Pasadas las reelecciones de junio 2016, y vistos los resultados, un hondo suspiro recorrió el cuerpo de los aficionados y aficionadas a la caza, la pesca, la tauromaquia y en general el mundo rural. Ese mundo rural que vive y disfruta en el campo, en los pueblos, y del que también disfruta y se sirve el urbanita.
Puede que estas reflexiones no tengan mucho que ver con lo que tendría que ser una columna sobre caza y los múltiples problemas que la acechan, pero querría hacer dos consideraciones sobre este resultado que sí creo que pueden tener serias implicaciones en el devenir futuro de nuestra afición. Primera.- El abultado respaldo que una organización animalista ha obtenido, pero que en este caso, por la realidad de nuestro sistema electoral, no le ha permitido obtener escaños.
Me preocupa que haya tanta gente que respalde posturas tan radicales, totalitarias e intransigentes, y que de cambiar el sistema electoral a circunscripción única podrían entrar en el Parlamento. Sin embargo en las próximas europeas, que tan poca pasión despiertan en el electorado, sí podrían obtener representación. Parlamento europeo que parece que intenta avanzar hacia una mayor toma de decisiones, y estas sí podrían ser transcendentales para nuestros intereses. De hecho lo vienen intentando a la menor ocasión.
El auge de corrientes político-ecologistas que afloran y alcanzan cotas de poder en otros países nos debería poner en guardia, sobre todo cuando se toman tan a la ligera los votos que entregamos pensando que lo que se dirime allí nos afecta poco. Esa es la asignatura pendiente de la UE.
La situación provocada en Inglaterra demuestra lo alejados que están los burócratas de Bruselas de la realidad de los pueblos a los que representan. Pago impuestos para algo más que mantener una enorme burocracia europea que no entienda que yo también tengo derechos y que el medio rural es algo más que salir a pasear los domingos y hacer fotos del campo lleno de amapolas en primavera.
Que entienda que no puede haber dos mundos: el urbano y el rural. Que ambos se complementan, pero deben respetarse, sin imposiciones de una parte sobre la otra. Y segunda.- La rabia y el odio que algunos simpatizantes del populismo han destilado tras conocer su sorpasso, echando la culpa a los mayores y al medio rural.
Vergonzosos y repugnantes comentarios de quienes son hijos predilectos de la democracia, pues no han conocido otro sistema político, y que demuestran un serio problema generacional y de respeto hacia el prójimo. Ya tenemos bastantes problemas con la falta de relevo generacional en la caza, para que encima, por ser ‘mayores’, se nos quiera excluir de la vida democrática porque a algunos no les gusta el resultado electoral, y lo que es más preocupante es que una parte de la sociedad, por ser urbana, se crea con más derechos y más sabiduría democrática que el rural. ¡Hasta ahí podíamos llegar! Por eso debemos seguir alertas.
Roberto Rincón