El estudio del pelo de los jabalíes permite saber la alimentación que han tenido y su procedencia más silvestre o cautiva. Así se desprende del estudio publicado en Science of The Total Environment que, tras analizar muestras del pelo de 75 jabalíes de siete poblaciones distintas en cotos de caza andaluces, pudieron conocer su dieta alimentaria y el tipo de manejos al que son sometidos para la caza.
La investigación, realizada por la Universidad de Córdoba y el Instituto de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (Ifapa) de la Junta de Andalucía, ha analizado isótopos estables de muestras del pelo de jabalíes de siete poblaciones diferentes del suroeste de España (hábitats mediterráneos) durante la temporada 2018/19. El estudio se realizó durante los meses de otoño e invierno, periodo en el que se espera que la dieta del jabalí se componga mayoritariamente de bellotas y vegetación natural.
Los autores del estudio querían investigar el uso de isótopos estables del pelo para revelar diferencias en la composición y calidad de la dieta de los jabalíes dentro de una misma población o entre poblaciones, «y utilizar los isótopos del pelo como herramienta para descubrir las prácticas de gestión ocultas que pueden darse en las áreas de caza asociadas al uso de alimentación suplementaria o incluso a la cría y liberación en cautividad».
Tras analizar las muestras recogidas, los investigadores identificaron tres dietas distintas en los jabalíes. Solo los ejemplares de dos de las poblaciones había consumido alimentos silvestres al 100%, mientras que en las siete restantes se detectó alimentación suplementaria. En los ejemplares de cuatro de las siete poblaciones se encontró mezcla de alimentación silvestre y suplementaria con maíz, y en una sola se comprobó que los jabalíes se habían alimentado por completo de alimentación suplementaria. Los autores concluyen que estos últimos se habían criado en cautividad para ser soltados posteriormente.
Los investigadores señalan que alimentar a los animales es problemático desde el punto de vista sanitario, ya que la aglomeración de animales en un mismo lugar facilita la transmisión de enfermedades. La alimentación complementaria puede aumentar el potencial de transmisión de enfermedades entre jabalíes de forma directa, mediante el contacto directo entre animales, e indirecta a través del alimento, así como aumentar la supervivencia de los mismos.
Dado que el maíz es una planta que no se encontraba de manera natural en el área de estudio, los autores consideran que su empleo se fundamenta en atraer poblaciones o en fijar la presencia de ejemplares a una zona determinada. Una menor mortalidad gracias a la dieta suplementaria aumenta la productividad y el consiguiente número de ejemplares, lo que puede provocar daños a la agricultura y demás problemas asociados.