Los bebederos y comederos son una de las herramientas de gestión más frecuentemente desarrolladas por cazadores y gestores. De hecho, la gran mayoría de cotos en España destinan tiempo y dinero para garantizar que agua y alimento están disponibles para especies como la perdiz roja, el conejo de monte, la liebre y también para especies migratorias como la tórtola común.
En los últimos años se han realizado estudios para determinar los efectos de estas herramientas de gestión sobre las especies cinegéticas y también se ha podido evaluar el uso que perdices y conejos hacen de bebederos y comederos mediante foto-trampeo. ¿Y qué sucede con las especies no cinegéticas que también pueden utilizarlos?
Un estudio firmado por Armenteros y col. (2020) publicado en la revista Integrative Zoology, realizado por la Universidad de León, el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), y en el que ha colaborado Fundación Artemisan, evaluó el uso de bebederos y comederos por parte de especies no cinegéticas en un coto de Valladolid y varios cotos de la provincia de Ciudad Real.
Mediante foto-trampeo y en distintas épocas del año, se evaluó el uso de bebederos y comederos emplazados en lugares “protegidos”, cuando existía vegetación arbustiva/forestal alrededor, y “abiertos”, cuando no existía dicha vegetación.
En total, se analizaron 18.948 fotos durante más de 5.300 días de foto-trampeo, identificándose un total de 75 especies: 54 especies de aves, 14 de mamíferos, 6 reptiles y 1 anfibio. Globalmente, los bebederos y comederos eran visitados tanto por la caza menor (perdices y lagomorfos, 55% de las visitas) como por especies no cinegéticas (45% de las visitas).
Solo considerando las especies no cinegéticas, casi el 50% de las visitas fueron realizadas por los córvidos (urraca principalmente), seguidos de roedores, aves paseriformes no depredadoras, palomas y otras especies en menores porcentajes. Los resultados mostraron que las visitas a los bebederos eran más frecuentes que a los comederos y las especies no cinegéticas prefirieron los bebederos y comederos situados en emplazamientos “abiertos”, a excepción de las aves paseriformes no depredadoras, que se decantaron por los “protegidos”.
Este estudio confirma que los bebederos y comederos son utilizados por un gran número de especies no cinegéticas, lo que pone de manifiesto su papel en la conservación de la fauna, tanto cinegética como no cinegética. Dado que anteriores investigaciones han demostrado que conejos y perdices prefieren utilizar bebederos y comederos “protegidos”, y este estudio muestra que especies como los córvidos y roedores tienen predilección por los “abiertos”, una aplicación práctica puede ser colocar bebederos y comederos en emplazamientos “protegidos” que estén rodeados de cobertura arbustiva y forestal. Además, los autores también apuntan que, por el elevado uso de los bebederos, el agua debe de estar garantizada especialmente cuando se esperan períodos de sequía.