Como cazadores siempre lo hemos tenido claro y el consumo de la pieza abatida pone el broche de oro a jornadas inolvidables, lances irrepetibles y trofeos que se quedan grabados a fuego en nuestra memoria.
Sin embargo, no son pocos los que atribuyen a la carne de caza propiedades más bien asociadas al desconocimiento que a la realidad, tales como sabores fuertes, olores desagradables o incluso una falta de seguridad sanitaria que podría comprometer nuestra salud.
Nada más lejos de la realidad, puesto que las carnes de caza comercializadas superan rigurosos controles sanitarios que comienzan una vez concluidas las cacerías, con la presencia de profesionales encargados de velar por su seguridad.
Para ello es necesario contar con una formación adecuada, no siempre sencilla de obtener.
Desde Ciencia y Caza, preocupados por ofrecer esa formación de calidad, organizamos ya nuestra 4ª Edición del Curso on-line sobre Inspección Veterinaria y Comercialización de Carnes de Caza.
¡Te esperamos!