Max Benito es un biólogo salmantino que ha recorrido los bosques más frondosos estudiando anfibios y reptiles. Estos pequeños animales, así como pequeñas aves y micromamíferos ribereños, están desapareciendo a las puertas de su casa. La ribera del Tormes está perdiendo su avifauna asociada por culpa de un invasor.
«¡Hay tantos! En España hay gatos por todos los lados, en todos los pueblos hay colonias de gatos. Es un problema brutal, pero los animalistas dicen que no se les puede matar, eutanasiar… porque los gatos no han hecho nada», denuncia este biólogo en un medio local.
El río Tormes tiene una fauna asociada rica en reptiles, anfibios y pequeñas aves, pero la creciente población de gatos a lo largo de su ribera urbana está acabando con ella. Hay una colonia de gatos favorecida por gatos domésticos asilvestrados y la comida y protección que les aportan ciudadanos animalistas, ignorantes del problema que ello supone.
«Los animalistas tenían un ideal muy bonito —explica Benito—, la protección de los animales, sus derechos, pero lo que pasa es que se han quedado en la defensa de los perros y los gatos. Nadie se acuerda de otros bichos y lo defienden sin ninguna base científica».
El biólogo salmantino advierte de que se trata de la especie que más «ha exterminado», como ha ocurrido en Australia con la extinción de más de un centenar de aves por depredación. En Estados Unidos, se ha constatado que los gatos matan anualmente millones de aves y animales.
Ya no hay lagartijas, ni serpientes ni pájaros en las orillas del Tormes. «Los gatos son unas máquinas de matar… Son increíbles, es un animal fantástico, pero matan todo». Así de rotundo se muestra este biólogo, que reconoce otro problema ambiental por esta proliferación de gatos domésticos.
«Nuestro gato montés se está hibridando; esto quiere decir que los linajes puros se están perdiendo, cada vez tenemos menos. El gato montés es muy poco abundante, si lo mezclas con otras especies de gatos, se perderá. No se pueden decir las cosas a medias, sobre todo con un tema tan serio».
Benito denuncia esta situación que está empobreciendo la ribera del Tormes, y que puede repercutir negativamente en otros hábitats donde abunden los gatos domésticos asilvestrados, aportando una solución contundente: «Matarlos a todos».
El biólogo añade que «a mí no me gustaría matar a un gato, porque ellos no tienen la culpa, pero prefiero eso a que en 20 años no tengamos fauna autóctona».
La causa de que en muchos pueblos no haya serpientes, lagartijas, ranas, pájaros… es de los gatos, afirma Benito, porque dice que es una especie «que lo extingue todo».