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Citroën C3 Aircross, un monovolumen muy osado
La última apuesta de Citroën resulta difícil de definir. El C3 Aircross es un monovolumen que se ha orientado hacia la apuesta todo camino del segmento B, esa tan de moda. Su fabricación se realiza en la zaragozana planta de Figueruelas, pues es fruto de una colaboración con Opel. El Citroën C3 Aircross comparte plataforma y motores con el Opel Crossland X.
Sin entrar en disquisiciones estéticas ni gustos, hay que reconocerle que tiene su gracia en la separación de los faros en dos bloques claramente diferenciados. Pierde, frente a otros Aircross de la gama, los airbumps de protección lateral y debe ser porque su marcada personalidad no los necesita, se le ve como un coche robusto.
Otro aliciente destacable del nuevo C3 Aircross es su personalización. Como otros modelos de moda del mercado, puede disponer de techo de color diferenciado (400 € de opcional) –igualmente se puede elegir el color de las barras de techo y de las carcasas de retrovisores– y de unos adhesivos en las ventanillas traseras que le dan un aire desenfadado.
Parece más voluminoso de lo que sus dimensiones nos dicen, 4,15 metros de largo (154 mm más que el C3 normal) y 1,63 metros de alto.
Mantiene unas formas muy cúbicas, aunque de diseño fluido. Dos detalles: la trasera que cae casi en la vertical, mientras que sus rivales apuestan por caídas más pronunciadas; o el capó delantero que tiene, de una altura notablemente superior a la de sus rivales. Mantiene, por tanto, un aspecto de monovolumen, que es lo que hace que a simple vista nos parezca más funcional que la competencia. No en vano es el natural sucesor del C3 Picasso de la generación anterior.
Por dentro el C3 Aicross es un coche amplio: en las plazas delanteras sobra espacio para ir cómodo y en las traseras ocurre lo mismo, tres personas se acomodan con relativa facilidad. La banqueta y el respaldo no tiene las plazas muy marcadas, lo que deja que el tercer integrante vaya algo más cómodo.
Destaca la apertura de las puertas, de casi 90 grados, lo que facilita mucho el acceso. Según las versiones, como la que probamos, tiene el asiento trasero deslizante en 16 cm para jugar con la capacidad del maletero o el espacio para las piernas de los pasajeros. El respaldo también tiene regulación en inclinación.
De los asientos delanteros solo destacar la falta de agarre lateral y unos almohadillados excesivamente mullidos para mi gusto.
Otro de los valores buenos del C3 Aircross es su maletero, 410 litros de capacidad es lo mínimo, y se llega a los 520 litros aprovechando la fila trasera deslizante. Tiene doble fondo, lo que nos permite enrasar su suelo dejando plano el maletero y los asientos abatidos, existiendo la posibilidad de plegar el asiento del acompañante delantero para estibar objetos de mucha longitud.
Nos presenta un interior modulable y versátil como el de un monovolumen.
3 CILINDROS EFICACES
Para la prueba hemos elegido quizá la versión más interesante, un tres cilindros de 110 caballos turbo, la intermedia de la gama. Interesante dado el abandono de las versiones diésel que se está produciendo en el mercado.
Se trata de un motor que destaca por la suavidad de sus reacciones; como los modernos motores turbo destaca por su elasticidad y capacidad de ganar vueltas desde bajas vueltas, lo que nos permite en muchas ocasiones no tener que quitar una marcha para recuperar velocidad.
Su entrega de potencia desde regímenes medios es buena y desde esa zona se puede decir que es un motor con carácter.
Su orientación es de coche urbano, puede moverse con facilidad bajo de vueltas, aquilatando consumos y mover son soltura los 1.200 kilos de peso cuando salimos a carretera.
Sus consumos se encuentran dentro de los parámetros lógicos de consumo en un coche de su peso y prestaciones, y comparados con la versión normal no se disparan en exceso. En nuestro recorrido marcamos unos más que decentes 6,5 litros a los 100 km de media, nada excesivos para un coche de uso corriente con recorrido urbano, con atascos y cortos desplazamientos interurbanos. En carretera se pueden bajar los 6 litros a ritmo legal.
Su comportamiento dinámico es el propio de un coche de su condición, un SUV con centro de gravedad alto y una altura libre al suelo de 17,5 centímetros.
Suspensiones confortables, algo blandas, que en carretera muy virada tienen un periodo de acondicionamiento a su conducción. Siendo una suspensión blanda resulta seca a la hora de pasar por baches, con un rebote del eje trasero acusado.
La dirección tiene mucha asistencia, siendo ideal para ciudad, pero en carretera aísla demasiado las sensaciones. Un punto muy positivo lo tiene en la visibilidad, salvo que la frontal, por el diseño alto de su capó, nos impide saber muy bien dónde está la esquina.
GRIP CONTROL, LA CLAVE
La gama C3 Aircross es tracción delantera. Su capacidad de tracción se puede mejorar con el sistema Grip Control de PSA. Esta opción solo está disponible para el equipamiento Shine –el más alto de la gama– y con un coste de 1.000 €.
Con este sistema se modifica la respuesta del ESP en función de cinco programas o parámetros distintos: normal, nieve, barro, arena y ESP off. Dispone además de control de descenso, que nos permite bajar pendientes sin tener que actuar sobre los pedales.
Hay que decir que, para la sencillez que tiene el sistema, es eficaz; y el coche, con neumáticos de verano y en zonas embarradas con las ciclogénesis que en febrero nos atacaron, respondió a las mil maravillas superando situaciones que no creíamos posible en un coche de solo tracción delantera.
Este sistema supone un plus ante situaciones adversas, no una garantía total fuera del asfalto, y junto a la altura de carrocería nos permitirá llegar algo más allá que los que se aventuren con un turismo.
DESTACABLE
- Respuesta del motor
- Espacio trasero y modularidad
- Capacidad de maletero
MEJORABLE
- Sujeción lateral asientos
- Frenos, resistencia
Tito Fernández
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