No sé qué extraño vínculo une al ciclismo con la caza, pero existe y es muy fuerte. Con frecuencia se decía que los ciclistas necesitan entrenar durante su lapso vacacional de otoño e invierno, y que no es conveniente que hagan bicicleta, sino andar por el monte. No me parece una razón demasiado convincente, pero esa parece ser la explicación para entender que haya tantos ciclistas profesionales aficionados a la caza. Un auténtico privilegio, sobre todo para mí que soy muy aficionado a ambas actividades.
Federico Martín Bahamontes regentó durante muchos años una armería de caza en Toledo. Finalizando su etapa como ciclista, invitó a su gran rival, Jacques Anquetil, a disfrutar de unas jornadas de caza con las patirrojas en Toledo, probablemente entonces el mejor enclave perdicero del mundo. Greg Lemond, norteamericano que ganó el Tour de Francia en tres ocasiones, sufrió un accidente de caza gravísimo que estuvo a punto de costarle la vida. Cazaba pavos salvajes junto a su tío y su cuñado. Este último disparó imprudentemente al movimiento de la maleza impactando de lleno en el torax de Lemond. Más de 35 perdigones del número 2 fueron retirados de los pulmones, hígado e incluso de la parte externa del corazón de Greg, que estuvo al borde de la muerte.
Hace pocos años hicimos un reportaje para Caza y Pesca TV con ciclistas cazadores en una jornada de menor en un coto de Ciudad Real. Estaba Nemesio Jimenez, el más veterano y experto cazador, que militaba en el mítico equipo Kas. También acudieron Fernando Escartín, que pertenece a una saga de grandes cazadores de jabalí en el Pirineo; Benjamín Noval, lugarteniente de Contador en los últimos años y apasionado cazador, o Javier Pascual, ganador de pruebas importantes hace una década. Alberto Contador tampoco faltó a la cita. Alberto es un chico listo que en poco tiempo ha aprendido el oficio de cazador y se ha convertido en un excelente tirador. Es amante de la naturaleza y los animales. Le gusta el silvestrismo, y tira exclusivamente caza menor, con predilección por los zorzales.
Como es un gran amigo en una ocasión le raptamos para llevarle a un gran paso de zorzales en la frontera con Portugal. Dormimos en el campo y me impresionó la cantidad de datos y coordenadas de su situación que tuvo que facilitar a lo largo de la tarde para satisfacer la insaciable demanda de los organismos que controlan el dopaje. Me di cuenta de la esclavitud que supone el ser un gran campeón como él. Como suele ocurrir en estos casos el presunto paraíso zorzalero fue un fiasco y nos volvimos con las manos vacías. Eso sí, Alberto no perdió en ningún momento su eterna sonrisa. Alberto se comunicaba mediante mensajes telefónicos con Andy Schlek, uno de sus grandes rivales, para relatarse y enviarse imágenes mutuamente de sus jornadas de caza. Los hermanos Schelk, Franck y Andy, también son apasionados cazadores.
Tengo la gran suerte de ser amigo de mis dos grandes ídolos ciclistas. Además de Contador he cazado más de una vez con Induráin. Miguel y Pruden, además de hermanos, son muy aficionados al campo y desde siempre Pruden tiró de Miguel para llevarle de caza. La última vez que cazamos juntos fue en una batida de caza mayor en la Rioja. Pocas veces he pasado tanto frío. Durante toda la jornada el termómetro no subió de cinco grados bajo cero y estuvimos parados en los puestos hasta la noche, lo que da idea de las penalidades sufridas.
La cacería, en terreno abierto y agreste, respondió a lo esperado, es decir muchas horas de frío para pocos lances de caza. Una vez terminada Miguel saludó y agradeció uno a uno a todos los batidores y perreros su trabajo, ya que es un tipo excepcional, tan buena persona como ciclista. Solamente se cobró un buen venado y lo hizo de manera magistral el propio Miguelón. Ya en la cena le preguntamos dónde pensaba colocar una cuerna tan atractiva como la que acababa de conseguir. A Miguel, poco habituado a la caza de trofeos, se le torció el gesto y masculló que si llevaba ése cabezón a su casa, Marisa, su mujer, le echaba.
Desde entonces el trofeo luce en la sede de los cazadores de la Cabrera leonesa, con quienes comparto coto, orgullosos de ver el nombre de Miguel Induráin en la chapa.
Juan Delibes