¿HAY BECADAS SEDENTARIAS?
Esta es una de las típicas discusiones entre cazadores, aunque gracias a la ciencia y la difusión, es una realidad conocida ya por la mayor parte de cazadores.
En el año 1858, una sociedad de cazadores recopiló en España una obra titulada “Tesoro del cazador con escopeta y perro. Arte de buscar, perseguir y matar toda clase de caza menor de pelo y volatería”. En el Capítulo IX titulado De la caza de chochas o becadas, encontramos lo siguiente:
“…vienen a principios de noviembre de las altas montañas de los Pirineos, a donde vuelven a principios de marzo, aprovechándose de la noche y del viento norte para viajar”.
A tenor de tal afirmación, cabe preguntarse si ya tenían confirmación de becadas nidificantes en Pirineos o es una mera especulación a causa del desconocimiento de sus costumbres migratorias. La primera impresión es pensar esto último, pero un poco más adelante encontramos:
“Cuando regresa a las montañas la chocha, se fija en los sitios más solitarios elevados, donde hace su nido, que forma en la tierra, con hojas y yerbas secas entremezcladas con pedacitos de ramas, todo junto, sin arte y amontonado contra el tronco de un árbol o debajo de alguna raíz gruesa: pone cuatro o cinco huevos oblongos, algo mayores que los de paloma, de un color gris rojizo, y señalados con ondas más oscuras y negruzcas. Los polluelos corren en cuanto salen del cascaron” .
Parece obvio, que es la primera referencia literaria de becadas nidificantes en España. Los orígenes del Roding podrían ser de esta manera en 1858.

En 1786 el parlamento irlandés aprobó una ley para la preservación de la caza, con fuertes sanciones económicas para todo aquel que destruyese nidos o huevos de faisán, perdiz, codorniz, urogallo, ánades, chorlitos y becacinas. No incluyen las becadas, por lo que posiblemente o en ese momento no criaban aún allí o no se tenía constancia de ello. En 1889 en The Irish Naturalist, Moffat ya demuestra que la becada es un pájaro de cría irlandés.
En la literatura científica, si bien el primer artículo es de 1879, publicado en Zoologist, uno posterior de Baxter en 1923 detalla minuciosamente todos los avistamientos de nidos en Escocia desde principios del XIX, siendo el primero en 1827 y de ahí en adelante enumera año por año todos los nidos localizados en Escocia de forma regular prácticamente cada año a lo largo del país.
Especifica el artículo, que el incremento de nidos en la centuria es proporcional a la reforestación de roble, siendo en el siglo anterior un ave considerada únicamente como migratoria. ¿Cambió de hábitos la becada con la reforestación?
En el citado artículo de 1879, se hace referencia a los prejuicios de los cazadores que, no habiendo visto nidos, no creían que anidase allí, salvo aquellas que no tenían fuerza para emprender una larga emigración. Estos prejuicios, siglo y medio después permanecen en muchos cazadores. En este artículo sorprende que la reforestación con abetos y el cambio climático sean atribuidos como causa del incremento de sedentarias, así como el que los propietarios de los señoríos ordenasen a sus guardas que no se las molestase en primavera.
Lamentablemente, casi dos siglos después en muchos países está permitido cazar becadas durante el celo, lo que demuestra que los avances científicos y técnicos no van de la mano de la evolución de la ética, la moralidad y el sentido común.
Actualmente en Reino Unido de las 59 becadas que han equipado con equipo radio telemetría, casi un 10% han resultado ser becadas residentes en las Islas Británicas. Es un porcentaje sin duda atípico, por lo elevado, y es impensable en España un número tan alto. No obstante, la combinación de esta metodología con el estudio del deuterio en pluma eleva la población británica e irlandesa a un sorprendente 17% el número de autóctonas.
Un siglo después que en Irlanda y Escocia, Castroviejo en España publica en (1965) los resultados de sus observaciones de croule realizadas entre los años 1962-1963, concluyendo que las becada nidifica de forma regular en los bosques caducifolios de Pirineos y Cordillera Cantábrica. Establece Somosierra y Ayllón como los enclaves más meridionales de bosques caducifolios de tipo boreal, donde cría la becada. Los siguientes estudios de Vizoso y ahora del CCBP a través del proyecto Roding demuestran que no es así.
En 1977 Vizoso y Shorten añaden luz a la investigación en España con la identificación de nidos en Vizcaya, Álava, Burgos, Logroño, Teruel y Cuenca.
Vender, vender, vender y buscarse la vida.
La verdad no interesa a casi nadie. Y descubrirla por nosotros mismos, menos aún. Vivimos una época en la que la inmensa mayoría paga por que le digan lo que quiere oír y unos pocos venden todo aquello que pueda ser comprado, sin pararse a pensar en las consecuencias.
Si alguien se pregunta por qué se ha llegado a este estado de cosas (a nivel social, político, económico…), que piense un poco en el mercadeo infame en el que se han convertido muchos de los factores de la vida: información (o desinformación), aficiones, educación, sanidad, “cultura”…
Para intentar escribir un solo capítulo del “catecismo” de la becada, hay que tener, por lo menos, 30 temporadas intensas intentando darle caza. Los que puedan hacerse una idea de lo que significan 30 temporadas intensas, comprenderán perfectamente a lo que me refiero. Y comprenderán también, que después de haber pasado ese corte, no te quedan muchas ganas de ponerte a escribir tus memorias. Te basta con lo importante: tus recuerdos.
El mejor deseo que puedes dedicarle a los “novatos”, es que salgan a aprender por si mismos. En la caza de la becada y en la vida misma.