seguridad, nunca deben ser más largas de lo que indica el manual.

Las balas de mismo peso pero de distinto diseño no tienen la misma longitud, sino que son más largas unas que otras.

Por ejemplo una bala del calibre .7 mm. con punta aguda y cola de bote es más larga que una del mismo peso (o incluso más pesada) que posea la punta roma y base plana, caso de los dos primeros proyectiles de la foto de la derecha.

Y sucede que para un mismo tipo de pólvora y una misma carga, la presión aumenta cuando se introduce más el proyectil (o bien se utiliza una bala de mayor peso).

Por tanto, si cambiamos de tipo de bala y usamos otra más larga (o más pesada, aunque sea más corta), tendremos que reducir la carga de pólvora o, mejor aún, utilizar pólvora más “lenta” (con índice de vivacidad inferior).

– Un engarzado excesivo aumenta la presión en recámara.

– Normalmente, cuando menos introducido en la vaina queda el proyectil, aunque sin llegar nunca a sobrepasar la longitud máxima del cartucho, el tiro es más preciso porque la bala queda más cerca del rayado (menor vuelo libre).

– Ahora bien, si nos decidimos por recargar con valores de introducción menores que los comerciales, tenga en cuenta que, aunque la longitud del cartucho no sobrepase la longitud máxima, es posible que la munición sea demasiado larga para que entre en el cargador y tendremos que alimentarla manualmente a la recámara, sin la ayuda del mecanismo de repetición.

– Existen dies especiales (normalmente disponibles en calibres que se usan para competición) diseñados con sistemas de regulación muy precisos del valor de introducción.

– Recalibrar solo el cuello puede producir interrupciones al recargar, especialmente si se usa un rifle semiautomático.

Juan Francisco París

3 Replies to “Iniciación a la recarga de cartuchería metálica (V). La colocación del proyectil”

  1. Trofeocaza . dice:

    Gracias a ti Gabriel

  2. Gabriel dice:

    Que bueno me sirvió mucho para mi examen de balística gracias

  3. David dice:

    Hola buenas el calibre y El valor de introducción del proyectil es lo mismo?

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