Desde Bruselas, y antes de una noche con pinta de alargarse con las negociaciones sobre los cupos de pesca que deben cerrarse hoy, Guillermo Blanco explicaba que estaba allí «porque no nos fiamos de los datos que haya podido transmitir el Estado».
El consejero del Gobierno de Cantabria lo decía justo después de entregar al responsable de la Dirección General de Medio Ambiente y Biodiversidad de la Comisión Europea, Humberto Delgado, las cifras de evolución de las manadas de lobos y las de los daños causados en el ganado en el último año. Las de Cantabria y también las de Asturias, Galicia y Castilla y León.
«Recurrimos a Europa sabiendo que los estados miembros son soberanos para legislar sobre este asunto, para decirles que en España no nos hacen caso, y porque no nos fiamos de los datos que pueda pasar el Estado». Buscando, en resumen, apoyos que permitan los controles poblacionales de lobos. O sea, cazar ejemplares de forma puntual cuando se estime que sea necesario.
Blanco definió a su interlocutor como «afable y muy empático». Para poner en contexto su reunión, explicó que Ursula Von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, «ha pedido el análisis de los datos técnicos y científicos» sobre este asunto. Y que en las cuatro comunidades que hacen frente común con la problemática del lobo querían entregar, por esa desconfianza hacia el Gobierno español, sus propios datos firmados por los cuatro consejeros del ramo.
En el caso de Cantabria, por ejemplo, «se ha pasado de doce a veinte manadas entre 2014 y 2022, y se han contabilizado 1.907 reses muertas o heridas por ataques a lo largo de 2021». Querían aclarar, insistía hace unos días el regionalista a preguntas del periódico El Diario Montañés, que «el 97% de los lobos que hay en el Reino de España están en estas cuatro comunidades». Para evitar, aclaraba, una imagen distorsionada de los números totales.
Blanco, que por tercera vez acude a Bruselas con el lobo en su agenda de trabajo, aseguró que, durante la reunión, le explicó a Delgado «las peculiaridades del terreno, las posibilidades que hay de instalar medidas de defensa del ganado y la necesidad que tenemos de hacer un control poblacional». Para ello, llegó a mostrar al portugués fotos de Sejos. «Para que viera que allí una manada de caballos puede dispersarse, pongamos, por unos cinco kilómetros cuadrados. Pones mastines, de acuerdo. ¿Y qué haces? ¿Pones un mastín por cada caballo? Porque así se producen los ataques y es eso lo que está pasando».
El consejero insistió en que Cantabria y las otras tres comunidades abogan por «la coexistencia del lobo y la ganadería extensiva». Defendió, de hecho, este modelo y sus beneficios para la lucha contra los incendios, para mantaner los montes limpios y para, en general, «mejorar la biodiversidad» en los territorios. «Pero para esto necesitamos el control poblacional. Por el control en sí en zonas puntuales en las que se producen los ataques y por el efecto disuasorio que produce en las manadas». Es decir, que matar un lobo –es lo que siempre explica– hace que el resto se lo piense.
Una de las cuestiones que destacaba el consejero es que había relatado como «el Estado –el Ministerio de Transición Ecológica, en concreto–, no informa sobre las resoluciones de extracción emitidas desde Cantabria». Unos informes que «no son vinculantes, pero sí preceptivos, y que está obligado a enviarnos». Blanco manifestó que Delgado le había mostrado su sorpresa por este asunto y que se comprometió a «instar a la ministra» Teresa Ribera a que se cumpla con estos informes.
«Nosotros sabemos que los estados son soberanos en la legislación. Y España ha ido más allá en la directiva de 1992, en la que en Europa no se ha movido ni una coma. Nosotros recurrimos a Europa sabiendo todo eso, para explicar que no nos hacen caso. Y queda claro con una comparecencia que hemos pedido en el Senado hace año y medio y que, como tienen mayoría, tienen parada», insistía Blanco, que volvió a repetir el mantra con el que responde cada dos por tres a este asunto en los últimos meses. «Nosotros, con el Plan de 2019, teníamos una paz social que ha roto este Gobierno» con la inclusión del lobo en el Lespre.
Fuente: El Diario Montañés