Fundación Artemisan considera que el trabajo de cazadores y gestores es fundamental para la conservación de la tórtola común y que ese esfuerzo se está viendo reflejado en los datos de estabilización y moderado incremento de la especie desde 2013 y hasta 2018 – no hay datos disponibles de 2019 y 2020, recogidos por el programa SACRE, de SEO-BirdlLife.
En esta tendencia mucho tienen que ver las diferentes iniciativas que están llevando a cabo cazadores, gestores y administraciones en los últimos años, como el proyecto PIRTE, el Observatorio Cinegético y otros proyectos puestos en marcha en diferentes Comunidades Autónomas y que demuestran el compromiso del sector cinegético con la especie.
Así, en 2019 nació el proyecto de ciencia ciudadana “Observatorio Cinegético”, puesto en marcha por la Fundación Artemisan, la Real Federación Española de Caza y Bineo Consulting, y que cuenta con el patrocinio de Hornady, Hart y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología del Ministerio de Ciencia e Innovación. En él, cazadores y gestores envían datos de presencia y abundancia de especies cinegéticas para construir un sistema de monitoreo de fauna a escala nacional (www.observatoriocinegetico.es).
En el caso de la tórtola, pese a la pandemia de covid-19, en primavera y verano de 2020 se realizaron 191 itinerarios de censo de tórtolas en 131 cuadrículas diferentes repartidas por 11 Comunidades Autónomas distintas, si bien la mayoría de censos se concentraron en Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura. En esta última comunidad ha sido posible hacer un estudio completo. Además, la Federación Catalana de Caza impulsó el año pasado la monitorización de las tórtolas en Cataluña, a través también de una aplicación móvil.
Por otro lado, los cazadores y la Administración han promovido el ajuste de los períodos hábiles a las fechas aceptadas en la última actualización del documento KCD, comenzando a partir del 20 de agosto en todos los territorios. Asimismo, la gran mayoría de Comunidades Autónomas ha reducido el número de días hábiles y capturas, con un máximo de 2-5 días de caza y un cupo de 2-10 tórtolas en función del territorio, incluyendo algunas de ellas nueva normativa que aboga porque la caza se practique en aquellos cotos en los que existan medidas de gestión del hábitat. Se estima que estos esfuerzos se han traducido en una reducción de las capturas de tórtola a menos de 500.000 ejemplares, cifra un 47% menor que la que se producía en 2015.
Por último, cabe destacar las iniciativas promovidas por distintas administraciones y federaciones de caza en proyectos concretos, como los realizados en Cataluña, Islas Baleares y Extremadura. En esta última, se ha realizado por segundo año consecutivo el PIRTE (Plan Internacional de Recuperación de Tórtola Europea), financiado por la Junta de Extremadura, y en el que participan Fundación Artemisan y la Federación Extremeña de Caza.
A través de este proyecto se han realizado censos de tórtolas en toda la región y se han analizado las poblaciones de tórtolas y su gestión en las comarcas de Monfragüe (Cáceres) y La Siberia (Badajoz). Así, a lo largo del 2019 y 2020, se ha desarrollado el concepto de “unidades de gestión”, lugares en los que se realiza gestión del hábitat (incluyendo aporte de alimento y agua), se llevan a cabo censos de tórtolas mediante escucha de machos en la época reproductiva, y en los que, en su caso, puede plantearse una caza sostenible. De hecho, esta propuesta de “unidades de gestión” fue presentada en un taller internacional de trabajo, dentro del plan de caza adaptativa en el que participa como socio la Fundación Artemisan.
Desde Fundación Artemisan, con la colaboración directa de los cazadores, las diferentes entidades del sector cinegético, federaciones, administraciones y otros organismos de investigación, seguiremos trabajando por la conservación de esta especie y por la defensa de la gestión y la caza sostenible como las mejores herramientas para su recuperación