“Quiero recargar, ¿me puede decir qué tengo que hacer?” Esta pregunta nos la plantean, cada vez con más frecuencia, bastantes personas interesadas en fabricarse sus propios cartuchos de rifle, por lo que vamos a tratar de contestarla con una serie de artículos que deseamos sean interesantes para todos nuestros lectores. Cada semana publicaremos un nuevo artículo de recarga.
Y es que quien se aficiona a la recarga y termina fabricándose su propia munición, no solo puede obtener una cartuchería de mejor calidad que cualquier otra que pueda comprar, sino que, mientras que aprende a recargar, aprende al mismo tiempo mucho sobre balística, por lo que, esté o no interesado en confeccionarse sus propios cartuchos, le recomendamos que siga leyendo porque hablaremos de temas relacionados con la eficacia de la cartuchería que quizá también sean interesantes para usted.
AUTORIZADA E INTERVENIDA
Lo primero que hay que saber es que para poder recargar legalmente en España, hay que estar en posesión de una autorización para recarga que expide la Guardia Civil y que para conseguir esta autorización, entre otros documentos, hay que presentar un certificado de haber superado un curso de recarga.
Que exista una autorización para recargar, aunque no estoy de acuerdo con las limitaciones que impone (*) por considerarlas como mínimo insuficientes, no me importa. Pero que haya que realizar un curso (que cuesta dinero), lejos de parecerme bien o mal, me parece absurdo además del todo innecesario por la sencilla razón de que sin hacer ningún curso de recarga todas las personas de todos los países del mundo (salvo España a partir de 2010) han aprendido a recargar y siguen haciéndolo sin mayor problema.
(*) Por, ejemplo la autorización permite que se puedan almacenar doscientos pistones (en realidad el artículo 104 dice “cien unidades de vaina con pistón y cien pistones) y un kilogramo de pólvora”. Para cazar o practicar el tiro con un arma, son cantidades insuficientes para cualquier tirador si compite o practica el tiro en dos o tres modalidades con varios calibres.
¿Acaso somos los españoles más tontos que los extranjeros? ¿Será que nos quiere más nuestro Gobierno y pretende evitar que nos hagamos daño?
No me extrañaría que algún día nos obligaran a tapiar las ventanas para evitar que nos caigamos, cobrándonos, claro.
PERO A DIOS GRACIAS, LEGAL
La recarga, aunque nunca ha sido una actividad tan popular como en el extranjero, siempre se ha practicado en España (sin autorización ni cursos hasta hace unos años) como se ha podido, en ocasiones sin más herramientas que las que se fabricaba artesanalmente el mismo aficionado (o que encargaba fabricar a un tornero) para poder recalibrar la vaina, extraer el pistón o engarzar la bala, debido a la falta de accesorios adecuados.
Pólvora para cartuchos de rifle y pistones adecuados eran también muy difíciles de conseguir hasta tal punto que había personas que nos recargábamos también nuestros propios pistones.
A mí me enseñó a hacerlo un ingeniero que conocí en el campo de tiro de Granada (Las Conejeras) en 1980, que desde entonces es mi amigo, si bien aprendí tarde, porque poco tiempo después descubrí que una armería de Alzira (Enguix) importaba todo tipo de material para recarga.
Años después volvió a haber problemas con el suministro de pólvora y pistones, y entonces, ya que no podía recargar como quería, me dediqué a optimizar munición, esto es, a desmontar y volver a montar los cartuchos con la carga de pólvora y los proyectiles bien pesados y con la misma presión de engarce con el objeto de mejorar la precisión, que es otra especialidad o posibilidad muy interesante que te brindan los útiles de recarga.
Y prácticamente eso he estado haciendo, optimizar cartuchería para cazar o practicar el tiro, hasta que entró en vigor el Real Decreto 563/2010 que reguló la recarga de cartuchería metálica, Real Decreto que he de reconocer al principio me sentó como una patada en los mismísimos, con perdón, pero que luego me fue gustando porque descubrí que al estar regulada volvían a tener las armerías especializadas un suministro de pólvora y pistones mínimo pero aceptable (¿síndrome de Estocolmo?), al menos para mis necesidades como “tirador”, que escribo entre comillas porque tirador, lo que se dice tirador, no soy. Solo me gusta practicar el tiro de precisión con mis rifles.
En España hay más establecimientos que comercializan material para recarga, pero yo compro y, les recomiendo, dos:
- Armería Izquierdo, de Socuéllamos (Ciudad Real), teléfono 926 531 146 y
- Armería Top Gun, de Madrid, teléfono 913 158 353, que además son centros autorizados para impartir cursos de recarga.
IMPRESCINDIBLE, ADQUIRIR UN MANUAL
Antes de pensar siquiera en comprar los accesorios para poder recargar, e independientemente o no de que hayan hecho el curso, yo les aconsejo que se compren un manual de recarga, a ser posible moderno y editado para el fabricante de pólvora que van a utilizar porque así podrán usar sus tablas cuando comiencen a recargar y porque en estos manuales se describen el funcionamiento y utilidad de los accesorios que tendrán que comprar y utilizar en la recarga.
Además, y lo más importante, en ellos se indica cómo se puede recargar de forma segura, lo que no deja de ser una redundancia porque, salvo que comentan errores garrafales, comprobarán que la recarga es una actividad segura.
Casi todos los manuales que conozco, y tengo cinco, están escritos en inglés, pero también los hay editados en castellano, caso del Manual de Recarga Nº 3, de Rene Malfatti, o el Manual de Recarga, de Saúl Braceras.
El primero está obsoleto en cuestión de pólvoras (están descatalogadas ), pero las indicaciones que aporta sobre seguridad y manejo de los accesorios son valiosísimas.
Si lo encuentran (todavía está en el mercado), les aseguro que con su lectura y con un poco de práctica aprenderán a recargar muy bien.
NO ES RENTABLE RECARGAR PARA AHORRAR
Cuando alguien me pregunta ¿qué tengo que hacer para poder recargar?, yo suelo preguntarle ¿por qué quiere usted hacerlo? Y la respuesta casi siempre tiene que ver con el ahorro.
La mayoría de los interesados en recargar son personas a las que les gusta pegar tiros y, como la cartuchería de rifle es muy cara, piensan que recargando les va a salir más barato.
Bien, pues ésta es la última razón por la que hay que ponerse a recargar, al menos cartuchos de rifles de caza mayor. Es cierto que si no se utilizan proyectiles muy técnicos, la recarga permite fabricar cartuchos más baratos que los comerciales, sobre todo si son estándar y de pequeño o mediano calibre, como el .222 Rem o el .30-06, que consumen poca pólvora y para ellos se pueden adquirir proyectiles económicos de muy buena calidad.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que primero tendremos que comprar una máquina o prensa de recarga y numerosos accesorios que no son baratos y que hay que amortizar. Además, no debemos pensar que una vez que tengamos los accesorios vamos a poder hacer cartuchos perfectos a la primera intentona.
No es que recargar sea muy difícil, pero tampoco es tan fácil como se cree. Depende de la habilidad de cada persona, pero lo normal es que cualquier aficionado que empieza a recargar, hasta que se familiarice con los accesorios y dé con una carga correcta, tenga que hacer muchas pruebas con el gasto de pólvora, pistones, balas y tiempo que conlleva.
E incluso romper accesorios, o si no que le pregunten a un tal Juan Francisco París por los dies que habrá gripado del 7 mm. Remington Magnum hasta que aprendió a engrasar bien las vainas. Yo creo que fueron tres Pacific que comercializaba Armería Enguix. “¿Qué le envíe otros dies sr. Paris…, pero oiga es que usted los colecciona? Hagan cálculos y verán que recargar para ahorrar no es, salvo que se peguen muchos tiros, una buena razón para iniciarse en esta actividad.
¿Entonces para qué es útil la recarga? Pues la verdadera utilidad práctica que tiene es doble: por un lado, recargando puedes conseguir mejorar al máximo las prestaciones que te puede aportar tu arma de tiro o de caza y, por otro lado, la recarga sirve para poder comprender cómo se produce un disparo, así como para calcular mejor sus efectos, es decir, para aprender sobre balística, que siempre fue mi pasión.
LA RECARGA MEJORA LA EXPANSIÓN
Aunque me he hecho algunos cartuchos para cazar de ciertos calibres, sobre todo del .338 Win. Mag. y .375 H&H Mag, no tengo mucha experiencia recargando cartuchería con fines cinegéticos, pero lo cierto es que quienes recargan con este propósito consiguen mejorar los resultados de los calibres que utilizan jugando con la velocidad y la expansión de las balas.
Por ejemplo, hace unos meses conocí a un señor en mi campo de tiro que dispara en su .30-06 proyectiles de punta plana de 170 grains del .30-30 para cazar en esperas porque, al ser más blandos y de punta plana, expanden muy bien y los jabalíes rara vez quedan heridos.
Otros ejemplos: En montería se puede conseguir efectos muy “interesantes” utilizando calibres grandes y proyectiles más ligeros o blandos que los comerciales.
Yo los hacía disparando balas Speer de 235 grains, muy blandas, en mi .375 H&H Mag. y otras personas consiguen aún mejores efectos de parada y retroceso más tolerable con este calibre usando balas Hornady de 220 grains de punta plana. Igualmente, haciendo pruebas con calibres pequeños recargados con balas más pesadas que las comerciales, se pueden cobrar con más efectividad animales más grandes.
Por ejemplo, corzos e incluso ciervas con el calibre .222 Remington cargado con balas más pesadas de las normales de 50- 55 grains (y con una pólvora más lenta, adecuada al mayor peso del proyectil).
Y SOBRE TODO MEJORA LA PRECISIÓN
Las dosis de pólvora que contienen las vainas de los cartuchos comerciales, al estar cargados con máquinas industriales, no pesan exactamente igual, y lo mismo sucede con los proyectiles, sobre todo si son semiblindados (es decir, balas convencionales provistas de núcleo de plomo y envuelta metálica abierta por la punta de la bala), por lo que los disparos no son tan regulares en velocidad como los que se consigue pesando una a una las cargas de pólvora y utilizando proyectiles del mismo peso.
La recarga también permite igualar la presión de engarce de los proyectiles y de los pistones, así como regular el valor de introducción de la bala en la vaina, utilizar vainas que tienen la misma capacidad e incluso recalibrar solo su cuello utilizando un die especial, lo que, en conjunto, permite realizar agrupaciones mucho más cerradas que las que consiguen los cartuchos comerciales por muy regulares que sean, lo que no solo es útil en las competiciones de tiro, sino también para cazar a grandes distancias, por ejemplo a más de 300 metros, animales pequeños.
ÚTILES ADECUADOS Y MUCHA PACIENCIA
Pero conseguir cartuchos que superen las prestaciones de los comerciales, aunque no es difícil y se puede lograr con poco tiempo de experiencia, sí requiere primero poseer un equipo de recarga que reúna una calidad mínima, aprender a manejarlo y realizar muchas pruebas, además de, como veremos, no ser una persona despistada, sino metódica y constante. En cuadro aparte se proporcionan el listado de accesorios mínimos que necesitamos para poder fabricar cartuchos de buena calidad, cuyo manejo y utilidad iremos desgranando en próximos capítulos.