Organizada por la peña “Hablan las Vereas”, en estrecha colaboración con la familia Mialdea, su administrador, y sobre todo con su guarda Manolo Callejas hijo, se monteó esta finca cordobesa de tradición centenaria, y complicadísima de montear por su quebrada orografía.
Se sabía que estaba muy buena de cervuno, y aunque el jabalí, siempre protagonista en Las Mesas, no había cargado como otros años, las ilusiones eran muchas
A las 8:15 se les dieron cita a los cierres y a las 9:00 las traviesas, ya que el sorteo se realizo la noche anterior para agilizar la salida de las armadas.
Con rapidez se colocaron los cierres de Pan Duro, Piedras Blancas, Tejoneras y El Río, y tras ellos comenzaron a salir, con más tranquilidad, las traviesas, mientras ya se oía tirar en los cierres.
Pero no fue hasta la suelta de las 20 rehalas cuando realmente los monteros comenzaron a disfrutar de numerosos lances. Hubo quien contó más de 300 disparos, y eso que marranos no había muchos, al ser casi toda la mancha solana y sufrir el calor que se está aguantando en estas fechas.
Sobre las 15:30 comenzaron a llegar los monteros a la comida, y en ellos se reflejaba la alegría por los lances vividos.
Algunos de los afortunados fueron, el joven montero Alfonso García, que consiguió cobrar 3 cochinos y 1 venado, Rafael Salinas con 1 venado muy bonito, Rafael Álvarez con otro precioso venado, Bosco con 2 venados. Pero fue Juan Carlos Cabello quien triunfo en el puesto número 1 de Pan Duro, consiguiendo abatir 3 venados, destacando uno de ellos bastante bueno y 1 cochino con una gran boca.
Al final se formó un plantel de 41 reses: 26 venados y 15 cochinos. A destacar la media de venados, digna de la casta tan concreta de toda la zona de Mesas Altas.
Este resultado hacía muchos años que no se daba, y desde la peña queremos agradecer el enorme trabajo que ha realizado Manolo, guarda de la finca, pues sin su labor nada de esto habría sido posible.
También agradecer el trato recibido de esta familia tan montera, propietaria de la finca, ya que en todo momento nos hemos encontrado como en nuestra casa.
Así mismo resaltar el esfuerzo, sacrificio y dedicación de la familia Mialdea, pues se muestra rigurosa en lo que al respeto a la ley se refiere, sobre todo renunciando a matar ciervas por más que hubieran podido hacerlo. Esto es así desde que en 1975, D. Andrés Mialdea compró la finca, y costó años hacer madre en esta espectacular mancha.
Por último, y no menos importante, agradecer a rehaleros, postores, guías y muleros, el trabajo realizado en esta finca tan complicada de montear. Gracias a todos de corazón.
Ojalá unos y otros seamos capaces de seguir en esta línea, pero si algunos vecinos no la adoptan, pintan bastos, porque somos una serie de fincas abiertas estamos cercadas casi por completo y hay que cuidar de la caza. Nadie lo hará por nosotros.
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