Dejado atrás ya marzo, mes en el que se celebra el Día de la Mujer, y en pleno mes de mayo, en el que se conmemora el de la Madre, no podíamos dejar pasar la ocasión de ensalzar la cada vez mayor presencia de mujeres en la cetrería.
Dejado atrás ya marzo, mes en el que se celebra el Día de la Mujer, y en pleno mes de mayo, en el que se conmemora el de la Madre, no podíamos dejar pasar la ocasión de ensalzar la cada vez mayor presencia de mujeres en la cetrería.
La cetrería tiene algo que gusta: la no distinción entre la mujer y el hombre a la hora de practicarla y, sobre todo, a la hora de competir. Otras disciplinas como la equitación, por ejemplo, valoran al jinete por lo que acaba haciendo su caballo y, realmente, el que entra en competición es el propio animal.
Con la cetrería pasa algo muy parecido. Cuando presenciamos las diversas competiciones que se organizan a lo largo del territorio español o incluso en los eventos internacionales, cada vez más encontramos a mujeres al frente de estos eventos.
Aún sigue siendo un deporte de minoría para ellas, pero, por suerte, esto está cambiando. La sociedad en la que vivimos sigue padeciendo vestigios machistas y, por desgracia, encuadrando a la mujer, en muchas ocasiones, en un papel que no les corresponde.
La presencia de nuevas cetreras en asociaciones tanto nacionales como internacionales aumenta día a día.
Afortunadamente, en esta modalidad de caza, así como en otras, la mujer está tomando un papel muy relevante. Ser mujer, madre y además cetrera no es una tarea fácil. La cetrería requiere dedicación, constancia y tiempo suficiente para poder llegar a tener un buen pájaro y, sobre todo, para poder disfrutarla en su máxima expresión.
La sociedad no lo pone fácil… sin embargo el entusiasmo, la perseverancia y la pasión de muchas de estas mujeres ha permitido que el término “cetrera” cada vez esté más presente en nuestras vidas. Las mujeres cetreras a lo largo de la Historia Y si echamos la vista atrás, a lo largo de nuestra historia son pocas las mujeres que de alguna forma podríamos relacionar con la cetrería.
Tendríamos que ahondar en muchos manuscritos, libros y legados históricos para encontrar testimonios fehacientes que de alguna forma pusieran de manifiesto la práctica de la cetrería por parte de mujeres en nuestro país. No obstante la,s hay.
Un buen conocedor de esta parte de nuestra historia es Antonio de Castro, investigador, promotor de la recuperación del Real Gremio de Halconeros y gran conocedor de la historia de la cetrería española.
Es además un magnífico halconero, llegando incluso a proclamarse hace tres años campeón de España de cetrería y subcampeón de altanería con perro de muestra. Antonio ostenta en la actualidad el oficio honorífico de Halconero Mayor del Reino, rescatado de la historia para que no languideciera en el olvido. Haciendo un recorrido por la historia, Antonio nos relata:
“La cetrería fue en el pasado una actividad eminentemente aristocrática y reservada por su enorme costo a la nobleza y aún a la más encumbrada. Las dos actividades cinegéticas por excelencia fueron el arte del cazar (cetrería) y el del “benar” (montería). La cetrería se consideró una actividad menos exigente físicamente y más gentil que la caza de monte, por lo que no estuvo vedada a las dueñas y nobles. En España y Europa quedan muy pocas representaciones medievales de mujeres halconeras, aunque las hay. En la Cantiga CXLII, se representa una miniatura en la que el rey Alfonso X (s.XIII) junto con su mujer Violante de Aragón participan en una cacería de garzas, siendo testigos a la vez de un milagro obrado por la Virgen María. En 1482, María de Borgoña murió al caer de un caballo durante una jornada de cetrería. Estaba embarazada. Lo que demuestra con qué pasión se practicaba durante el Medievo este arte ancestral. Estos dos sucintos datos nos permiten considerar que reinas y nobles señoras participarían con normalidad en las jornadas de cetrería y que incluso algunas de ellas podrían considerarse verdaderas cetreras.
UNA MODALIDAD COMÚN ENTRE LAS REINAS
Antonio de Castro nos narra que siglos después seguimos encontrando testimonios de la práctica de la cetrería por parte de reinas de España. Isabel de Farnesio resultó además de una gran montera una magnífica halconera protegiendo “hasta el exceso” el gremio de halconeros de la Real Caza de Volatería, como se desprende de un histórico memorial elevado al rey Fernando VI, por el cazador (halconero) mayor duque de Frías. A partir del siglo XVIII, la cetrería en España languidece al ser disuelto el Real Gremio de Halconeros en el año 1748. Como última y anecdótica representación de una reina de España participando en una jornada cetrera, podemos señalar a la reina Isabel II, de quien se conserva un grabado en la que se la ve representada a caballo, participando en Francia, en una cacería de garzas, que era la pieza reina del alto vuelo. Con el resurgir de la cetrería en el siglo XX la mujer vuelve a practicar la cetrería, si bien de forma anecdótica. Destacando la viuda de Félix Rodríguez de la Fuente, que constantemente practicó la cetrería animada por su marido.
LAS CETRERAS DEL SIGLO XXI
Repasando la actualidad, encontramos a cetreras practicando esta modalidad de caza en sus diferentes vertientes: con azores, con pequeñas aves, con halcones y con harris…
La especie de ave no es ya un factor a tener en cuenta como pudo serlo en el medievo. La presencia de nuevas cetreras aumenta día a día. Las vemos en eventos, en jornadas de caza y con mayor presencia en asociaciones tanto nacionales como internacionales.
La perseverancia y la pasión que ponen muchas de estas mujeres hace que el término “cetrera” cada vez esté más presente en nuestras vidas
En este sentido, destaca la labor que está haciendo en todo el mundo cetrero el Women Working Group (WWG), grupo de trabajo de mujeres dentro de la Asociación Internacional de Cetrería, IAF (International Associaton of Falconry).
Capitaneadas por Dianne Moller (USA), Elisabeth Leix (Alemania), Julia Kramer (Alemania), Sue Cecchini (USA), Natalia Grechanaya (Rusia), Tula Stapert (Holanda) y la española Cristina García, forman un grupo de trabajo cuya misión es ayudar a las mujeres cetreras de todo el mundo, a través de la educación, promoción, creación de redes y el acompañamiento a la hora de practicar la cetrería como deporte y como tradición cinegética, fomentando el papel de la mujer dentro de ella.
Cuando le preguntas a Dianne Moller por el WWG, responde que “El WWG existe para abrir nuevas ideas y métodos de comunicación para la mujeres cetreras.
Las mujeres se enfrentan a diferentes retos dentro y fuera del campo. En la mayoría de casos, las mujeres han tenido que buscarse las unas a las otras para poder practicar la cetrería.
Todavía hoy en día es un deporte donde predominan los hombres, siendo el número de mujeres que lo practica demasiado bajo.
La intención de este grupo es ayudar a las mujeres a que se reúnan para intercambiar información, ir a cazar juntas con sus pájaros, apoyar a aquellas interesadas en la cetrería y sus actividades y fomentar su práctica”.
Aún y con esto, todavía estamos muy lejos de lo ideal. No cabe duda que aún queda mucho por hacer. Es evidente que el trabajo que hacen y seguirán haciendo grupos y asociaciones como el WWG fomentará la cetrería entre las mujeres.
Lo que ya es una excelente realidad es que la presencia y reputación de buenas cetreras es cada vez mayor y que, detrás de estas grandes cetreras, encontramos en muchas ocasiones a grandes mujeres y maravillosas madres.
Texto: Vicente Aragó
Fotos: Pedro Fernández/WWG