Tuve la fortuna de encontrarme con el venado de mi vida, un majestuoso ejemplar de ciervo ibérico.
El venado fue cazado en la montería celebrada en la finca Los Gamos, una finca abierta de la localidad sevillana de El Pedroso. En plena Sierra Norte de Sevilla.
Una mañana estupenda donde el campo estaba radiante, generoso por las lluvias de días anteriores. Lo agradecido que es el campo.
Puesto bonito, con medio cerrete de encinas y bastante visibilidad. Compartía puesto con mi amigo. Compañero de carrera y camarada de caza, Miguel Ángel Sánchez Gamonoso.
Incomodos por habernos tocado en un cierre y tener una suelta justo a nuestra espalda a escasos 50 metros, manifesté nuestro mal contento a uno de los rehaleros (con muchísimo respeto), para que no hiciesen tanto ruido, estábamos en un puesto de cierre y los primeros momentos de la montería son claves en estos enclaves. El hombre muy amablemente y gran conocedor de aquellos lares, nos explicó que estábamos en una huida natural de reses y el ruido no iba a impedir que estas corriesen por allí.
La suelta se produjo sobre las 12:00 de la mañana.
Nada mas soltar nos entraron las primeras hembras, un grupo de tres ciervas y sus chotas del año, corren hacia mi derecha y cruzan a la otra finca. A los 10 minutos nos vuelve a entrar una cierva grande, sola. Se para frente a nosotros casi a mitad del cerrete que tenemos frente nuestra. Tapada con las ramas de la copa de una encina se orienta y coge dirección contraria a las otras ciervas. Detrás de ella el venao. Se para en el mismo sitio, le veo cuerpo, cuello y luchaderas (lo que me asegura que es un venado). Encaro el rifle y le pongo la cruz en la paletilla-codillo. Aviso con un liviano silbido a mi compañero. No se entera.
El venado empieza a moverse y coge el mismo son que la cierva que le precedía. Sin dudar y viendo que el venado trotando se iba, apreté el gatillo de mi rifle. El venado quedó muerto en el instante. Un tiro en la base del cuello.
No era consciente del venado que acabada de cazar hasta que no fuimos a verlo. La alegría y emoción todavía las tengo.
El venado lo ha medido mi taxidermista de confianza Jesús Lozano Pino, y ha dado una puntuación en verde de 193.55 puntos (medalla de oro). Estamos a la espera de la medición oficial de la junta de homologación.
¡Increíble experiencia!
Por Francisco Manuel de la Rosa Monroy