El objetivo de una flecha soltada es abatir de la manera más rápida posible al animal. El grado de éxito viene marcado por varios factores.
El primero de todos es la precisión. Es imprescindible que nuestra flecha impacte en la zona vital de nuestra presa. El usar flechas ligeras facilita que seamos más precisos, ya que una flecha ligera tendrá un vuelo más plano permitiendo así un mayor grado de error en la apreciación de una distancia sin que ello resulte en una desviación significativa en el punto de impacto.

Para cazar este búfalo de agua, el autor optó por usar un arco PRIME de 70 libras y una flecha Gold tip Kinetic BIG GAME lastrada con peso adicional y equipada con una punta de 315 grains. El peso total de la flecha completa utilizada para esta cacería superaba los 730 grains.
El segundo factor importante es la capacidad de penetración. Nuestra flecha debe tener la suficiente energía como para alcanzar los órganos vitales de la pieza, abriéndose camino a través de pelo y piel y atravesando en muchas ocasiones costillas o huesos aún más prominentes. Cuanto más pesadas sean las flechas, mayor será su poder de penetración.
Si analizamos esto veremos que tenemos una lucha entre rasante (entendida como distancia máxima alcanzable con un tiro tenso, o sin caída significativa de la flecha) y penetración. Para el primer factor mejor una flecha ligera, para el segundo pesada. Por eso debemos buscar las flechas que se adapten al tipo de caza o especie que será nuestro objetivo. Del mismo modo que ocurre con los rifles, es difícil tener una bala ideal para todas las situaciones y para todas las especies cinegéticas.
El tubo o astil es la parte más importante de nuestra flecha. Actualmente se fabrican en madera, carbono o aluminio, y podemos incluso encontrar algún modelo que combina dos de estos materiales.
Multitud de materiales
La madera es el más antiguo de los materiales usados para la fabricación de vástagos de flechas. Este material tiene muy pocas ventajas y muchos inconvenientes, le afectan las condiciones meteorológicas, es difícil encontrar vástagos realmente idénticos en cuanto a peso y rigidez y además se rompen con mucha facilidad. Aun así, por romanticismo, es la elección predilecta de muchos cazadores de arcos tradicionales.
Los tubos de aluminio fueron los más utilizados en años recientes debido a que su rendimiento era mucho mayor que el de la madera, además de ofrecer una amplísima gama de calibres combinando diámetros y grosores de las paredes de aluminio del tubo. Su mayor inconveniente es que las flechas se doblan con relativa facilidad y cualquier golpe puede estropear uno de estos tubos.

Cada vez son más los cazadores arqueros que viajan a África. Para un safari de antílopes es recomendable cazar con un mínimo de 60 libras y con flechas que superen los 500 grains de peso. El ñu azul de la foto superior fue cazado por el autor con un arco PRIME de 65 libras, con flechas Gold Tip Kinetic Big Game y con puntas T3 de G5. La flecha completa tenía un peso de 550 grains.
Cuando empezó a aparecer el carbono como alternativa al dominio del aluminio, su ámbito se limitó al tiro con arco deportivo, ya que para la caza estos tubos afrontaban un problema: los primeros tubos de carbono estaban formados por fibras de este material dispuestas longitudinalmente y pegadas con resinas epóxicas. En caso de rotura por impacto contra algún hueso, las fibras quedaban sueltas como agujas en forma de racimo. El carbono es tóxico y no es biodegradable, por lo que existía el riesgo de que la carne quedase contaminada por esquirlas de carbono con el consiguiente peligro al ser consumida. Esto obligaba a desechar la carne o al menos la parte contaminada.
Poco a poco la tecnología evolucionó y con la fabricación de las nuevas flechas de carbono con las fibras entrelazadas en mallas este problema desapareció y actualmente la gran mayoría de cazadores usa flechas de carbono porque su rendimiento y durabilidad son mucho mejores.

Las flechas de carbono han evolucionado hasta ser la opción predilecta de la mayoría de cazadores actuales. La flecha que pretendamos usar no debe nunca pesar menos de cinco grains por libra de potencia, ya que usar flechas más ligeras podría dañar el arco. Si por el contrario optamos por una flecha muy pesada, perdemos mucha velocidad y precisión.
Las flechas de carbono suelen ser más ligeras además de permitir una producción industrial con márgenes de variación de peso, rigidez y rectitud entre tubos cuasi despreciables. Estos aspectos son los que han convertido a este material en el preferido por la gran mayoría de cazadores arqueros actuales.
Una vez elegido el material de nuestra flecha deberemos elegir el calibre adecuado para nuestro equipo. Para esta elección deberemos tener algunos factores en consideración:
La potencia de nuestro arco, el tipo de arco (longbow, recurvado o compuesto), el peso de punta que vayamos a utilizar y nuestra apertura (que deberá coincidir con la del arco en el caso de los poleas). Será la combinación de estos factores la que determinará el calibre y la longitud de la flecha a emplear.
Los fabricantes de flechas ponen a nuestra disposición unas tablas que facilitan la elección de nuestra flecha, pero muchas veces estos datos son estimativos y siempre podremos variar un poco en función de nuestras preferencias. Conozco cazadores que usan calibres ligeramente menores a los recomendados para conseguir flechas más ligeras y así aumentar la velocidad y la distancia de tiro tenso y también conozco cazadores que se decantan por calibres más pesados y rígidos para obtener mayor peso y mejor penetración.