Numerosos estudios avalan que el plomo es el material más adecuado para la munición en términos de sostenibilidad, de rendimiento y prevención de accidentes, contradiciendo así posturas generalmente alarmistas basadas más en criterios emocionales que en análisis realizados con rigurosidad científica.
En este sentido, la Oficina Nacional de la Caza, la Conservación y el Desarrollo Rural (ONC) quiere destacar algunos de los últimos informes conocidos en este ámbito, que avalan la postura de la ONC y del conjunto del sector cinegético de defender la continuidad de este material.
A finales de 2015 se llevó a cabo un simposio internacional sobre el uso de la munición de plomo en la caza y el tiro deportivo, abordando este debate desde diversos puntos de vista.
Entre las conclusiones de dicho simposio destacan algunas:
– El uso de metal de plomo es altamente sostenible, ya que puede ser reciclado un número infinito de veces y las tecnologías disponibles hacen que el proceso sea económicamente ventajoso.
– Ningún otro material puede garantizar los mismos resultados en términos de sostenibilidad y rendimiento.
– Varios estudios científicos y trabajos de investigación internacionales muestran que el plomo metálico en municiones no tiene un impacto significativo en la salud humana y el medio ambiente en comparación con otras formas de plomo que se encuentran en la tierra, el mar y los ríos por causas totalmente ajenas a la caza.
– Los fragmentos de plomo en carne de caza, si se ingieren, no pueden ser absorbidos directamente por el cuerpo humano, ya que vienen en forma metálica. Sin embargo, los alimentos que se consumen en grandes cantidades por la población en general, tales como cereales, productos lácteos, verduras y agua corriente, pueden tener mayor impacto en la exposición alimentaria humana al plomo.
– Así, por ejemplo, el Doctor y especialista en Toxicología Klaus-Hinnerk Baasch explicó que el plomo contenido en la munición no tiene relevancia para la protección de los consumidores, la protección de especies o el medio ambiente.
– Por su parte, Holger Von Stetten Doctor especialista en Medicina Interna, destacó una vez más que la prohibición de las municiones de plomo para la caza no reduce la contaminación por plomo de la población, puesto que la exposición alimentaria humana al plomo entre los consumidores se produce a través de otros alimentos más comunes que han podido absorber plomo por causas totalmente ajenas a la caza.
OTROS DATOS Y PRECEDENTES
Además, hay que tener en cuenta otros factores y datos importantes a la hora de llevar a cabo este análisis.
Así, por ejemplo, en 2012 Suecia propuso restringir el uso de plomo metálico, y preparó un expediente de restricción que incluía específicamente la munición de plomo.
Como parte de este proceso, la Agencia Europea de Sustancias Químicas encargó un informe que examinaba los costes de la sustitución de los perdigones de plomo (no todas las municiones).
Los cálculos elevaron la cifra a un mínimo de 4.700 millones de euros en 25 años. Finalmente Bruselas decidió no restringir el uso de perdigones de plomo.
Por otra parte, hay que insistir en que el plomo es un producto omnipresente en los productos alimenticios, de forma que cualquier restricción sobre el plomo en la carne de caza debería tener consecuencias para otros productos con mayor contenido de plomo, tales como vino, hierbas, mariscos, determinados pescados, cereales, patatas y un largo etcétera.
Finalmente dichos estudios subrayaron que las cantidades de plomo que pudiera abrigar la carne de caza vienen motivadas por la absorción del mismo a través de las plantas con las que se alimenta la fauna silvestre: por características externas como en el resto de los alimentos, en ningún caso por la munición de plomo.