Hace apenas un par de semanas estaba con unos buenos amigos en uno de nuestros seminarios de tiro y adelanto en montería. Aunque esa tarde estábamos analizando el tiro al jabalí, sonaba de fondo el tam-tam de los corzos, ante la apertura de la inminente temporada. En un descanso un participante preguntó cómo ponía el rifle a tiro para mis recechos de corzos. Le contesté que dependía de terreno donde fuera a cazar. Él me dijo que con su .270 Win. Short Magnum lo ponía en 0 a 150 metros y con ello no tenía problemas a ninguna distancia.
Ante semejante despropósito balístico, le comenté que con esa puesta en tiro estaba desperdiciando el enorme potencial que desarrolla ese rey de la velocidad y la rasante que es el .270 WSM. Humildemente le sugerí que había soluciones más lógicas y razonables para enfrentarnos a los recechos de corzo. Así empezó una conversación que acabó en uno de nuestros seminarios, tirando hasta 300 metros y en el cual revisamos, entendemos y optimizamos la puesta a tiro.
La puesta a tiro de un rifle la podemos y solemos hacer a 100 metros de distancia. Esto se debe a que la mayoría de los pocos y escasos campos de tiro que hay en España tienen esa longitud (al igual que los miles de campos de tiro que hay en EE. UU. tienen 100 yardas –90,5 m–).
Pero, ¡ojo!, tirar en un campo de 100 m no quiere decir que tengamos que dejar nuestro rifle haciendo un 0 a 100 m. Es decir, dando en el centro de la diana, pues sería un error aún más garrafal que ponerlo en 0 a 150 m, como me dijo este cazador.
Un cazador debe conocer y entender perfectamente la trayectoria de su bala desde que sale del cañón hasta que impacta en su presa. Y debe saber dónde debe impactar a 100 metros –que, por supuesto, no es en el 0, sino bastante más arriba– para conseguir ese 0 que busca a la distancia a la que va a tirar a sus presas. Y lo ideal será dejarlo puesto en tiro del modo que cubra la mayoría de distancias posibles a las que va a tirar. Y, desgraciadamente, en los recechos de corzo esas distancias pueden ir desde 50 a 100 m, si lo sabe hacer bien y tiene suerte. O pueden llegar a tirarse hasta 250 o 300 m si lo hace peor o tiene mala suerte.
Por ello, creo que hay dos sistemas que llamo la puesta en tiro ‘clásica’ y la puesta en tiro ‘optimizada según el Point Blank Range o PBR’. La primera le será suficiente si conoce su coto y espera tirar a distancias más cercanas en torno a los 50/100 m; la segunda le será más útil si no conoce su coto y puede tener que forzar un tiro a 250/300 metros.
Ya he dicho que veo cazadores en los días previos a la apertura de la temporada de recechos, poniendo a tiro sus rifles a 100 m de distancia en el 0 de su blanco. Dando en el centro de la diana, vamos. Pues esa puesta en tiro es absolutamente errónea, no solo para la caza de un corzo, sino para cualquier rececho que vaya usted a realizar. También tenemos el caso del que lo pone a 150 m en 0, lo cual, aunque un poco menos desastre, tampoco es lo correcto.
Si el tirador se preocupa un poco más de estos temas, habrá observado que, en las cajas de munición, como Norma, RWS o Remington, vienen algunas indicaciones. El problema es que en toda su munición nos da los datos para una puesta en tiro con un 0 demasiado cercano para un rececho complicado. Si son cartuchos de origen americano, suelen hacer sus tablas para puestas en tiro con un 0 a 200 yardas, que son 181 metros.
Si son de origen europeo, casi siempre a 200 m y, muchas veces, a menos. Simplemente, las tablas de tiro comerciales nos indican que pongamos el rifle a 100 metros agrupando los tiros a unos 4 cm por encima del 0, para hacer un 0 entre esos 180 o 200 m y poco más. Tal vez dan alguna indicación de las caídas de su bala a 300 yardas o 300 m. Y lo demás se lo tiene usted que imaginar.
Esto puede servir para muchos que cazan corzos en zonas de bosque o cotos muy cerrados y que conocen muy bien. Yo mismo suelo cazar en siembras y torretas y sé que no voy a tirar un corzo a más de 150 m y, en muchas ocasiones, a la mitad.
Pero habrá cazadores que tiren en zonas de montaña, especialmente en el norte de la península. Zonas que, además, no conocen previamente. Esto hace que a veces no tengan más remedio que forzar un tiro a 220, 250 o tal vez rozar los 300 m. Y esta puesta en tiro, que yo llamo ‘clásica’ de +4 cm, como explicamos en el gráfico 1, se queda corta, pues a 250 m la caída de la bala ya es de 20 a 25 cm. Resultado: una mano tronchada y una dura tarea de pisteo por delante. Respecto a tirar corzos a 350, 400 o más metros, es algo en lo que, por ahora, no me quiero meter.
Pero si usted va a tirar en sitios que le puedan exigir tiros hasta 250/300 m, yo pondría el rifle a 100 m en +8/9 cm sobre el centro. Obtendría un +7/8 cm a 200 metros, un 0 en torno a 240/250 m. A 300 m su bala impactará unos -9/10 cm, por debajo del 0. El máximo vuelo parabólico de la bala sobre la línea óptica del anteojo será de +10 cm y lo tendremos entre 130/150 m de la boca del cañón.
Habrá mejorado la eficacia de su tiro al apuntar en 90/100 m sobre las puestas en tiro clásicas. Y eso sin necesidad de hacer ninguna corrección con la cruz de su anteojo al apuntar. Solo acordándose de apoyar bien el rifle, controlar la respiración y apretar muy suavemente el gatillo. Factores muchas veces olvidados.
Simplemente, lo que ha hecho es optimizar la puesta en tiro con una máxima distancia de tiro o máximo Point Blank Range o PBR, como hacemos en nuestros seminarios de tiro en montaña y rececho. Meterá sus disparos hasta unos 290/300 m en una ventana vital de 20 cm de altura. Esta puesta a tiro nos permite cobrar un corzo, o cualquier trofeo, entre una distancia de 0 a 300 m, sin ninguna corrección a la hora de apuntar. Y esta puesta a tiro optimizado según su máximo PBR se cumple, con mínimas variaciones, en cualquier calibre que vuele entre 850 y 950 m/s en boca, como un .270 Win., un 7×64, un .30-06, un 7 mm RM o un .300 WM.
Esta técnica de tiro la vimos hace ya casi tres años, pero desde entonces he actualizado bastante el tema y le vamos a dar un repaso.
Esta zona, que tiene forma de una ventana vertical, incluye de arriba abajo todos los órganos vitales de nuestra presa. La ventana vital de un animal es aquella en que, si impactamos dentro, vamos a producir su muerte casi inmediata. Si impacta en la parte alta de la ventana romperá columna y espina, y será un tiro que lo derrumbe. Si impacta en el centro atravesará ambos pulmones y la ‘fontanería’ de la parte alta corazón, el cayado de la aorta, vena cava, arterias carótidas y pulmonares, vena yugular. Además, atravesará la musculatura de ambas paletas y, probablemente, el animal caiga ‘seco’, al ser un tiro mucho más fulminante que en el corazón. Y, si impactamos en la parte baja de la ventana, alcanzamos el corazón mismo, siendo el típico corzo que corre 50 o 100 metros y cae fulminado.
Pero lo importante es que, según la técnica de tiro del máximo PBR, siempre el cazador debe apuntar al centro de esa zona vital y olvidarse de cualquier corrección. Es decir, siempre que el cazador apunte al centro de esa ventana vital, va a alcanzar a ese animal, un poco más arriba o más debajo de donde puso la cruz de su anteojo. Y con cualquiera de esos impactos producirá a la muerte segura y casi inmediata de ese animal.
El máximo PBR se basa en que el cazador apunte siempre al centro de la zona vital de su blanco, dentro de esa distancia máxima. Recuerde, por favor, y revise la descripción de la trayectoria de una bala del cañón al blanco que dimos en el capítulo anterior. Dado como ha puesto su rifle a tiro con la altura de ventana de tiro elegida, alcanzará siempre la zona mortal de su presa.
Impactará un poquito más arriba de donde apuntó si el animal está cerca, en la fase de la trayectoria en que la bala por encima de la línea óptica, es decir, antes del segundo 0. Impactará un poco más abajo de donde apuntó si la bala está en la fase por debajo de la línea recta de la óptica, es decir, muy lejos más allá del segundo 0. También impactará por debajo de donde apuntó si la presa está muy cerca del cañón, antes del primer 0. Pero, alto o bajo, alcanzará siempre su presa en la ventana vital del tamaño elegido, dentro de esa distancia máxima sin corrección. Es decir, a la máxima distancia de la boca del cañón a la que se produzca esto, será el máximo PBR de esa bala, de ese peso y de ese calibre, para ese tamaño de ventana vital elegida.
El centro de la zona vital, que es donde siempre tiene que apuntar un cazador para un máximo PBR, es muy fácil de buscar en un animal. Simplemente, subiremos con nuestra cruz por el centro de la pata delantera de cualquier herbívoro del mundo y, cuando nos crucemos con la línea de la mitad de la altura de su cuerpo, ahí es donde hay que tirar. Más fácil, imposible y cualquier tiro ahí metido producirá una muerta inmediata o casi inmediata de nuestra presa.
Solamente apuntar que hay que apoyar bien los brazos, estabilizar el rifle y apretar suavemente el gatillo. ¡Ojo!, a lo que he dicho: apoyar, estabilizar y apretar muy suave. De estos temas no se suele habar mucho y es el auténtico secreto para cobrar un corzo a distancias medias y largas. Se lo aseguro. Y para ello debe dominar el tiro sobre bípode, trípode o tirado en el suelo sobre su morral. Y si sale a recechar un corzo sin bastones de apoyo, bípode de tiro o morral, lo mejor que puede hacer es quedarse en su casa, pues estará demostrando que, del arte del rececho, le queda mucho por aprender.
Otra opción sería apuntarse a uno de nuestros seminarios de tiro, donde le haremos practicar todas las posturas reales de caza, tirando a blancos de tamaño real de fauna española hasta 300 metros. ¡Suerte en la caza de sus corzos esta temporada!
Roque Armada.