La Dehesa, una buena montería tanto en cantidad como en calidad de jabalís

La orgánica Las Castillas de Samuel Díaz, organizó el 25 de febrero una montería en la mancha de La Dehesa en Riaza.

La mancha de La Dehesa es un monte mezcla de roble y pino, en el sopié de la sierra de la Pinilla, con buenos abrigos para el encame de los cochinos cuando los fríos y nieves azotan los altos de la sierra. Esta mancha no se monteaba desde hacía 10 años, solo se habían celebrado pequeños ganchos con pocos perros y puestos que no permitían poder cerrar bien una mancha de estas dimensiones. La presencia de guarros viejos en la mancha, que se habían ido salvando en los sucesivos ganchos, estaba asegurada.

Fuimos convocados en el Restaurante Prado Pinilla (Fresno de Cantespino) en donde se celebró el desayuno y el sorteo de puestos. Es de resaltar la norma en esta orgánica de que todos los puestos se sortean en la mesa con total transparencia, esto es de agradecer en los tiempos que corren en los que vemos en demasiadas monterías que los mejores puestos ya están asignados y no se sortean (propiedad del monte, amigos de la orgánica, locales, etc.…)

Nuestro puesto estaba situado al final de la Traviesa de la Luz, un cortadero en medio de la mancha que se había limpiado de monte para el mantenimiento de la línea de postes de la luz de la Estación de Esquí de La Pinilla. El puesto tenía un estrecho pasillo de pequeños robles melojos que cruzaban el cortadero, era un paso natural de los cochinos para cruzar más cubiertos.

En la suelta de rehalas, en la parte baja de la mancha, empezaron a sonar muchas detonaciones que ya nos avisaban que la mancha tenía bastantes jabalís. Mucho antes de llegar los perros a nuestro puesto, oímos unos pasos en medio del robledo que nos anunciaban la llegada de un jabalí. El animal se detuvo justo antes de entrar en el pasillo de melojos y cruzar el cortadero, fue un instante infinito y de máxima tensión, el guarro estaba parado, escuchando y venteando para asegurarse que el paso era seguro. Finalmente, un enorme guarro negro rompió al cortadero y pudimos abatirlo a menos de 20 metros con dos disparos de nuestro rifle express, la emoción del lance no se puede describir con palabras.

A lo largo de la montería contamos hasta 289 disparos y en la junta de carnes vimos 47 guarros, 9 de ellos con buen trofeo. Los perreros también comentaban que al menos otros 14 cochinos habían quedado en el monte sin poder sacarlos.

En resumen, una gran montería de cochinos con buenos resultados en cantidad y calidad de los trofeos.

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