Los problemas en sus largas y caídas orejas, que arrastra por el suelo cuando sigue concienzudamente el rastro de una pieza, suelen ser habituales en estos perros. Así, es posible que sufran infecciones en sus oídos que pueden curarse fácilmente si se diagnostican y tratan a tiempo.
He criado y cazado con sabuesos españoles durante muchos años, y tengo que decir, como otras tantas veces con otras razas de caza, que lo habitual es que sean perros sanos, especialmente en lo relacionado con enfermedades hereditarias.
Aun así, hay algunos pequeños problemas que he detectado ocasionalmente en ellos y que paso a detallar. No es muy frecuente, pero hay cierta tendencia a que padezcan un problema relacionado con los párpados que, a la larga, afecta a los ojos, pudiendo conducir a la pérdida de la vista.
Este problema, que es bastante frecuente en veterinaria, está relacionado con la estructura del cráneo del perro y también con la laxitud de la piel del animal. En un ejemplar sano, el borde del párpado debe “ajustar” perfectamente a la superficie del ojo y hacer un recorrido limpio y suave cuando el párpado se cierre y se abra.
En algunos perros, la apertura del párpado puede ser demasiado estrecha: éste se gira y roza la piel con la córnea y se produce lo que denominamos entropión. En otros, ocurre lo contrario: el párpado y la piel son laxos y se separan mucho del ojo, dejando una especie de “bolsillo” por donde se expone la mucosa conjuntival y que llamamos ectropión.
En el primer caso, el roce de la piel y los pelos termina dañando la córnea y produciendo úlceras corneales; en el segundo caso (y especialmente en los perros de caza), la mucosa se irrita, se seca y el “bolsillo” se llena de suciedad cuando los animales salen al campo. Ambos problemas son físicos de los párpados, las estructuras que protegen el ojo.
Por ello, la solución también es física y requiere la reconstrucción de dichos párpados para que queden bien ajustados a los ojos. En el caso del entropión, haciendo un ojal que tire del párpado hacia fuera, mientras que en el ectropión, recortando el exceso de piel.
En ambos supuestos, es una de las cirugías más básicas en oftalmología veterinaria y una de las que con más frecuencia realizamos los veterinarios clínicos.
LAS TEMIDAS OTITIS
Y si hablamos de sabuesos, tenemos que hablar inexorablemente de sus largas orejas y de los problemas que ello conlleva en sus oídos.
Empecemos diciendo que muchos sabuesos españoles literalmente arrastran las orejas por el suelo cuando van rastreando concienzudamente. Esto tiene un motivo: levantan los efluvios de la pieza a la que siguen, lo que facilita su trabajo.
Pero también tiene un inconveniente: las orejas largas no permiten la aireación del oído y, por tanto, este tipo de perros tienden a padecer problemas de otitis. Con el nombre de otitis englobamos una serie de patologías que normalmente afectan a la parte más interna del pabellón auditivo y al oído externo y cursan con un proceso inflamatorio agudo o crónico.
Pero bajo el nombre genérico de otitis realmente incluimos numerosas enfermedades que afectan al oído, por lo que siempre digo que otitis es el nombre, pero lo que tiene importancia es el apellido de la enfermedad.
Por ello, no es lo mismo si es una otitis infecciosa que si es una otitis alérgica o una otitis parasitaria, ya que el tratamiento y su respuesta varía en gran medida de una a otra. Por ejemplo, el tratamiento de las otitis parasitarias es muy sencillo con los modernos medicamentos, mientras que las otitis infecciosas se pueden volver resistentes y muy difíciles de corregir.
El cuadro clínico varía sensiblemente de una a otra, pero generalmente existe picor y/o dolor en el oído y el perro tiende a sacudir la cabeza y a rascarse constantemente. El oído está caliente y enrojecido y es frecuente que desprenda un fuerte olor y que esté manchado por dentro con una cera oscura o pus de diferente coloración.
Como indicaba, los perros de orejas largas y caídas son más propensos a padecer otitis, ya que el pabellón auditivo tapa el conducto y no permite una correcta aireación de este, haciendo que exista un mayor grado de humedad y un ambiente idóneo para el crecimiento de microorganismos.
Por ello, cualquier alteración de la piel de la oreja u oído puede desencadenar un proceso infeccioso. •