Tras dos largos meses de primavera, llega el mes de junio y el color verde que ha tomado el campo se adorna con vivas flores que empiezan a padecer los primeros calores del año.
Los gazapos y lebratos corretean ajenos a la amenaza de los oportunistas predadores y las primeras puestas de las patirrojas comienzan a eclosionar.
Sin duda, nos encontramos ante un momento decisivo en el devenir de esta prole que requiere de unas medidas de gestión específicas para su conservación y desarrollo. Se las detallamos en las siguientes líneas.
El campo toma más vida que nunca tras comenzar a lucirse los machos, empezando el celo de muchas especies, con sus carreras, sus rituales y la formación de parejas, conductas que, según la especie, se pueden ir viendo en el campo entre los meses de febrero y marzo.
Es a finales de abril o principios del mes de mayo cuando ven la luz las nuevas generaciones de multitud de especies.
Dependiendo de la localización geográfica de nuestro coto, estas conductas suelen adelantarse en el sur, en zonas como Andalucía o La Mancha, y retrasarse en el norte debido a la diferencia de temperatura y de clima en general.
ECLOSIÓN DE LAS PRIMERAS PUESTAS
Las perdices que se emparejaron allá por el mes de marzo comienzan con sus primeras puestas en los primeros días de mayo, incluso finales de abril y, tras un período de incubación de unos 25 días, verán la luz los perdigones.
Normalmente la puesta suele ser de unos 15 huevos de media, de los que, normalmente, no todos salen adelante. Así, dependiendo del año, veremos a las madres con los perdigones, nidífugos, recién salidos del cascarón en grupos de entre diez y doce individuos, en estos días de junio. Eso sí, si todo ha ido como se preveía.
CONEJOS: SEGUNDA O TERCERA CAMADA
Por su parte, los conejos, con capacidad de cría casi todo el año, según la disponibilidad de comida en general y de “verde” en especial, suele ser en el mes de mayo cuando ve la luz su segunda camada del año.
Aunque si éste es bueno, a finales de mayo se pueden estar produciendo terceras camadas, que aflorarán en junio.
La liebre ibérica (Lepus granatensis), la más común en la Península, como su propio nombre indica, se encuentra camino de su segundo parto.
En mayo es muy común ver uno o dos lebratos por madre, según la presión de predadores en el coto, que ahora en junio ya están crecidos.
Con este repaso a la biología básica de las tres especies protagonistas de la caza menor en España podemos deducir que en estas fechas, en cualquier coto, los esfuerzos deben centrarse en torno a dos factores: disponibilidad de comida frente al comienzo inminente de la época estival y sus calores, y control de predadores para proteger las nuevas generaciones, disminuyendo las bajas por predación.
CONTROLEMOS LOS PREDADORES
Es de vital importancia aumentar el control de los predadores desde algo antes de la época de cría, lo que quiere decir que, siempre que la normativa autonómica lo permita, comenzaremos a aumentar la presión de control en el mes de marzo hasta pasado este mes de junio.
Esto, además de disminuir la predación sobre las crías, aumentando el éxito reproductivo de nuestras especies objetivo, disminuirá el éxito reproductivo de las poblaciones de predadores que albergue nuestro coto.
No sólo disminuiremos la predación sobre las crías. Además conseguiremos más tranquilidad para la caza menor en la época de apareamiento y en la posterior puesta e incubación en el caso de la perdiz y en la gestación y cría en el caso de los mamíferos.
Las actuaciones más recomendables contra el efecto de la predación, podrán ser:
Directas:
- Jaulas para córvidos
- Revisión de majanos y aporte de restos de poda
- Lazos autorizados en alar
- Collarum
- Jaulas trampa
- Caza de zorros en madriguera o esperas
Indirectas:
- Chozos de protección
- Protección en zonas de comederos y bebederos (eliminar además posaderos de rapaces cercanos)
- Mantenimiento de linderos
- Bosques isla en zonas de labor
Las actuaciones en torno a paliar el efecto de la predación, tanto si son del tipo de acción directa como indirecta, deben tener un punto común y básico: la constancia.

Una buena fórmula para proteger a la prole es la creación de majanos artificiales en el que encuentren cobijo.
Si se instalan métodos autorizados para el control de predadores, hay que revisarlos según indique la normativa y, lógicamente, mantenerlos en óptimas condiciones y revisados para que cumplan con su cometido.
La previsión frente a la predación cobra especial importancia a la hora de colocar comederos y bebederos.
Ya de cara a los trabajos previos al verano, incluye también a parte de las podas y la eliminación de los fustes de árboles secos, especialmente cerca de zonas querenciosas de la caza menor, como pueden ser estos puntos, pues son una ayuda eficaz para los predadores aéreos que los usarán de posaderos.
También es común en zonas muy descubiertas y con alta presencia de predadores alados la instalación de protecciones en los puntos de agua y comida del tipo de chozos de protección con restos de poda o incluso cubiertas.