Caza con arco y al límite en Nueva Zelanda

Hace quince meses leí un artículo en internet sobre la caza en Nueva Zelanda. Decía que los ciervos, gamos, jabalíes, cabras salvajes, canguros, elks, rebecos y tahr habitaban las islas en densidades aceptables. La caza era libre, se podía ir sin guía y la naturaleza era impresionante. Todo parecía una gozada. Esa misma tarde estaba investigando a fondo.

Nueva Zelanda está compuesto por dos islas que originalmente no tenían mamíferos, excepto voladores (murciélagos) y marinos (pingüinos, focas y leones marinos). Los humanos llegaron hace 900 años e introdujeron grandes mamíferos para aprovechar su carne, piel y la caza (la mayoría de ellos en el siglo XX).

Arco-Nueva-Zelanda-1Los cérvidos fueron traídos de Europa, zarigüeyas y canguros de Australia, alces y elks de América, los tahr se trajeron de los Himalayas.

Los rebecos llegaron como un regalo del emperador austríaco Franz Joseph, en 1907.

Todos estos animales fueron liberados en pequeños números en la Isla Sur, pero se adaptaron rápidamente y se extendieron a través de la isla.

Se pensaba que los alces llevaban extintos desde 1952, pero hay indicios recientes que muestran que quizá habiten todavía la isla.

El biólogo y cazador Ken Tustin está haciendo un trabajo de investigación increíble en uno de los lugares más lluviosos del planeta, la región de Fiordland.

Ayudado con cámaras de infrarrojos, su trabajo es cada vez más complicado dada la creciente población de ciervos en la zona, que aumentan los senderos de animales y hace que la colocación de las cámaras sea una elección cada vez más difícil.

Nueva Zelanda tiene una flora muy característica y única, gran patrimonio del país, y por desgracia los mamíferos se alimentan de la misma. Debido a la densidad de los bosques, la falta de carreteras en las áreas montañosas, las inclemencias del tiempo y los sentidos tan desarrollados de los animales, es prácticamente imposible para el Departamento de Conservación de Nueva Zelanda (DOC) mantener bajo control las poblaciones con el fin de guardar la flora de montaña.

Es la razón por la que la caza es gratuita. Otras formas que el DOC utiliza con el fin de controlar las poblaciones son la caza desde helicóptero (que ha empujado a los animales de montaña a bajar a los bosques) y el envenenamiento controlado desde el aire. Puede sonar cruel, pero es eficaz y sería una lástima que las poblaciones en crecimiento de animales introducidos rompiesen el equilibrio de un ecosistema autóctono y único, de millones de años de antigüedad. La isla es un tesoro en el Océano Pacífico y, como tal, debe ser preservado.

OBJETIVO REBECO Y TAHR 

Dada mi juventud y condición física, el rebeco y tal vez el tahr eran los objetivos para cazar con el arco en Nueva Zelanda. Intento ir a las cacerías de montaña ahora, cuanto más físicas mejor, y dejar los placeres y aventuras más llevaderas para el futuro.

Debido a mi trabajo, el único momento en que podía ir a Nueva Zelanda era en agosto (invierno en el hemisferio sur) o durante la Navidad (verano). No parecía un viaje caro, pero el equipo de montaña siempre supone cierta inversión.

Arco-Nueva-Zelanda5

El autor y su primo Alfonso iniciando la aventura

Lo más importante que necesitaba era un compañero adecuado, alguien con buena condición física, generoso y sobre todo paciente. Digo paciente porque la caza con arco es siempre una cuestión de “llegar a ser como la presa”, estar en silencio, teniendo en cuenta cada movimiento y cada sonido.

Es un acto de mezclarse con la naturaleza. Para alguien acostumbrado a tirar a 300 metros, no es fácil ver todas las oportunidades desperdiciadas que serían fácilmente aprovechables con un rifle en un viaje tan especial.

No tenía ninguna duda de que mi primo Alfonso García-Morales era el compañero más adecuado para este viaje. Apoya tanto la caza con rifle como con arco, es de trato fácil y su condición física es excepcional. Una vez tomada esta decisión, reservé el vuelo, que es siempre el primer paso para mí: el inicio de la cacería. Ya no había vuelta atrás, la aventura comenzaba ya. Esto fue a finales de marzo de 2015.

PRIMEROS PREPARATIVOS

Había leído en internet sobre un español, cuyo nombre es Heraldo, que había estado en Nueva Zelanda tres veces cazando con arco tradicional. Fue uno de los principales apoyos de mi aventura con todos sus consejos. Nos reunimos con él un par de veces y fue de gran ayuda. También me crucé correos electrónicos con un chico australiano (cazador de arco tradicional).

Me explicó las zonas de caza donde podíamos encontrar una buena densidad para cazar con arco. Elegimos la costa oeste, a pesar de su mal tiempo habitual, los animales son menos esquivos al ser un sitio tan remoto y con tantas dificultades de acceso a las cumbres. Finalizado el viaje, tanto Alfonso como yo pensamos que había sido una locura no haber tenido un plan alternativo en caso de que la previsión del tiempo hubiese sido mala, pero tuvimos mucha suerte en este aspecto. El plan B debería haber sido en algún lugar de la costa este, menos lluviosa y con pendientes más suaves.

INTENDENCIA

Arco-Nueva-ZelandaDespués de una larga búsqueda, decidimos alquilar un teléfono satélite en España, pero en el destino no funcionó y nos quedamos sin batería rápidamente. Si hubiéramos tenido problemas habría sido complicado comunicarse. No sabíamos si nuestras familias estaban recibiendo nuestros mensajes. Como medio de transporte alquilamos un coche en Christchurch a nuestra llegada, porque nos sobraron días de caza que utilizamos para viajar por toda la Isla Sur posteriormente.

Teníamos falta de espacio en nuestras mochilas de 80 litros, así como problemas de peso. Me encontré con que la comida liofilizada es muy común en Nueva Zelanda como alimento de montañeros.

Hice un pedido en Christchurch para que lo mandasen al hotel que había reservado a nuestra llegada. Era de la marca Backcountry Cuisine. Las posibilidades de menú son variadas, y me pareció muy sabroso y con buenas raciones. Más que aceptable. Tomábamos una ración doble para desayunar y otra para cenar (para los dos). A mediodía comíamos unos frutos secos y una chocolatina.

EQUIPAMIENTO

Una de las claves de la aventura, y nuestra principal inversión. Decidimos usar ropa KUIU. Su novedoso sistema TORAY en ropa de agua asegura un rendimiento de impermeabilidad y transpirabilidad óptimas. Por suerte no nos hizo falta la ropa de agua en todo el viaje, pero el resto del equipo funcionó a la perfección. Toda la ropa fue expuesta durante largas horas a las condiciones más duras: sol abrasador, sudoración intensa, arroyos todas partes, matorrales duros, enormes laderas rocosas escarpadas y miles de sandflies (pequeños mosquitos te obligan a estar cubierto todo el día, y cuya picadura es muy molesta).

Sobre la ropa, Jorge Amador (KUIU España) amablemente nos ayudó con nuestra elección.

Al final llevamos:

  • Polainas Yukon
  • Pantalón Atack
  • Peloton, merino de parte superior e inferior
  • Chaqueta Guide
  • Abrigo de Plumas
  • Guantes Guide
  • Cuello merino
  • Impermeable Chugach superior e inferior.
  • Otra ropa: merino de repuesto, pantalón the North Face, 5 pares de calcetines, red mosquitera.
  • Como calzado que tenía botas Meindl, que han tenido un rendimiento increíble en las montañas.
  • Llevábamos de mochila entre 25 y 30 kgs de peso y nuestros pies eran una de nuestras principales preocupaciones. También llevé Crocs, un alivio usarlos después de días duros en botas, y muy ligeros.

El arco que he estado utilizando durante los últimos dos años es un PSE DNA a 70 libras. Estoy muy contento con él. Elegí para el viaje unas flechas Easton muy ligeras para tener buena rasante, equipadas con puntas mecánicas de 100 grains, muy fiables en tiros largos y condiciones de viento. El peso total por flecha era 390 grains.

La tienda me parece más cómoda para tres personas aun siendo dos. La mía es una vieja tienda de campaña que ha funcionado bien en los cinco continentes. 3’3 kg para mi mochila. He utilizado un saco de dormir sintético. No es tan caliente como la pluma, pero repele la humedad mucho mejor. He llevado también una colchoneta inflable (500 gramos, pero de poco volumen).

Las mochilas utilizadas, además de las de 80 litros mencionadas, eran de 18 litros para las jornadas de caza y estaban equipadas con dos bolsas Camelbak.

Otros equipos utilizados:Arco-Nueva-Zelanda2

  • Reloj Suunto (GPS)
  • Frontal
  • Camping gas, 3×500 gr
  • Bombonas de gas
  • Utensilios de cocina
  • Pastillas de fuego
  • Botiquín
  • Leatherman
  • Superglue
  • Cinta americana
  • Paraguas pequeño (¡nunca se sabe!)
  • Repelente de insectos
  • Cepillo de dientes
  • Jabón
  • Bastones de trekking
  • 11 metros de cuerda de escalada
  • Prismáticos
  • Telémetro
  • Cámaras.

HACIA EL DESTINO

Después de 42 horas de vuelos, escalas y aeropuertos, pudimos observar desde el aire, entre las nubes, los majestuosos Alpes de Nueva Zelanda. Se trata de una cordillera enorme que cruza la isla de norte a sur, especialmente pronunciada en su lado Oeste, con una altura máxima de 3.724 metros (Mt. Cook). No tuvimos ningún problema en nuestra llegada con los arcos y el rifle de mi primo. Un equipo de bioseguridad comprobó que nuestras botas y tienda estuviesen completamente limpios de barro o semillas.

Tuvimos problemas con el alquiler de coches, ya que no teníamos traducido nuestro carnet, lo que nos retrasó medio día y obligó a pasar la noche en Christchurch. Por fin, a las 11 de la mañana lo tradujeron y pudimos coger la carretera en dirección a la costa oeste a través del Parque Nacional de Arthur Pass.

Llegamos a las 6 de la tarde y solo anduvimos durante un par de horas antes de colocar nuestra tienda de campaña en un bonito prado junto a un río grande. Esto fue suficiente para darse cuenta de cuánto pesaba la mochila y lo que tendríamos que llevar hasta las cumbres en los siguientes días. Al día siguiente caminamos por un sendero que discurría a lo largo del río, entrando y saliendo continuamente del bosque. Nos detuvimos en la orilla del río para beber agua, y vimos un bonito rebeco en la otra orilla, a 160 metros de distancia.

arco-nueva-zelanda-3

Alfonso con el rebeco cobrado

Yo había hecho un trato con mi primo: podría tirar un animal con el rifle, pero luego tendría que usar su arco. No quería oír tiros por el valle, ya que reduciría mis posibilidades con el arco. Pensamos que era una buena oportunidad para disparar tan abajo, y lo tiró de maravilla, cayendo el animal sobre su sombra. Era un macho precioso, con unos cuernos bastante gruesos.

Tuvimos la suerte de que había un puente colgante bastante cerca, puesto que la corriente del río era muy fuerte y era peligroso para nadar debido a las rocas. El puente hizo que cenásemos lomo de rebeco esa noche, después de poner la tienda de campaña en un tranquilo resquicio llano, al lado de la garganta, que nos llevaría a la cima en los siguientes dos días.

A MERCED DE LA NATURALEZA

El arroyo era muy complicado de andar, tuvimos de todo aquí. A veces las cascadas y las rocas bloqueaban la subida y tuvimos que hacerlo a través de la espesura del bosque, teniendo que luchar con cada arbusto para pasar con las mochilas tan voluminosas. A veces teníamos que escalar acantilados con el riesgo de una gran caída. La garganta la cruzábamos infinidad de veces a lo largo del día para subir por la orilla más limpia. Otras veces, era demasiado peligroso subir con peso, por lo que teníamos que dejar abajo las mochilas que, luego, subíamos con la cuerda.

Arco-Nueva-Zelanda6Como ya he dicho, tuvimos suerte con la lluvia, pero el sol nos estaba perforando. Tuvimos quemaduras bastante graves, y empezamos a usar nuestro cuello merino todo el tiempo a modo de máscara, la gorra y los guantes. El calor era insoportable al mediodía, pero queríamos llegar a las cumbres aprovechando los días de sol.

Tuvimos momentos muy difíciles que hicieron que uno de nosotros realmente pensase que no íbamos a llegar, y que lo más sensato era volver, pero el otro tenía aún fuerza para animarle y mantener vivo nuestro sueño. Dos horas más tarde, el fuerte era ahora el débil y el débil el que tiraba del equipo.

Finalmente terminamos nuestro camino por la garganta en el cuarto día a pie, y llegamos a la zona de pradera. Colocamos nuestra tienda por encima de la línea de arbustos y 300 metros por debajo de las cimas. No fue como esperábamos: una pendiente suave, con un suelo de hierba y algún llano para colocar nuestra tienda. Nada más lejos de la realidad.

La pendiente era muy peligrosa a cada paso, nuestra tienda clavada en pendiente, el sol golpeando muy duro a través del tarp y a través de la ropa, el agua más cercana estaba a media hora, y con una pedriza muy difícil de pasar. No podíamos movernos a través de los diferentes valles ya que los acantilados eran completamente inaccesibles. El sol secó las botas, y el calor hizo que aparecieran ampollas. El terreno estaba lleno de agujeros, probablemente hechos por la nieve, y lleno de rocas del tamaño de pelotas de baloncesto. Todo ello perfectamente oculto por la hierba tipo junco. Nos hacía caer al suelo cada dos pasos, con riesgo de lesión.

Pero, pese a todo, ¡estábamos encantados! ¡Lo habíamos conseguido! Subir hasta allí había un desafío, pero la sensación de logro no tenía precio. Y sinceramente, nuestra ladera estaba llena de animales. Habíamos visto cientos de huellas cada día subiendo por la garganta, pero en terreno abierto fue fácil ver animales. Permanecían ocultos en las sombras de los acantilados durante el día, y cuando el sol bajó un poco empezaban a alimentarse en la pradera.

LOS ERRORES SE PAGAN 

La primera tarde decidimos no cazar, y dejarla para descansar y observar las costumbres de los animales desde nuestra tienda. Estábamos destrozados. Pero no salió así el plan. Yo estaba reforzando las piquetas de la tienda cuando Alfonso me llamó y me dijo que había un tahr macho comiendo unos cien metros por debajo de la tienda. Preparé rápidamente mi arco, y puse un par de puntas en dos flechas. Cuando fui a la roca donde Alfonso estaba observando al tahr, me di cuenta de que había cuatro, pastando tranquilamente después de un largo día de calor.

El momento era precioso, con los animales tan cerca y los picos nevados detrás. Estaban con una melena de verano caída, casi blanca, y con sus cortos y curvados cuernos característicos. Todos eran machos. Se movían con facilidad por la pradera por la que tanto nos caíamos. Mientras estaba midiendo distancia al que estaba más cerca, era consciente de que había estado esperando ese momento mucho tiempo. Había dedicado mucho tiempo y esfuerzo preparando el viaje, trabajando muchísimas horas en la oficina, años de práctica con el arco, la inversión en equipo… no había sido un camino fácil, pero me encontraba de repente con el animal más salvaje, en un terreno hostil para mí, y con el arco en la mano. Estaba viviendo un sueño y sentía que no importa si salía bien o no, el objetivo estaba cumplido y la adrenalina haría que los recuerdos que duraran para siempre.

Estaba esperando a ver si el tahr se acercaba lentamente. Alfonso me advirtió que nos quedábamos sin luz, y que debería intentar el rececho aunque fuese muy remota la posibilidad de acercarse. Estaba a 130 metros de distancia. Yo había practicado a la diana a 100 metros, y sabía perfectamente que no estaba preparado para un tiro a 100 metros en montaña a un animal en movimiento. Tenía que acercarme.

El simple hecho de bajar del risco que fue nuestro punto de observación fue un movimiento arriesgado, ya que estaba a la vista. Una vez más, el camuflaje Kuiu hizo su función a la perfección, y quedándome inmóvil mientras me miraban conseguí, paso a paso, estar más cerca. El mejor momento para moverse era cuando el sonido de helicópteros inundaba el valle, aunque estuviera a kilómetros de distancia. Descubrimos que los aterrorizaban los helicópteros, pues al escucharlos todos los tahr se metieron detrás de un montículo, mientras yo apenas podía ver señales de Alfonso por falta de luz.

importanciacamuflaje

La maleza dificultaba el desplazamiento pero, también favorecía el camuflaje

No podía ver los bichos tampoco. De repente vi uno a 85 metros por debajo de mí. No tenía ni idea de donde estaba el resto, pero tenía que intentarlo con ese. Empecé a ir hacia abajo a través del montículo, tapándome con algo de maleza hasta llegar al borde. Eso fue lo máximo que iba a conseguir acercarme. Nuevamente perdí al animal de vista entre unas matas.

Yo estaba mirando a mi primo, pero estaba muy lejos y no podía entender sus señales. Cuando miré cuesta abajo de nuevo, allí estaba, majestuoso, mirándome. Medí con el telémetro: 79 metros que, corregidos, serían alrededor de un centenar de distancia real porque la pendiente era muy pronunciada. Me olvidé todo lo que había practicado. Sólo abrí el arco, tiré, sin siquiera comprobar la burbuja de nivel, y fallé claramente el tahr, que corrió cuesta abajo. Había sido una experiencia increíble, pensé que muy pocas personas habrían vivido eso, disparar a un tahr con un arco después de semejante paliza física y mental, y sin guía.

PERO ERRANDO SE APRENDE 

Volví donde estaba Alfonso, que estaba encantado porque había disfrutado todo el rececho desde arriba y había hecho buenos videos y fotos a los animales.
Vimos los otros tres tahr silbándonos (mecanismo de alerta), no muy lejos, sobre la cima de un acantilado, y decidí intentar otro rececho. Sería difícil porque estaban alerta, pero tenía que intentarlo porque no perdíamos nada.

Había un pequeño risco entre ellos y nosotros, por lo que el plan era tratar de llegar a él, subirlo tapándome con el propio montículo y tirar desde la parte superior. Tardé un buen rato, pero todo sucedió a la perfección. Cuando llegué a la parte superior, dos tahr me estaban mostrando su pecho en lo alto del siguiente montículo. Uno de ellos me vio y desapareció, mientras que el otro se movió y me mostró su costado.

El telémetro mostró una distancia corregida de 65 metros. Tenía que intentarlo. Estaba jadeando, por lo que esperé unos segundos para que el oxígeno volviese y ganar estabilidad. No quería repetir el mismo error, al menos tenía que comprobar la burbuja de nivel. Abría lentamente el arco, apunté con cuidado a la silueta del animal recortado en el viso, y solté la flecha con suavidad.

Secuencia-de-tiro-2

Secuencia en que vemos al tahr aún con vida, el disparo y el autor satisfecho posando con el tahr

Vi muy bien el impacto, ¡parecía un buen tiro! El tahr desapareció detrás del montículo. Increíble. Casi se me saltan en lágrimas. Empecé a agitar los brazos con alegría mirando el cielo. Esto había ido mucho más lejos que lo que jamás había imaginado.

Era casi de noche, y no estaba seguro de la colocación de tiro. En la caza con arco, los animales suelen correr un poco antes de morir desangrados. La distancia que cubren está condicionada por la colocación de tiro y lo relajados que estén. Si se les presiona después del tiro, hay altas posibilidades de perderlos. Así que decidí volver al campamento. Alfonso estaba incluso más feliz que yo, había disfrutado el rececho de nuevo, había oído perfectamente el tiro y el impacto, a pesar de que no había visto el flechazo tampoco. Dejamos el cobro para el día siguiente.

Fue la mejor cena de mi vida, con mi primo y acampado en las cumbres de Nueva Zelanda. Eso sí, no tuvimos una noche muy cómoda, la pendiente nos hacía resbalar dentro de la tienda, a veces incluso uno contra el otro. Esto nos hizo despertamos tarde, cuando el sol comenzaba a golpear la tienda con toda su fuerza. Con el cansancio me entraron las dudas, no estaba seguro acerca del tiro que había hecho, y dada la dificultad del terreno, con 30 segundos de vida el animal podría haberse metido fácilmente en los acantilados o haber bajado al bosque cerrado.

No podíamos ir directamente al lugar del tiro, ya que necesitábamos llenar nuestras reservas de agua para el día o podía ser peligroso por deshidratación. Nos llevó una hora ir a por el agua, más desayunar algo, ya que no sabíamos cuánto tiempo o cómo de difícil podría ser el cobro.Finalmente nos dirigimos al lugar del tiro.

No había ni una sola gota de sangre, lo cual nos decepcionó mucho. Había un montón de acantilados alrededor, por lo que sin sangre nuestras posibilidades eran nulas. Estábamos caminando a 20 metros de distancia el uno del otro, tratando de cruzar cualquier rastro de sangre.De pronto, Alfonso vio algo y sacó sus prismáticos de la mochila. Soltó un grito “¡Ahí está! ¡Tiene la flecha asomando!”

No me lo podía creer. Llegué a su lado, bajamos 50 metros y allí estaba, con el tiro muy bien colocado.Sólo había vivido unos segundos, ya que estábamos muy cerca de donde le disparé. No pudimos coger la carne: el sol llevaba un rato pegando muy fuerte, y no teníamos lugar fresco para guardarla.

Hicimos algunas fotos que muestran la belleza del animal. Mientras disfrutaba del tacto del animal, solo sentía agradecimiento. Gracias al animal y a la montaña por el momento que estaba viviendo. Gracias a mi primo, que me dejó disparar dos veces seguidas cuando él no había tirado ninguno. Y sobre todo, gracias a mi padre que me enseñó a respetar y cuidar la Naturaleza, a disfrutar del simple hecho de observar a los animales en su entorno, y me enseñó a disparar una flecha con responsabilidad.

Tengo la enorme suerte de tener una gran familia que me brinda todo tipo de oportunidades.

TURNO PARA ALFONSO

La aventura estaba hecha por mi parte, y ahora quería a mi primo consiguiese un tahr con su rifle para que pudiera tener tanto rebeco como tahr.

Pasamos el día en la cumbre, apretados contra una gran roca que nos daba una pequeña sombra. Fue un día muy agradable. Yo estaba digiriendo lo ocurrido, con unas vistas maravillosas. Los animales no se movían durante el día, el sol era implacable para ellos también.

Arco-Nueva-Zelanda-rifleNos las arreglamos para ver algunos tahr a 700 metros de distancia, escondidos en las sombras de los acantilados, y un rebeco a 150 metros de distancia, en un lugar sin acceso humano. A última hora de la tarde, nos encontramos un par de tahr unos 170 metros de distancia, que se convirtieron en el objetivo.

Esperamos pacientemente hasta que uno de ellos se bajara de los acantilados, y Alfonso hizo un tiro perfecto que grabé en video. Dos tahr más aparecieron con el ruido del disparo, pero no disparó más. La montaña ya nos había dado lo que estábamos buscando, estábamos agradecidos y no tenía sentido acabar con la manada.

Nos pareció que era suficiente.

Por desgracia, el tahr cayó por un acantilado, y ni siquiera logramos verlo muerto. Estas cosas suceden en la caza. Mi primo demostró su compromiso al no disparar a los otros dos tahr, pensando que el primero era recuperable. Es un ejemplo para todos aquellos cazadores dominados por la ansiedad las ganas de trofeo. Habíamos disfrutado lo suficiente, y no queríamos cubrir nuestros recuerdos con más sangre.

Nos dirigimos de nuevo a la tienda, viendo algunos tahr muy lejos, así como cuatro rebecos. La rodilla de Alfonso le empezó a doler por la noche. Nuestro camino de regreso por la garganta iba a ser duro, el tiempo era todavía soleado (muy poco frecuente en la costa oeste), la lesión podría ir peor y los dos habíamos conseguido lo que buscábamos. Decidimos empezar nuestro camino de regreso a la mañana siguiente, días antes de nuestra previsión inicial. Estábamos exhaustos a causa del sol, las emociones, los acantilados, la paliza de subida…

¡GRACIAS NUEVA ZELANDA!

A la mañana siguiente nada más salir de la tienda vi a un joven rebeco corriendo ladera abajo. Se detuvo a 89 metros corregidos, disparé y la flecha y ni siquiera vi dónde fue la flecha. Corrió alegremente cuesta abajo, perfectamente sano en esa mañana soleada del 28 de diciembre. ¡Larga vida le espera!

Nuestro camino de regreso fue doloroso, pero feliz. La rodilla de mi primo le dolía a cada paso. La decisión de bajar anticipadamente había sido muy buena, si llegamos a tener lluvias nos habríamos quedado sin acceso en varios puntos, y las pedrizas habrían estado muy resbaladizas.

Conseguimos bajar más rápido de lo que pensábamos, y nos llevó un día llegar al inicio de la garganta, y otros dos días completos para llegar a nuestro coche. Vimos algún rebeco pequeño en nuestro camino de vuelta, pero en la otra orilla del río, lejos de mis flechas. En las cimas había entrado la niebla densa y se quedó agarrada, por lo que estábamos encantados con nuestra decisión. Los campings que tuvimos en nuestro camino de regreso estaban llenos de sandflies, lo que nos complicó un poco la vida. Mis últimos cien metros fueron difíciles, con las rodillas doloridas, y con la espalda doblada del dolor. Pero llegamos.

reportaje caza con arco Arco-Nueva-Zelandafin

Pasamos cinco días increíbles recorriendo la Isla Sur. Visitamos Queenstown, Wanaka y Timaru. Entre medias, algunos fantásticos increíbles como los glaciares, Blue Pools, lagos Wanaka, Hawea y Tekapo, Monte Cook y la Península de Akaroa. Más de mil kilómetros para acabar con este viaje único.

Por último, comentar que, aunque he tratado de narrar con precisión todo lo acontecido en este viaje, ayudado por las fotos hechas por mi primo y por mí, considero que se me han quedado cortas las palabras a la hora de describir la sensación de cazar con arco. He sido cazador de rifle, así que puedo comparar las sensaciones. La caza del arco provoca emociones más profundas, como decía Fred Bear “hay más diversión en la dificultad del arco que en la seguridad del rifle”.

Un entrenamiento perseverante y el mejor equipo que te puedes permitir, son un signo de respeto a la presa, ya que todo converge en un mejor tiro y menor sufrimiento. Cazar con arco me ha enseñado en mi vida en general a no medir en centímetros, sino en recuerdos.

Texto: Luis Blanc

Fotos: Alfonso García-Morales y autor

One Reply to “Caza con arco y al límite en Nueva Zelanda”

  1. Ismael dice:

    Para cazar con arco me funcionan perfecto las polainas Yukon de Kuiu, impermables y ajustan el pantalón para que no roze y haga ruido! Además el camuflage es espectacular!!

    https://www.youtube.com/watch?v=WHfc7dQG-xY

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

RESPONSABLE Ediciones Trofeo S. L - CIF B86731221 - Ediciones Trofeo
CONTACTO C/Musgo nº 2 Edificio Europa II-1D . 28023, Madrid (Madrid), España
Tel. 91 805 35 52 - Email: [email protected]
Puede ponerse en contacto con nuestro Delegado de Protección de Datos en el
email [email protected]
FINALIDADES Gestión de las solicitudes de suscripción recibidas a través de nuestra página web, envío de
comunicaciones comerciales, promocionales y de información de nuestros productos y/o servicios .
LEGITIMACION Consentimiento explícito del interesado ; Existencia de una relación contractual con el interesado
mediante contrato o precontrato
CONSERVACIÓN Gestión clientes : Durante un plazo de 5 años a partir de la última con{rmación de interés. Los datos
personales proporcionados se conservarán durante los plazos previstos por la legislación mercantil
respecto a la prescripción de responsabilidades, mientras no se solicite su supresión por el interesado
y ésta proceda, y mientras sean necesarios -incluyendo la necesidad de conservarlos durante los
plazos de prescripción aplicables-o pertinentes para la {nalidad para la cual hubieran sido recabados
o registrados
DESTINATARIOS Gestión clientes Ecommerce (suscripciones): Administración Tributaria ; Bancos, cajas de ahorros y
cajas rurales
Gestión clientes: Administración Tributaria ; Bancos, cajas de ahorros y cajas rurales ; Administración
pública con competencia en la materia
TRANSFERENCIAS INTERNACIONALES No realizamos transferencias internacionales de sus datos
PROCEDENCIA Suscriptores a la revista: El propio interesado o su representante legal . La vía principal de
suscripción son los formularios de nuestra página web.
DERECHOS Usted tiene derecho acceder a sus datos, recti{carlos, suprimirlos, limitar u oponerse a su tratamiento,
a su portabilidad, a no ser objeto de decisiones automatizadas, a retirar su consentimiento y a
presentar reclamaciones ante la Autoridad de Control (Agencia Española de Protección de Datos).
Más información en nuestra https://trofeocaza.com/politica-de-privacidad/ o
[email protected]

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Image Image Image Image Image Image Image Image Image Image Image

Image Image Image Image

Image Image Image

Image Image Image Image

Image Image Image

Image Image Image