La Oficina Nacional de la Caza, la Conservación y el Desarrollo Rural (ONC) considera una irresponsabilidad que se hayan paralizado los controles poblacionales de cabras montesas en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Unos controles derivados de problemas sanitarios producidos por el exceso de población de cabras en el parque y en los que iban a colaborar de manera desinteresada cazadores de la zona.
Resulta lamentable que, una vez más, una organización animalista, en este caso PACMA, haya puesto sus intereses personales por delante de los intereses generales del conjunto de los sectores, olvidando los perjuicios que esta decisión puede tener en toda la zona a muy corto plazo. Y es que la población de cabra montés está totalmente descontrolada en este parque, con un censo superior a los 2.400 ejemplares en constante crecimiento ante la ausencia de depredadores.
Esto está causando ya serios problemas a ganaderos de la zona, cuyas reses son finalmente sacrificadas por el contagio de enfermedades como la sarna y la tuberculosis bovina, tal y como ha puesto de manifiesto recientemente la Unión de Agricultores, Ganaderos y Silvicultores de la Comunidad de Madrid (UGAMA). Una situación que a medio plazo podría afectar también al ser humano. Asimismo, está en riesgo la supervivencia de muchas especies de flora propias del Parque Nacional de Guadarrama, que serán incapaces de soportar la presión actual.
Todo esto convierte en una gran irresponsabilidad la postura de PACMA, que con una supuesta protección de la cabra está poniendo en peligro a otras especies animales, al ser humano y al propio futuro del Parque Nacional. Con iniciativas así queda demostrado una vez más lo lejos de la realidad del campo que están las organizaciones animalistas y lo poco que conocen de cómo mantener el equilibrio de nuestros ecosistemas.
Por todo ello, la ONC se suma a la UGAMA y pide que se actúe de forma contundente desde todas las instancias para retomar esos controles poblacionales de cabras montesas lo antes posible para que la zona tenga una densidad adecuada de esta especie, evitando así los riesgos sanitarios y de equilibrio ecológico que conlleva el mantenimiento de la situación actual.