A continuación proporcionamos las medidas y actuaciones más eficaces para conseguir recuperar el conejo en aquellos cotos donde antes abundaba y hoy, por diversas razones que han roto sus poblaciones, escasea.
La importancia del conejo en la Península Ibérica es muy pocas veces reconocida, pues es la base de la cadena trófica de muchos ecosistemas y de él dependen especies tan emblemáticas como el águila imperial ibérica (Aquila adalberti) o el lince ibérico (Lynx pardinus). No es de extrañar que especies endémicas de la Península dependan de una especie como el conejo, originario de estas tierras, que siempre ha poblado desde tiempos remotos.
Y no sólo importantes especies animales, especies vegetales como la retama están muy ligadas a la presencia del conejo e incluso la supervivencia humana, sobre todo en tiempos de hambre, que en España los ha habido hasta hace relativamente poco.
Es por ello que la investigación ha avanzado en la búsqueda de soluciones a las dos grandes amenazas de la especie, pero como las cosas de palacio van despacio, la naturaleza, siempre sabia, ha seguido su camino y la propia especie se encuentra prácticamente inmunizada de manera natural en muchos lugares, sobre todo frente a la mixomatosis.
La enfermedad hemorrágico vírica (RHD) es otro cantar, pues se genera en la época de mayor contacto entre los ejemplares (por escamación), y hasta ahora las altas densidades propiciaban abundancia de gazapos a los cuales no afectaba la enfermedad, pero los nuevos brotes que se están dando desde hace unos años, sí que afectan a los gazapos (RDHV, RDHV-N11), por lo que están teniendo letales consecuencias en las poblaciones afectadas.
¡CUIDADO CON LAS REPOBLACIONES!
Como siempre pasa con el conejo, hay zonas en las que se llega casi a nivel de plaga y en otras, en cambio, no se ve un ejemplar, aunque sean zonas conejeras y estén incluso a poca distancia unas de otras. Debido principalmente a la aparición de este nuevo brote y a posibles mutaciones o diferentes cepas del virus, es totalmente nefasto realizar repoblaciones con conejos de lugares poco próximos, pues estamos llevando a cero la posible inmunidad que estuvieran desarrollando nuestros ejemplares.
Si queremos realizar repoblaciones, lo ideal será realizar traslocaciones de zonas próximas de nuestro mismo coto, lógicamente, que no se encuentren afectadas por la enfermedad.
También la dispersión de ejemplares antes de la llegada de estas enfermedades puede ayudar a la supervivencia de la población (cobrarán especial importancia las infraestructuras del coto).
Otra solución es vacunar. Existen vacunas supuestamente eficaces que, aunque he de reconocer que no las he probado y desconozco su efectividad real, pueden ser un buen apoyo si contamos con presupuesto y facilidades para el manejo y manipulación de ejemplares. Y en caso contrario, aunque no se puedan realizar vacunaciones muy numerosas, siempre podemos tener una zona de cría y manejo para futuras repoblaciones o bien vacunar a algunos individuos.
FACTORES LIMITANTES
En un coto medio, sin grandes recursos económicos y que simplemente quiere poder cazar el conejo en la temporada, además de ser responsables y, como ya he comentado, y no realizar sueltas descontroladas ni con ejemplares de zonas lejanas, se podrán realizar una serie de actuaciones en el medio físico que redundarán en favor de la especie.
Eso sí, se deberá tener en cuenta los factores limitantes de la especie, como las altitudes superiores a los 1.100 metros, las bajas temperaturas o las excesivas precipitaciones, así como los suelos rocosos (duros). Y es que no podemos pretender tener conejos donde nunca los hubo, pues lo normal será que no lo consigamos pese a nuestros esfuerzos.
En zonas óptimas, o que podrían serlo, se pueden desarrollar una serie de medidas que favorecerán el éxito de las poblaciones. Como en toda especie de caza, la disponibilidad de comida, cobijo y tranquilidad será determinante y, en concreto para el conejo, también la disponibilidad de suelos óptimos que les permita excavar madrigueras.
PROPORCIONARLES ALIMENTO IDÓNEO
Las especies contenidas dentro de la familia de las gramíneas constituyen el alimento idóneo. Como ejemplo podemos citar las plantaciones mixtas de avena o cebada y trigo blando. También las siembras forrajeras del tipo de la alfalfa o el nabo forrajero pueden dar buenos resultados.
La disponibilidad de este tipo de recursos provocarán un aumento en la calidad y en la cantidad de la leche de las hembras en períodos de lactación, repercutiendo de manera directa, como es lógico, en el éxito reproductivo de la especie y por tanto en la densidad poblacional.
Deberemos tener en cuenta que la disposición ideal de las plantaciones será en forma de mosaico variable, alternando con amplias zonas de erial. La opción más recomendable es la creación de diversas parcelas de cultivo de cereales y leguminosas en el interior de zonas de matorral.
Para optimizar la inversión en siembras, las parcelas no deben tener una gran extensión y han de situarse entre las zonas de matorral. Es aconsejable que la parcela tenga un contorno irregular, para que la superficie de contacto con el matorral sea la máxima posible, y de esta forma aumentar la superficie aprovechable por el conejo. Este tipo de parcela presenta un radio de influencia de unos 100 metros, lo cual deberemos tener en cuenta a la hora de distribuirlas.
SIEMBRAS ROTACIONALES
En cuanto a su manejo, la mejor opción será el cultivo rotacional, presentando todos los años áreas cultivadas y áreas en descanso. No es recomendable, una vez efectuada la primera siembra dejar que la parcela evolucione por sí sola.
En caso de existir poblaciones de grandes herbívoros, tanto silvestres (ciervo, gamo, etc), como domésticos (ganado), se concentrarán las siembras en pequeños vallados con malla cinegética, al objeto de asegurar el recurso durante todo el año, especialmente en los meses de verano, debido a la escasez de disponibilidad de alimento.
A continuación os proporciono las medidas o mejoras para gestionar correctamente la especie. Primero para todas las caza menor en general, que como tal revierten también en el conejo y posteriormente algunas específicas, siempre con respecto a cuatro ejes: Agricultura, monte, predadores e infraestructuras del acotado.