Los conflictos entre el lobo y los ganaderos se intensifican mientras la Administración mira hacia otro lado. Félix Sánchez Montes nos ofrece su visión sobre ello haciéndose eco de las últimas noticias al respecto.
El pasado 14 de marzo se cumplieron 35 años de la muerte, por un fatal accidente de aviación, del gran defensor y divulgador de la naturaleza que fue Félix Rodríguez de la Fuente.
Este naturalista, cetrero y cazador en su juventud (no lo olvidemos) fue el responsable directo de que el lobo ibérico no se extinguiera en la Península. Su defensa a ultranza del lobo en sus programas en la televisión logró cambiar en gran parte de la población española la idea negativa que se tenía sobre este animal, denostado por muchos y defendido por unos pocos.
El paso de los años y este cambio de mentalidad logró que las poblaciones de lobos se fuesen recuperando en España y en un momento dado se permitiese su caza controlada al norte del río Duero. Este aumento de la población, que cada día que pasa coloniza nuevos territorios, ha traído, como era de esperar, problemas.
Los ganaderos han visto cómo sus cabañas han sido atacadas, sufriendo muchísimas bajas en la mayoría de los casos. Es indudable que el lobo debe de existir como componente de nuestra fauna, pero bien gestionado. Ya he dicho muchas veces que, en mi opinión, el cazador es el primer ecologista de acuerdo con la definición de esta palabra que ofrece la RAE:
■ 1. adj. Que propugna la necesidad de proteger la naturaleza.
■ 2. com. Persona que es partidaria de la defensa ecológica.
La Administración, como siempre, estuvo lenta a la hora de cubrir los daños ocasionados con el pago de ayudas, y por lo tanto el desánimo cundió entre los ganaderos al ver que perdían sus animales por los lobos y no conseguían que le fuesen resarcidos los daños ocasionados a su cabaña ganadera.