La caza es una herramienta imprescindible para el control de las poblaciones silvestres en el Parque Nacional de Cabañeros. Así lo reconoce el Organismo Autónomo de Parques Nacionales (OAPN) en el último borrador del Plan de Control de Ungulados de este espacio, que deja claro que sin caza será imposible limitar el número de ejemplares de, especialmente, muflones, gamos y jabalíes.
Ante esto, la Plataforma de Afectados por Parques Nacionales lamenta la hipocresía que ha llevado a prohibir la caza en estos espacios para posteriormente admitir que es imprescindible para la gestión de los ecosistemas.
Además, reclama que se aclare cuanto antes quién y cómo va a financiar esas acciones cinegéticas cuando deban desarrollarse en las fincas privadas, que suponen el 40 % de la superficie del Parque Nacional de Cabañeros, una vez que se impide el aprovechamiento comercial de estas actividades.
Para ello, añaden, es imprescindible que el OAPN alcance un acuerdo con los propietarios a todos los niveles, una vez que se sigue a la espera de fijar las indemnizaciones previstas por la prohibición de la caza en los parques nacionales.
Este documento explica en primer lugar que es imprescindible acometer controles poblacionales, dado que «la ausencia de control conllevaría incrementos poblacionales anuales de entre el 25 % y el 30 % para el ciervo y aún mayores para el gamo y el muflón debido a la acusada descompensación de sexos a favor de las hembras».
Además, «estos incrementos poblacionales anuales alcanzan valores de hasta el 50-60% para el jabalí». La conclusión es que «ante dichos incrementos la ausencia de control podría llegar a ser catastrófica para el medio».
A la hora de analizar las diversas opciones que hay para controlar estas poblaciones, el OAPN explica que mientras la reintroducción de predadores no sería ni suficiente ni efectivo, los métodos no letales (capturas de traslocación y controles de fertilidad) no son selectivos, suponen un altísimo coste económico «y conllevan el uso de fármacos en contra de los métodos previstos en parques naturales».
En cuanto a los «métodos letales», si no se utiliza la caza la opción alternativa es la extracción de capturaderos. Según explica el borrador del Plan de Control de Ungulados, en el caso del ciervo esto consiste «en la captura, transporte a corrales de manejo y sacrificio con pistola de perno cautivo (puntualmente, con arma de fuego del calibre 22)», mientras que en el caso del jabalí «por la imposibilidad técnica de su manejo debido al riesgo de accidente para las personas, estos se sacrifican en el capturadero con arma de fuego autorizada».
Pero este sistema, que además genera situaciones «altamente estresantes» para los animales, tampoco resulta efectivo, explica el OAPN, puesto que no es selectivo, no garantiza la extracción de los cupos establecidos y no es aplicable a especies como el gamo y el muflón.
Por eso, en este escenario el Organismo Autónomo de Parques Nacionales tiene claro que «deberán posiblemente emplearse artes cinegéticas como los recechos y aguardos, de carácter más selectivo que cualquier otro método».
Estos «son absolutamente necesarios para las especies gamo y muflón, que prácticamente no entran en los capturaderos y que tampoco se capturan en número proporcional a su población en las batidas de control (si estas fueran necesarias)». En cuanto a los aguardos de jabalí, «se consideran absolutamente determinantes», explica el informe.
Según explica la Plataforma de Afectados por Parques esto supone que tras prohibir la caza en los Parques Nacionales «la realidad es que se ha demostrado que es necesaria para gestionar estos ecosistemas y controlar sus poblaciones, tal y como defendíamos».
También queda claro que al final, de una manera o de otra, habrá que cazar en Cabañeros, y lo que antes era generación de riqueza y empleo por la inversión que llevaban a cabo los cazadores, ahora será gasto público.