Descaste de conejos, empieza la campaña

Al llegar el inicio del verano en la gran mayoría de las Comunidades Autónomas permiten como una modalidad de caza, el descaste de conejos con escopeta y sin perros.

Una modalidad muy atractiva para el cazador de especies menores, que espera ansioso la apertura de la media veda, donde cada año es una aventura encontrar abundancia de codornices, siendo la paloma, la salvadora de la campaña cinegética.

Estuvimos en un pueblo de Madrid, Cobeña,  donde abundan en tal proporción los conejos que al llegar por carretera los vemos por los taludes  y sus márgenes de seguridad, como si lo supieran, que ahí el cazador no les busca. Se mueven huyendo al vernos a su madruguera en tierras blandas, con carreras simpáticas moviendo su cola blanca.

Este año como los anteriores se cazan los conejos medianos y pequeños para control de población y evitar así, que sufran la conocida mixomatosis. Es preferible que tengan una muerte súbita, que no por la enfermedad de no ver (quedarse ciegos), no pudiendo encontrar la comida y morir de hambre eso es, un maltrato animal. Si no podemos medios para evitarlo y el cazador, los pone con un coste como siempre de su bolsillo doméstico.

Si no hubiera descaste, el campo se llenaría de cadáveres de conejos y no hay aves rapaces suficientes para comer y limpiar el campo. Las alimañas si que tienen conejos suficientes entre los infectados y los gazapos despistados correteando por el monte.

Descaste de conejos

Este año la media de conejos, en la madrugada, hasta que el turista aparece recorriendo caminos y sendas, andando o en bicicleta, creyéndose los amos del campo es, de una veintena de unidades por cazador y día. Unos conejos que una vez limpios se les puede apreciar las grasas que tienen en su cuerpo, de estar bien alimentados a costa de la siembra del agricultor, romero, y lo que pillan por el monte. Gastronómicamente son exquisitos al ajillo o como se les quiera elaborar. Producto del campo ecológico.
Cazar no es matar, es conservación.

Autor: Cesáreo Martin