El tráfico de vehículos, y más concretamente los atropellos de animales salvajes, permite conocer la distribución y abundancia de ungulados como el corzo y el jabalí. Un estudio ha recogido los datos de colisiones con estas especies durante un año y ha podido trazar un mapa de abundancia que sería más costoso de obtener mediante métodos tradicionales de muestreo de fauna. Las colisiones con jabalí se produjeron principalmente en el otoño e invierno, entre los meses de octubre y diciembre, mientras que los atropellos de corzo fueron más habituales entre los meses de abril y julio.
Investigadores del Instituto de Investigaciones Cinegéticas (IREC-CSIC, UCLM; JCCM) han recabado los datos de colisiones con corzo y jabalí en España que dieron parte a un atestado durante 2017. Se tuvieron en cuenta el tipo de vía y su densidad, desglosando entre trazados urbanos, convencionales y autovías, así como los valores climáticos y de cobertura vegetal adyacente. El patrón de atropellos puede además servir de referencia para conocer la densidad de las carreteras a lo largo del año.
Poder obtener datos de abundancia y distribución permite hacer una gestión de la fauna silvestre cinegética. Normalmente, estos datos se recogen mediante metodología consistente en el muestreo de avifauna a través de censos directos o indirectos, marcaje con transmisores o GPS, etc. Esta técnica de recolección de información para determinar densidades o niveles de abundancia es más costosa, sobre todo aplicada a grandes territorios, que la interpretación de los datos provenientes de las colisiones con especies silvestres.
Los datos obtenidos permiten presentar mapas con “puntos negros” que ayudarían a prevenir futuros siniestros. El estudio aclara que un mayor número de atropellos no equivale siempre a zonas con mayor abundancia de animales, pues los datos de impactos sobre corzos y jabalíes se ven condicionados por dos variables, que son la presencia de animales y de vehículos. Así, una tasa alta de atropellos puede deberse a la mayor densidad de tráfico y a factores como la velocidad de los vehículos.
Este estudio demuestra que es posible crear mapas de abundancia de especies silvestres partiendo de los datos de atropellos, siempre que se controlen sesgos derivados de factores como la intensidad del tráfico o la actividad de los animales.