La Asociación Armera ha renovado su directiva a principios de septiembre e Iñaki Larreina Bohem, director general de la fábrica de cartuchos Trust Eibarrés, toma el cargo de presidente después de haber sido durante varios años consejero de la asociación, dando el relevo a Jorge Ganzarain, director general de BBI. Esther Korta, directora de la fábrica de armas de Bergara, Dikar, ocupa la vicepresidencia.
La Asociación Armera ha estado atravesando años difíciles debido a una reforma comunitaria de la Directiva Armas que entorpece el comercio de armas y está interesada en limitar el derecho a poseer armas en Europa. Además, la posterior reforma del Reglamento de Armas para su adaptación a la citada Directiva «supuso también un desafío que no estuvo libre de obstáculos, negociaciones, movilizaciones y procedimientos judiciales», explican desde la asociación.
Hoy más que nunca «se hace necesaria la colaboración y búsqueda de alianzas entre todos los actores que trabajan alrededor de los sectores de la caza y el tiro deportivo» y por ello, señalan, el nuevo equipo tendrá que «lidiar con un panorama en continuo cambio» y en el que se presentan como factores condicionantes la crisis energética, la escasez de materias primas, la prohibición del plomo o la corriente animalista.
La Asociación Armera, que ha cumplido su 50 Aniversario en 2017, nació de empresas eibarresas fabricantes de armas y que en el aquel momento eran 65 fabricantes de escopetas y armas cortas que producían 450.000 armas al año y empleaban a más de 4.500 personas.
La intención de asociarse se lleva a cabo para sumar esfuerzos y tratar de solucionar los problemas que surgían entonces: la necesidad de ordenar el mercado y fijar precios mínimos a la exportación, la continua devaluación de la peseta, la normalización del piecerío o unas normativas cada vez más restrictivas sobre armas.
Tras varias crisis económicas y una reestructuración, en la que varias empresas han ido cerrando sus puertas, la industria armera ha tenido que reinventarse e incorporar nuevas tecnologías. Partiendo del sector de las armas y su fabricación, dieron entrada a sectores como la caza o el tiro deportivo. Ahora, las casas que continúan fabricando lo hacen en gran medida para mercados internacionales donde se valoran las armas de alta calidad.
Desde la propia Asociación Armera señalan que la industria armera actual «es moderna» y está «en continua adaptación» a un escenario o mercado cambiantes.