En el seno de las asociaciones representativas del sector que suscriben esta nota, flota en el ambiente esta pregunta. Lo parece a tenor de las últimas intervenciones, realizadas por agentes de este cuerpo especializado de la Guardia Civil en núcleos zoológicos y certámenes en los que participan las rehalas. Actuaciones que, por sí solas, no tendrían relevancia de no darse un excesivo aumento de celo en la búsqueda incesante de cualquier motivo para expedientar.
Sin embargo, la gota que ha colmado el vaso y nos hace plantearnos esta nota de protesta, es la actuación en Archidona el pasado 8 de mayo, en la que los rehaleros hartos del acoso y la persecución de estos últimos años en dicha concentración, decidieron abandonar el recinto ferial, decisión que cuenta con todo el apoyo de la Asociación Española de Rehalas (AER) y la Asociación de Rehalas Españolas Caza y Libertad (ARRECAL).
Y es que no se trata de un hecho puntual ya que sufrimos un aumento de celo desmedido e injustificado en la presión a la que vienen sometiendo a los rehaleros, especialmente, en zonas de Andalucía, Castilla – La Mancha, Extremadura, fruto del cual los agentes están llegando a un marcaje férreo de la dignidad de los rehaleros, sometiéndoles a inspecciones sorpresa y a deshora, les conducen por la vía pública, como si estuviéran detenidos, y les desmontan instalaciones en busca de no se sabe qué, en un “totum revolutum” de papeles, perros y enseres.
No es que sea especialmente difícil actuar contra personas como los rehaleros, perfectamente localizadas en sus Núcleos Zoológicos, con animales censados, localizados y sanitariamente cubriendo un calendario, con domicilios conocidos o en jornadas dedicadas a la montería.
Son muchos años de respeto mutuo de la actividad de la caza y de nuestros rehaleros a la autoridad que representan estas patrullas, un respeto que se está deteriorando por manifiesta animadversión de algunos números contra el sector, puede que…presionados por el radicalismo y contaminados con ideas y falacias propias del animalismo más intolerante.
Está comprobado que es fácil actuar contra los rehaleros, mucho más que contra hechos más complejos como el furtivismo, el robo de perros o de elementos del mundo rural. Los ladrones asolan impunemente posesiones y haciendas, aperos o ganado, los pirómanos campean, sintiéndose impunes en nuestros campos, con incendios forestales que destruyen la vida y el futuro de nuestra tierra.
Lo que nos planteamos desde las asociaciones rehaleras y con el apoyo del resto del sector cinegético es: si para el Seprona la prioridad es “la seguridad frente al riesgo”. Existen otras causas que demandan mucha más atención. Ya hemos hablado en muchas ocasiones, de las dificultades de enfrentarse a una situación de incertidumbre por personas normales y en nuestra vida cotidiana, sobre todo cuando conocemos la cantidad de agresiones y el aumento de robos que quedan impunes y por individuos que ponen en riesgo una y otra vez a la ciudadanía y que quedan prácticamente impunes.
Las entidades que suscriben esta nota quieren transmitir el hartazgo del colectivo rehalero, por ésta y otras causas ya conocidas y tenemos la seguridad que como consecuencia directa de esta persecución, solo se pueden transmitir al sector cinegético sentimientos negativos y llevarnos, a un sector esencial como las rehalas, a tomar medidas colectivas de presión para que esta situación termine.
No olvidemos que, sin rehalas no hay montería.
Fdo.: Felipe Vegué – Alfonso Aguado AER. ARRECAL. ONC.