Más de un millón ochocientos mil conejos se han cazado en la Comunidad de Aragón siguiendo el Plan de Control de esta especie que se puso en marcha para frenar los daños agrícolas y en infraestructuras de la región. La superpoblación de conejos produce daños en cultivos agrícolas, «en ganadería extensiva de ovino» y en otras muchas especies silvestres con las que el conejo común comparte su hábitat natural. Solo en la provincia de Huesca se han abatido 461.549 ejemplares.
Los daños que provoca este lagomorfo se han registrado en 118 términos municipales y por ello se aprobó un decreto ley en 2019 para adoptar «medidas extraordinarias y urgentes» con la intención de controlar la población silvestre de conejo común (Oryctolagus cuniculus). Desde entonces, las jornadas de caza declaradas por acotado han sido 1.270.335, correspondiendo 12.109 a jornadas de caza nocturna, 364.940 a jornadas de caza con hurón y 893.286 a jornadas de caza al salto o en mano. Un 65,8% de los acotados ha informado de la disminución en los daños agrícolas.
El decreto obliga a los titulares de coto situados en áreas con sobrepoblación de conejos a tomar una de estas dos opciones: realizar un Plan de medidas de intensificación de la caza del conejo, por el que se comprometen a reequilibrar su población y atenuar los daños agrícolas; o solicitar al Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente que sea la Federación Aragonesa de Caza la que intervenga para paliar los daños.
Las organizaciones agrarias informan de que el problema tras este Plan de Control ha disminuido, pero todavía quedan áreas muy afectadas. Algunas de ellas se concentran en zonas de seguridad, próximas a vías de comunicación y zonas urbanas, donde el uso de armas de fuego está prohibido.