Cataluña, la primera comunidad española en la que se empezaron a tomar medidas excepcionales dada la sobrepoblación de jabalíes, sobre todo en la provincia de Girona y Barcelona, debido al incremento y densidad de individuos por kilómetro cuadrado.
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Mucho se ha hablado de la especie durante todos estos años: sobre sus costumbres, monterías, aguardos y distintas modalidades de caza, pero un tema poco comentado es el cambio de comportamiento, adaptación y aprendizaje que van adquiriendo las nuevas generaciones de “jabalíes urbanos”.
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Hace bastantes años, se empezaron a ver los primeros jabalíes que, esquivos y temerosos, entraban a los núcleos urbanos. En la pandemia el incremento fue muy alto y poco a poco los recorridos fueron más habituales en sus costumbres diarias —dado que no encontraban peligros— y los veíamos en los jardines, bañándose en las fuentes, etc.
Más adelante, aprendieron a darle la vuelta a las basuras, también a tumbar contenedores y, una vez volcados, abrirlos para alimentarse. Un hecho que los jóvenes ejemplares contemplaban, aprendían y —con el paso de los años— practicaban, por lo que cada vez se hacía más habitual.
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Es habitual encontrarlos en zonas de merenderos. Aprendieron que, acercándose a las mesas donde las familias tenían la comida, estas huían consiguiendo ellos comida fácil. También es frecuente verlos en verano acercándose a la playa, donde también aprovechan para robar la comida a los bañistas. En las redes sociales corrían videos de todo tipo. En Cataluña hubo casos de ataques a vecinos de urbanizaciones que por la noche salían a tirar la basura: los jabalíes aprendieron que, si se les acercaban con decisión, la gran mayoría de personas soltaban las bolsas y salían corriendo, por lo que ellos conseguían su alimento.
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Los agricultores sufren a diario destrozos en sus campos de cultivo y tratan de buscar solución realizando métodos de todo tipo para paliar sus daños: desde colocar altavoces conectados a una radio, botellas, cuerdas con cascabeles, espantapájaros…; acciones que les han funcionado las primeras noches, pero no con el paso de los días. El uso de pastores eléctricos, un sistema que sí es efectivo, pero con un alto coste que los agricultores no pueden asumir, dadas las grandes extensiones de los cultivos y los metros necesarios para cerrarlos.
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Los datos de 2022 son realmente alarmantes. Uno de cada tres accidentes de tráfico en carretera eran provocados por jabalíes. Hablamos de un total de 5.000 accidentes en Cataluña, siendo dos de ellos con fallecidos y casi 300 heridos.
Dada la sobrepoblación, desde la Generalitat de Catalunya iniciaron en 2017 un programa pionero de esterilización para reducir la reproducción de los jabalíes, pero al poco tiempo empezaron a aparecer hembras esterilizadas —les ponían una marca en la oreja— con crías, por lo que se puso en duda la efectividad.
Otro de los métodos que desde la Generalitat se puso en marcha fueron las “patrullas nocturnas” en las que desde vehículos (normalmente 4×4 tipo pick-up) salían por la noche y, con focos, localizaban los ejemplares y los abatían con arma de fuego.
Un método más para reducir la población son las jaulas trampa que fueron autorizadas hace años, siendo un método que a pesar de tener un trabajo constante (colocar la comida, revisar las jaulas) es bastante efectivo.
Sin duda, la mejor solución: ¡los cazadores!
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Los censos anuales de capturas de jabalíes, llevadas a cabo por los cazadores catalanes, suman más de 50.000 ejemplares, llegando algunos años casi a lograr los 100.000 ejemplares.
Si entramos en detalle, en 2022 hubo un gran número de ejemplares abatidos por cazadores. En Barcelona se cazaron casi 22.000 ejemplares, más de 25.000 en Girona, 15.694 en Lleida y 7.689 en Tarragona; consiguiendo así un total de más de 70.000 ejemplares abatidos en tan sólo un año por cazadores.
Sin duda, la acción más eficaz es la caza, en la que la figura del cazador toma protagonismo.
¡Viva y vive la caza!
@pasioncazaypesca2022