La nueva temporada ya calienta motores, e inmersos en la cría, las reservas de nuevos pájaros, las compras en los foros, los viajes a Inglaterra buscando mejores ejemplares, todo hace presagiar que la calidad y el nivel de los pájaros va a estar a una altura que ni los legendarios cetreros podrían imaginar.
Es obvio que la cría en cautividad, la “fiebre” cetrera en el sur de Europa y, por supuesto, la cultura milenaria de los Emiratos Árabes están propiciando que la cetrería se expanda como nunca en nuestra sociedad.
La combinación de naturaleza, ave y caza, junto a la originalidad de pertenecer al colectivo cetrero, están convirtiendo a este arte en un hobby cada vez más al alcance de cualquier persona.
Y aunque todo está evolucionando de forma frenética, hay ciertas cosas que no cambian y que cualquier aficionado, cetrero y aquellas personas que se estén planteando introducirse en este mundo deben tener muy en cuenta: la elección del ave de presa que van a manejar.
La principal decisión que tiene que tomar cualquier persona que quiere comenzar a practicar la cetrería es el pájaro que va a utilizar. No todos valen según para qué. En este artículo realizamos un recorrido sobre los factores que hay que valorar y tener en cuenta a la hora de elegir adecuadamente el pájaro que a la postre se convertirá en nuestro compañero en esta nueva experiencia.
En este sentido, son diversos los factores a considerar: qué presas vamos a cazar, con qué campos de vuelo contamos en nuestro día a día y su entorno, nuestra disponibilidad y dedicación, la dificultad en el manejo de cada ave y, obviamente, el aspecto económico.
¿ALTANERÍA O BAJO VUELO?
La primera pregunta que debemos hacernos siempre es qué tipo de terreno y zonas de vuelo tendremos disponibles y accesibles en nuestro día a día. Con la respuesta a esta cuestión tendremos clara la modalidad de cetrería que practicaremos, y aquí caben dos opciones: altanería o bajo vuelo.
Practicar la altanería requiere de unas condiciones de terreno más específicas. Esta modalidad se practica con halcones, los cuales suben a grandes alturas para posteriormente realizar picados sobre las presas.
Por este motivo, solo decidiremos practicar la altanería si tenemos la posibilidad de disponer de campos amplios de vuelo, sin perdederos y sin carreteras ni peligros cercanos. Por su parte, el bajo vuelo nos dará mayor flexibilidad al respecto. Viñedos, bosque, campos de encinas, pinares, olivos, frutales.
Todo este tipo de orografía nos permite la práctica de esta modalidad. Es más, dentro de la modalidad de bajo vuelo tenemos también varias opciones: bajo vuelo desde el puño, halcones mano por mano (sobre todo para urraca y perdiz), bajo vuelo a la inglesa (muy extendida) y prácticas con harris y pequeñas aves, como pueden ser los cernícalos o gavilanes, sobre todo a codorniz, urracas y a otras presas de este tamaño.
¿QUÉ PRESAS VAMOS A CAZAR?
Decidida la modalidad, el siguiente factor importante a tener en cuenta son las presas que vamos a cazar. Dos son las claves que deberemos tener en cuenta: el tamaño de la presa y si es de pelo o pluma, aunque este segundo factor es importante solo si vamos a practicar el bajo vuelo.
Y aquí van unos ejemplos. Si queremos practicar la altanería sobre patos o faisanes, tendremos que buscar ejemplares grandes, normalmente hembras y con pesos superiores a los 800 gramos.
Por el contrario, si queremos cazar urraca, paloma, o perdiz, los machos de peregrinos, híbridos, barbary o shaheen son perfectamente válidos. En el bajo vuelo la decisión se complica. Para cazar la pluma, pensando que el pájaro sale del puño, tendremos que usar aves realmente rápidas y explosivas.

Precioso lance de harris sobre conejo. ¡Impresionante!
Así, para cazar perdiz, paloma o incluso pato tendremos que usar azores, teniendo en cuenta que cuanto más rápidos sean, mucho mejor. Es una cuestión de envergadura y aerodinámica. Y en este sentido, los machos de azores nórdicos son los más usados, azores finlandeses, rusos, alemanes o incluso hibridaciones entre ellos.
El pelo es otra historia. Aquí las posibilidades se nos abren. Machos y hembras de harris, azor o incluso águilas de cola roja son perfectamente válidos para esta modalidad.
Bien es cierto que si entre las presas que tenemos disponibles se encuentra la liebre, bien ibérica o centroeuropea, tendremos que tener muy en cuenta el tamaño y la batalla que presentan estas piezas, siendo las hembras de estas aves las más apropiadas para su caza.
LA DIFICULTAD EN EL MANEJO DE LAS AVES
Elegida la modalidad y las presas que vamos a cazar, el siguiente factor a considerar es la dificultad en el manejo que presentan las diferentes aves. Sin duda alguna, los gavilanes son la especie más complicada por su fragilidad y delicadeza, no siendo recomendados para principiantes.
Los azores, por su agresividad y poderío, también presentan bastantes dificultades en su manejo, además de ser pájaros que no permiten demasiados fallos en su adiestramiento. Respecto a los halcones, la gran diferencia radica en su gran inteligencia.
Los híbridos de gerifalte son animales que aprenden más rápido, más inteligentes, aunque tienen su parte buena y su parte mala. Igual que aprenden más rápido, también te ponen en aprietos de una forma más frecuente.
Por último, pequeños halcones, como cernícalos, halcones aplomados, yankees o hibridaciones entre ellos, son quizás aves más dúctiles, más manejables, sobre todo por su tamaño y por la fuerza en sus garras, lo que nos proporciona una mayor flexibilidad.
Quizás por estas razones, este tipo de pájaros son los más usados por los cetreros más jóvenes. Aunque hasta ahora nos hemos referido a la dificultad en términos propios de cada especie, no debemos dejar a un lado la dedicación necesaria para la práctica de la cetrería en cualquiera de sus modalidades.

Dos bellísimos ejemplares de Gerifalte blanco
No nos engañemos: la cetrería requiere dedicación constante. Como en cualquier otro hobby relacionado con animales, la cetrería requiere de una dedicación importante.
Para empezar, tenemos que ser conscientes de que el ave lo tendremos los 365 del año y, por tanto, deberemos estar preparados tanto en lo referente al acondicionamiento del lugar donde se encuentre como en el tiempo que le dedicaremos.
Aún así, hay especies que te ofrecen un poco más de tregua por ser más inteligentes, contar con una mejor adaptación o incluso por tamaño. En este sentido, hay un ave que destaca sobre el resto: el águila de harris.
No es una casualidad que esta especie se haya popularizado tanto entre los cetreros y, sobre todo, entre los que se inician en esta actividad. Es un pájaro inteligente, duro, que se adapta a cualquier entorno con gran facilidad, astuto y que en la caza no deja de sorprenderte.
Ahora bien, es la única rapaz que establece jerarquías, lo que habrá que tener muy en cuenta en su adiestramiento y manejo.
Texto: Vicente Aragó
Fotos: Pedro Fernández, Cristina García y Fran Bolinches