El Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas) acusa a los cazadores de ser los autores de incendios en Asturias con el fin de tener mejores tiraderos para la caza. «Evidentemente no, nadie los ha sorprendido prendiendo fuego al monte, pero las evidencias de que son los beneficiaros del incendio sí son evidentes. El resto se lo dejamos a la Guardia Civil y ellos sí parece que lo tienen claro», afirman los ecologistas sin ninguna prueba fehaciente.
En abril se han producido incendios y uno de ellos ha afectado a una de las plantaciones realizadas por el Fapas donde, según mantiene la fundación, crecían 10.500 árboles frutales. Explican que el fuego afectó al monte «de manera muy rápida y a la vez» debido al viento reinante, y que en esa jornada se iniciaban otros incendios en el Principado de Asturias por lo que su extinción se volvía complicada porque «hace imposible que los servicios de extinción de incendios puedan acudir a apagar todos los fuegos».
El Fapas habla del «sentimiento de impunidad absoluta» frente a los incendios y acusa al Gobierno regional de «incentivarlos», ya que asegura que ha aprobado normas que permiten la utilización de los montes quemados. «Y quienes los queman —prosiguen desde la fundación— es una evidencia que se ha puesto al descubierto en decenas de investigaciones y lo dice la Guardia Civil: ganaderos y cazadores».
Los ecologistas afirman que los incendios se provocan en áreas de montaña porque estas son zonas sin aprovechamiento ganadero y porque las áreas quemadas se utilizan por los cazadores para situar los puestos de caza. «Desde estas zonas “limpias” pueden ver con facilidad a los jabalís que salen del bosque arreados por el jaleo que montan los batidores con sus perros y disparar sobre ellos para matarlos. Si el monte mantuviera el matorral, sería imposible cazar en estas zonas».
En la web del Fapas publican una foto, donde se ve a dos personas en una ladera quemada, que emplean para lanzar la acusación hacia el colectivo de cazadores. «Después aguantaremos machaconamente el discurso recurrente de que los cazadores son los auténticos defensores de la naturaleza. Los habrá, en la caza también debe de haber excepciones, pero debe de ser difícil encontrarlos», sostienen desde esta asociación sin ánimo de lucro.