Seguridad activa

A finales del mes de agosto del año pasado recibí en varias ocasiones, enviado por amigos míos, un vídeo en que una persona con acento argentino daba datos numéricos sobre la seguridad en Sudáfrica y un pretendido –y reconocido– genocidio sobre la población boer que él llamaba buer.

Los datos eran sobrecogedores, y además falsos, así como el pretendido genocidio sistemático provocado contra los boers, los antiguos descendientes de los primeros colonizadores europeos, los holandeses, del cono sur africano.

La seguridad en un país para los viajeros es la primera condición que se ha de valorar antes de iniciar un viaje, ya sea de turismo, aventura o de caza, da igual; es la primera premisa a tener en cuenta. A lo largo de mi ya dilatada carrera han sido innumerables las veces que decidimos no enviar a nadie a destinos que no nos daban un estándar de nivel de seguridad, independientemente de que el resto del sector los siguiera enviando —lo que nosotros considerábamos erróneo, aparte de peligroso— y siempre el tiempo nos dio la razón.

No hay destino seguro al 100 %, ni siquiera viajando al Estado Vaticano. Nosotros tenemos la suerte de vivir en un país muy seguro, España, y muestra de ello son los casi cien millones de visitantes anuales, pero eso no supone que no ocurran crímenes, aunque, sin duda, en menor volumen que en la mayoría de países del mundo.

Países muy violentos, como Méjico, Brasil y otros estados centro y sudamericanos, no llevan implícito un problema personal para los visitantes, y mucho menos para los cazadores que desenvuelven su actividad en el medio rural.

La atracción que supone Sudáfrica, el país más desarrollado del continente, hace un efecto llamada a sus países vecinos y esta emigración ilegal crea fondos de profunda pobreza, siendo nidos de criminalidad en el mundo entero. Esa emigración ilegal tiene su mayor actividad en las fronteras con Zimbabue y con Mozambique, en el sur del país es menor al no haber otras fronteras que los océanos Indico y Atlántico.

Que los delincuentes se atrevan a ir contra instalaciones de cazadores es muy improbable, a la vez que absurdo, porque se presupone que cuentan con armas y sería para ellos meterse en un avispero incontrolado.

Que hay asaltos a granjeros blancos, sin determinar que sean boers, ingleses, portugueses o de cualquier otro origen, es cierto; pero es falso el discurso del vídeo sobre una organización dirigida de modo expreso para suprimir a los buers.

Yo he agradecido a todos los que se han preocupado por mi persona y me enviaron el citado vídeo. De momento, sigo pagando y manteniendo mi seguridad privada para que todos nuestros huéspedes se encuentren lo suficientemente cómodos y sin agobios sobre estos temas. Aunque, repito, la seguridad en el mundo no es impermeable como los forros de goretex que usamos para cazar.

Viaje usted, relájese, disfrute y, en caso de tener alguna duda, consulte con nuestra eficaz fuente de información del Ministerio de Asuntos Exteriores, que le pondrá al día del destino de su próximo viaje, ¡y buena caza!

 

José García Escorial.
Secretario de la Asociación de Cazadores Profesionales de España (APTCE).

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