«No podemos sino sentirnos orgullosos de ser los impulsores de un proyecto que ha hecho posible que 22 pigargos sobrevuelen actualmente los cielos españoles». Con estas palabras hace referencia Ernesto Álvarez, presidente del Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (Grefa), al proyecto que pretende crear una población reproductora de estas rapaces procedentes de Noruega. Desde hace un año vuelan por los cielos españoles cinco ejemplares, a los que se han sumado 17 más tras su liberación este lunes en la localidad asturiana de Pimiango. Álvarez cree que esta introducción favorecerá a otras especies y que, como depredador generalista y carroñero, «el pigargo europeo tiene un papel clave en los ecosistemas». Mientras tanto, los ganaderos denuncian el «pseudochiringuito y las ilegalidades» del proyecto de Grefa.
Según Grefa, el pigargo europeo se encuentra entre las ocho especies contempladas en el Listado de Especies Extinguidas en España, un inventario oficial aprobado en agosto de 2018, y por ello en 2021 se inició una fase experimental de dos años de duración, con la liberación de cinco ejemplares, para introducir esta rapaz en territorio español «con el fin de que vuelva a criar». Los cinco pigargos liberados entonces «se han movido intensamente por toda la cornisa cantábrica, Pirineos y la mitad norte de la Península Ibérica, llegando incluso en algún caso a Francia», tal como revelan los GPS colocados.
Las nuevas liberaciones, con un total de 22 aves, se enmarcan en el Proyecto Pigargo, una iniciativa de Grefa apoyada económicamente por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco). Según informa el grupo ecologista, en el proyecto colaboran el Principado de Asturias, el Ayuntamiento de Ribadedeva (Asturias), el Gobierno de Cantabria, Norwegian Environment Agency, Norwegian Institute for Nature Research (NINA) y la empresa EDP. El pigargo es la rapaz más grande de Europa y todos los ejemplares liberados en España han sido criados en Noruega.
El proyecto de liberación de pigargos en España está recibiendo las críticas desde que se inició. La Coordinadora de Ecologistas en Asturias solicitó en agosto de 2021 su paralización al entender que el pigargo no es una especie amenazada y por «el gran número de especies asturianas en peligro o vulnerables a la extinción que en su gran mayoría no cuentan con suficiente protección ni disfrutan de inversión alguna de dinero público en medidas de conservación». Este grupo ecologista denuncia además las ilegalidades que acusa este proyecto de liberación concedido a Grefa.
Por su parte, desde la asociación ganadera Ganagri exigen que se «se desmantele el gallinero» y piden que se suspenda «el contrato de manera inmediata por las ilegalidades detectadas, que vuelvan los pigargos a su hábitat natural para evitar que mueran en manos de Grefa y, por último, que se depuren responsabilidades las administraciones oportunas por no velar por el cumplimiento de la ley».
Ganaderos y ecologistas hacen estas protestas en función de la información que han ido recopilando desde que se inició el proyecto, y uno de los aspectos más llamativos es la rapidez en la concesión de permisos o licencias para el manejo y gestión de las rapaces. «El ganadero sufre un suplicio para poder hacer una nave en las pocas zonas que se les permite», denuncian desde Ganagri.
Con algunos de los ejemplares liberados muertos, aparte de las consecuencias ambientales que provocará la introducción de estas rapaces, los ganaderos son taxativos: «Estos pseudochiringuitos, por respeto a los chiringuitos de playa, están por encima de la ley. Cobran sin parar con malos resultados o sin tener que presentar resultados a las administraciones de sus logros o fracasos, sin cumplir la legalidad».