En abril, ya no se puede colgar, no debemos descuidar a nuestras perdices de reclamo para que puedan afrontar el pelecho con las suficientes energías.
Ojalá se hagan ciertos los conocidos refranes de: “En abril aguas mil” o “En abril cabe el agua en un barril pero si se llega a derramar no cabe ni por tierra ni por mar”.
Nuestras perdices establecidas ya en sus particulares hábitats iniciarán pronto la puesta de sus huevos que originarán una nueva pollada.
Doce o quince huevos serán lo normal de la puesta, para la cual buscarán lugares resguardados y en ocasiones orillas de caminos y carreteras huyendo de la presencia de depredadores que frecuentarán mucho menos estos sitios por los que suelen transitar el hombre.
Cuando la caza del reclamo no era legal también solía colgarse en estas fechas y así lo reflejan ciertos libros escritos en las primeras décadas del pasado siglo.
Ciertamente era perjudicial dicha práctica ya que se cazaban hembras con la huevera a punto de ser puesta. Hoy afortunadamente está descartada esta práctica ya que el cuquillero actual se encuentra mucho más concienciado con todo lo legal establecido.
Nuestros reclamos, bien aún en la jaula, o ya en los terreros nos obsequiarán con frecuentes y continuas cantadas, pájaros que no dijeron ni pío cuando se sacaron al campo nos deleitarán ahora con un constante y variado repertorio. El motivo no es ni más ni menos que están adquiriendo una subida de celo, probablemente la que no tuvieron en las fechas de la cuelga.
El campo actuará de manera similar, aunque si se colgase no se correrían a la jaula como en los meses de apertura de la veda, haciendo verdad otro conocido refrán que decía: “En abril mucho cantar y poco venir”.
MES PARA EXTREMAR EL CUIDADO DE LOS RECLAMOS
Este mes según los hombres de campo, junto a octubre son los meses que tienen las llaves de la naturaleza y, ciertamente, si en las lluvias son generosas, posiblemente permitirán que el verano sea mucho más soportable y llevadero para las queridas patirrojas que no soportarán una pertinaz sequía.
No debemos olvidar que nuestros reclamos, que se enfrentarán en breve a la muda de todo su plumaje, necesitan ahora del mayor cuido y mimo, para que afronten el pelecho con la mayor reserva de energías que le permitirá que éste se realice con el mayor éxito y garantía.
Aquellos aficionados que una vez terminada la cuelga, dejan a sus perdices en manos de terceros, aunque éstos ofrezcan probadas garantías, no demuestran sino que son de algún modo unos comodones, que no buscan otros objetivos que la fácil cuelga, desprendiéndose luego de las obligaciones y tareas que los reclamos precisan durante todo el año de sus dueños. Deben ser ellos y no aquéllos los que la lleven a cabo, no olvidaremos por ello otro dicho popular que especifica bien claro que: “El ojo del amo engorda al caballo”.
En los lugares de temperaturas más avanzadas se iniciará, tras la puesta, la incubación de las perdices en la que colaborarán tanto machos como hembras, y luego de llevarla a cabo durante aproximadamente veintitrés días verán la luz unos pequeños perdigoncillos que encontrarán en el mes de mayo, si han sido las lluvias generosas, las condiciones óptimas para que crezcan y se desarrollen con las máximas posibilidades de alcanzar en los meses sucesivos su total y completa madurez.
Manuel Jerónimo Lluch Lluch