En Segontia 7, los resultados no cumplieron con las expectativas

Con la tripa llena de las viandas navideñas, y luciendo algún regalo de los Reyes, de nuevo los cazadores de Segontia nos reuníamos al comienzo del nuevo año.

De buena mañana, en el bar de siempre, caras conocidas nos felicitábamos el año, e ilusionados ya estábamos de nuevo en una montería.

La mañana fue muy fría, pero soleada. El sorteo puntual, y las armadas salieron a colocarse rápidamente. En este caso contábamos con cuatro armadas.

Todos recordábamos la nevada que había el año pasado en esta cita, en la que, a pesar de estar el monte complicado de montear, nuevamente los jabalís se apostan bajo sus encinas como pudimos comprobar en la junta de carnes.

El cazadero está situado en un alto. Es un monte plano de meseta, de encinas. La teoría, puesta en práctica de manera muy exitosa en otras ocasiones, en este caso no funcionó, o al menos como esperábamos.

Si bien es cierto que los perros se esforzaron en los carrizos, no salieron las piaras que se suponían dentro.

Los jabalíes fueron salieron a golpe de tesón de los perros, pero de nuevo Eolo se propuso advertirlos de la presencia de los cazadores, y el viento de norte que soplaba, justo desde la situación de los puestos hacia el carrizal, provocó que ninguno subiera, y los que salieron forzados se dirigieron hacia otro monte mucho más lejano, pero en dirección opuesta a tan característico olor.

La suelta, no se hace en el monte, sino en unos carrizos que distan un trecho de las encinas. Allí se soltaron los perros, justo cuando los puestos terminaran de colocarse, con la intención de que los cochinos que pudieran salir se dirigieran al monte más cercano, donde los puestos les estaban esperando.

Tras un buen rato en los carrizos sin poder sacar al resto de cochinos de tan complicado lugar, los perros por fin se dirigieron al monte, y allí se sucedieron bastantes ladras, pero resultaron a los corzos en la mayor parte de los casos.

Algunos disparos sueltos, y ya al final de la montería parece que la cosa se animó, y se vieron varios cochinos por los puestos. Uno de ellos, ya a las tres de la tarde, saliendo por las labores retiradas de la mancha, se topó con una postura de cierre ocupada por Pedro Moreno, que abatió acompañado de nuestro gran amigo Isidro. Fantástico guarro. Enhorabuena.

Nuevamente esta mancha nos sorprendía con estos machos navajeros que combinan la seguridad del monte con la comida y piaras de los carrizos.

Esta vez los puestos se retiraron del monte a eso de las tres y media por el empeño y tiempos de la salida de los carrizos, siendo el resultado de 6 jabalíes.

Tras el camino de regreso a Sigüenza, un buen caldo calentito acompañado de unas alubias que quitaban el sentido esperaba a los cazadores que se lo tenían más que merecido.

Otro fin de semana de buen ambiente, resultado incierto e ilusión intacta. Nos vemos en la próxima.

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