El mal tiempo deslució el resultado en la montería Segontia-1

¡De nuevo al monte!

Como cada año desde hace ya cuarenta y cuatro, llegados a estas fechas, de nuevo nos recorre el cuerpo ese gusanillo que recuerda que está a punto de comenzar la temporada.

Toca revisar las armas, limpiar morrales, botas y cuchillos, recopilar documentación, y ya estamos listos. Con renovada ilusión nos disponemos a comenzar una nueva temporada de caza.

La cita de nuevo un sábado, el último de octubre, en el bar de José y Mari, que un año más serán anfitriones de nuestros encuentros.

Poco a poco los monteros fueron llegando, y al haber transcurrido unos cuantos meses desde la última junta, los afectuosos saludos y reencuentros presidieron el desayuno. Poco después un ágil sorteo y todos al campo.

Las armadas se desplazaron desde Sigüenza al cazadero, y antes de las doce de la mañana estaban todos los puestos colocados. Antes de las doce ya se habían soltado las rehalas y comenzó el baile.

Cazábamos una ladera de solana, de roble. Monte muy querencioso para los cochinos en verano al ser muy fresco, y tras haber verificado cómo tomaban las cebas los guarros, la ilusión en la montería a celebrar estaba en todo lo alto.

Pero, las previsiones adelantadas por los servicios meteorológicos, se hicieron realidad. Ya la noche anterior el tiempo había cambiado radicalmente, entrando un frío viento norte, acompañado de agua que, por las bajas temperaturas, se llegaba a convertir en nieve.

Sospechábamos que los cochinos se pudieran haber desplazado a otras zonas más abrigadas, y el transcurrir de la mañana, así lo atestiguó.

A pesar de un inicio muy alegre de las rehalas, con carreras y latidos, no se empezaron a escuchar disparos hasta transcurrido un buen rato. Los lances se repetían en la parte más alta del cazadero, lugar hacia donde se empujaba la caza por los perros.

Antes de llegar al alto, los jabalíes atravesaban una armada de traviesa que también tuvo sus lances y capturas. La mancha se cerraba en la parte trasera, ya de solana, hacia donde se empujaba toda la caza, y también allí se consiguieron empujar algunos cochinos que corrieron suerte dispar.

Al finalizar la mañana, a eso de las tres, como suele ser habitual en Segontia, los puestos fueron recogidos, y todos agradecidos, por el mal tiempo, nos volvimos a Sigüenza, a dar cuenta de la pitanza preparada por la Mari.

En total se capturaron 8 jabalíes, para 31 puestos, un número menor a lo esperado a priori, pero visto como se presentó el día, completamente satisfactorio. Nos vemos en la próxima, y esperemos que el tiempo nos acompañe.

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