Hace dos siglos España se desangraba en interminables y estériles guerras: civiles, de independencia, de sucesión…etc. Un momento histórico en el que la caza aún era cosa de reyes y adinerados, como muy bien refleja nuestro aragonés universal Goya en sus lienzos y escritos epistolares, en los cuales transmite su pasión por la caza y donde el perro aparece reflejado como un medio, y un actor secundario en el noble arte de la caza.
Muestra y patrón.
En ese mismo momento histórico su coetáneo inglés Sir Edward Laverack (1798-1877) se desplazaba cuatro meses al año de su Inglaterra natal, a las tierras altas de Escocia, para a través de la caza desarrollar y en cierta manera “rediseñar” la raza setter inglés tal y como la conocemos hoy; de esta forma consideramos a Laverack no sólo como uno de los padres de la raza setter inglés, sino también como uno de los padres de la cinofilia moderna, como bien podemos apreciar en una joya bibliófila como es Los Setter, escrita por él al final de sus días, traducido al español en 1993 por la editorial Ondiz y magníficamente prologado por Rafael Vázquez.
Se desplazaba a Escocia en busca de altas densidades de caza, de tal forma que le permitiera trabajar todos los aspectos que consideraba esenciales en el desarrollo de la raza: testaba cruces, pulía defectos, y todo a base de contactos permanentes con las especies del lugar, horas y horas de trabajo hasta conseguir los objetivos, de tal forma que si un perro joven tenía dificultades para mostrar, lo llevaba bando tras bando hasta que por agotamiento paraba, y comenzaba a entender su razón de ser. Hoy día aspectos tan básicos como este pretendemos solucionarlo saltándonos todas las lecciones y desengaños previos, a base de calambrazos.
Siglo y medio después algunos pioneros en nuestro país comenzaron a ver las enormes posibilidades que ofrecía Andalucía y Castilla la Mancha para entrenar, competir y disfrutar de la cinofilia, en los meses que ya no estaba permitida la caza: febrero-abril.
La pasión cinófila en nuestro país ha ido en aumento, y ya no son sólo los profesionales; la pasión por los perros se ha desatado y cazadores buscan cualquier momento del año para desarrollar su pasión: alta montaña, media veda, cotos intensivos, todo resquicio que ofrezca una oportunidad para campear nuestros perros de forma legal.
Como no podía ser de otra manera, la pasión ha desbordado fronteras, y desde hace unas décadas de la mano de adiestradores y conductores profesionales fundamentalmente, han ido descubriendo destinos no sólo exóticos, sino más que interesantes para entrenar ejemplares de cara a la competición, iniciar jóvenes, pulir detalles, reforzar…etc. De esta forma la Bretaña Francesa, lugar idílico por su pasa y contrapasa ha sido puesto en nuestro mapa cinófilo de la mano de gente como Kuba Barahona. Otros países como Serbia, Croacia, Bulgaria han sido objeto de ilusionantes viajes en busca de perdiz pardilla y becadas.
Por último los países bálticos: hasta ahora Estonia encabezaba el ranking como el más explotado y Lituania en menor medida han sido en cierta manera la meca de los becaderos españoles con proyección allende fronteras.
Recientemente se ha incorporado a esta lista después de mucho tiempo añorándose, Letonia, la perla del báltico, país al que hasta ahora sólo una minoría podía acceder debido a las limitaciones en la mayor parte de su territorio. El tesón de un apasionado (cazador y fotógrafo) como Fernando, ha conseguido tras negociar con cazadores locales poder ofertar a partir de este 2021, miles de hectáreas que hasta este año estaban limitadas a la caza mayor. Un país cuyo hermetismo intrínseco lo había mantenido en un segundo plano como destino cinegético hasta estos últimos años, y que actualmente lo convierten en una de las mecas cinofilas para los cazadores del sur de Europa.
Amanecer en Letonia: comienza la jornada para Marcos Fernández.
Para Fernando: “Letonia es un país de maravillas, con su capital Riga que conserva un casco histórico catalogado como Patrimonio de la Humanidad . Su naturaleza es salvaje e indómita tanto en especies animales como en bosques: lo que conforma un biotopo perfecto (cría y migración) para la Becada.
A la vez es el “embudo” de la migración de becadas hacia Europa, por lo que la densidad de becadas en octubre y noviembre es muy alta. En los últimos años debido al cambio climático se ha observado un retraso en las migraciones más abundantes y ahora también noviembre es un buen mes para practicar la caza de becadas con perro de muestra.
Los cazadores de becadas también pueden cazar otra especie autóctona a la vez que la becada, se trata del Grevol.
Es un lugar ideal para cazar la becada para jóvenes y mayores, por su alta densidad y sus maravillosos y apropiados bosques. La caza de becadas en Letonia es aventura, viaje turístico y actividad cinegética a la vez.
Sentir la tranquilidad de sus ciudades sin ruidos, sus gentes tranquilas, agradables y educadas es toda una novedad para el que va allí por primera vez: es un país muy seguro y no hay prácticamente delincuencia en sus pueblos y ciudades. “
El privilegiado enclave del país escandinavo limitando con Estonia al norte, Rusia al noreste y este, el Golfo de Riga al noroeste, el Mar Báltico al oeste, Lituania al sur y suroeste, y Bielorrusia al sureste, hacen de Letonia la auténtica perla del Báltico en cuanto a corredor migratorio becadero se refiere.
Quien se desplace adelantará un mes la caza de la becada, puesto de desde la segunda semana de octubre ya hay un contingente interesante para hacer las delicias del cazador y sus auxiliares, que llegará a noviembre con la lección bien aprendida, para cazar las siempre impredecibles becadas invernantes de la península.
Gianandrea Beretta. Italiano de 71 años, cazando becadas en Letonia.
El punto más alto de Letonia se encuentra a 312 metros sobre el nivel del mar. La mayor parte del territorio está menos de 100 metros sobre el nivel del mar, hablamos de un lugar ideal para todas las edades y condiciones físicas, lejos de las escarpadas sierras ibéricas.
Casi el 50% de su territorio está compuesto por bosque conífero: pinos, abedules, piceas y alisos. Lo que le convierte en el cuarto país europeo en proporción de terreno boscoso.
Dependiendo del tiempo y las posibilidades económicas de cada uno, se puede planificar el viaje desde dos enfoques diferentes: profesional y particular.
Por un lado si eres un cazador de a pie, dispones de un par de semanas, te has liado la manta a la cabeza y consigues involucrar algunos amigos, podéis organizar unas vacaciones cinegéticas únicas para disfrutar de vuestros perros en un entorno mágico.
Por otro, si tu tiempo no lo permite o careces del espíritu aventurero preciso, puedes mandar tú perro por medio de uno de los muchos profesionales que te garantizan seriedad e implicación con el ejemplar que mandes, como es el caso de Marcos Fernández (Costa Quebrada Setter) que ha sido de los primeros en disfrutar de Letonia este año, según sus propias palabras: “Sin duda la experiencia más bonita que jamás he vivido”.
Marcos Fernández cobrando becada.
Mi experiencia personal en ambas opciones, puesto que he probado las dos, es que si vas a disfrutar de unas vacaciones cinegéticas, trates de llevar el grueso de perros que sean experimentados, con algún iniciado, a lo máximo, que despunte del resto.
Si vas a enviar el perro con un profesional, no cometas el error de enviar perros muy jóvenes, apenas iniciados y poco andados, salvo que posea el repóquer de virtudes que muy pocos perros tienen a temprana edad y la experiencia allí sirva para reforzar, no para comenzar. Estas virtudes son sus cualidades naturales, las innatas al perro de muestra: inteligencia, pasión, olfato, muestra y patrón, que ya las haya demostrado previamente en media veda o con caza salvaje, y no con media docena de piezas sembradas en un intensivo
Es muy importante enviar perros con carácter, es decir con buenas cualidades físicas y psíquicas, puesto que son muchos kilómetros y muchas horas montados en un furgón, con perros que nunca ha visto y un entorno totalmente nuevo para él.
Celso Boullosa: mexicano de origen gallego en Letonia con su pointer americano.
Las decepciones son frecuentes y son el pan nuestro de cada día, del mismo modo que un cruce entre dos padres excelentes cazadores no garantiza nada, llevar un perro a un destino de los que hablamos tampoco garantiza milagros, lo que sí está garantizado es una experiencia única si eres tú quien acometa la aventura que supone cruzar media Europa con tu grupo de amigos, descubrir y conocer un país radicalmente al nuestro, en todos los ámbitos, social, cultural, gastronómico, y desde luego cinegético. Una experiencia vital inolvidable.
Sea como fuera, si vas a uno de estos destinos hazlo con responsabilidad, vete a disfrutar de la experiencia, no a hacer carne y grandes perchas, autoimponte un cupo prudente y en consonancia con el estado de la especie, seleccionando lances y disfrutando de horas de caza sin muerte. Todo lo contrario alimentará tu ego y narcisismo en detrimento de la especie,” pan para hoy….”
Miguel Ángel Alonso.
Que poco respeto por esta especie.Entrenar perros??????La gente va a hacer negocio,y masacrar todo lo que sale.me parece vergonzoso.Y luego algunos dirán que hay que recortar días de caza en la península….